Columna más allá de la noticia
Rafael Romero(*)
Más allá de guarismos y estadísticas que manejan los organismos internacionales sobre nuestra economía, basta ver lo que pasa en la televisión peruana para darnos cuenta que efectivamente somos uno de los países donde la desigualdad se asienta más fuerte que en cualquier otra parte del mundo. El Canal 11 y específicamente un programa periodístico (“Habla el Pueblo”) han sido discriminados de la publicidad por la Asociación Nacional de Anunciantes y por el Estado. ¿Pero cómo sobrevive ante ese boicot un medio de comunicación como RBC Televisión?
Sobrevive por muchas razones: mística, credibilidad, respetar la ley, no meterse entre prebendas o sinecuras, pagar los impuestos, cumplir con sus trabajadores, decir la verdad y defender fielmente un código de principios éticos. Este contexto de lucha idealista ha permitido también que desde este año exista el “patrocinio voluntario”, por medio del cual el televidente logra que “Habla el Pueblo” siga, por ejemplo, abriendo sus líneas telefónicas a todos sin excepción. No obstante, ahora se ha sumado un nuevo concepto, el de los “empresarios emergentes”, explicado la semana que pasó −en vivo y en directo− por un hombre de televisión como Fernando Guille. Sin duda esta es una nueva fórmula que democratiza las comunicaciones en nuestro país a contrapelo de la discriminación de la cual es objeto Canal 11.
De otro lado, y tal como Fernando lo ha detallado, ante la desigualdad existente en el país no pocas veces las micro, pequeñas o medianas empresas tienen los presupuestos suficientes para anunciar en televisión, pero hoy se abre una nueva posibilidad para que no queden excluidos de este tipo de publicidad los peruanos emergentes. Y, precisamente, con relación a una fecha central de integración entre los “patrocinadores voluntarios” y los “empresarios emergentes”, Fernando viene preparando el programa especial “El Gran Gigante de Habla el Pueblo” para el próximo 3 de diciembre.
Por último, pero no por ello menos importante, esta es una ocasión para rendir homenaje a un productor de TV como él, brillante como su hermano que hoy físicamente no nos acompaña; y es que a Fernando lo sentimos tan peruano a pesar de sus nostalgias por su Argentina querida, de la cual emigró en 1973, cuando era muy jovencito y cuando recién había terminado el servicio militar en tierra gaucha. Y cómo no va a ser tan peruano si desde sus producciones “Risas y Salsa”, “Aló Gisela”, “El baúl de la felicidad”, “La guardia Serafina”, “La alegría del mediodía”, “Yo mismo soy”, “Viva el sábado” o “Fantástico”, se identificó con nuestra idiosincrasia. Vaya para ti, amigo Guille, un modesto reconocimiento de mi parte porque tú nombre es una marca nacional.
(*) Empresarios emergentes