Mario Vargas Llosa y el TC

Rafael Romero

El Tribunal Constitucional (TC) debería ser en el Perú una de las instituciones más respetables. No lo es, porque a su larga lista de artificios y desaciertos jurídicos se suman los escandalosos audios que comprometen a uno de sus magistrados –Ricardo Beaumont Callirgos−, “invitado” nada menos a la Comisión de Fiscalización del Congreso de la República a fin de que explique su patética participación en un posible tráfico de influencias.

 

Curiosamente esta citación congresal dirigida a Beaumont está fijada para el próximo martes 13 de diciembre, fecha en la cual sería distinguido el escritor Mario Vargas Llosa por el TC, con la Medalla de Honor “José Faustino Sánchez Carrión”, en reconocimiento a su lucha por la democracia y los derechos fundamentales de las personas. Sin embargo, en el fondo esta premiación no es otra cosa que parte de una estrategia mediática que busca lavarle la cara a los tribunos cuestionados, entre ellos Ricardo Beaumont o Carlos Mesía.

Recordemos que antes que Beaumont, Mesía –a la sazón presidente del TC− ha sido citado hasta en tres ocasiones al Congreso, para que responda frente a las denuncias por un posible enriquecimiento ilícito y nepotismo, pero él hasta hoy no se ha dignado concurrir al Parlamento, sabedor quizá de que hay un manto protector hacia su persona o hacia quienes suelen acompañarlo en sentencias cuestionables y condenables. Su poder es tal que hasta el entonces congresista aprista, Luis Humberto Falla Lamadrid, cuando osó denunciarlo en el anterior Parlamento tuvo que pagar caro perdiendo inclusive −a causa de ciertas movidas de la cúpula alanista− su postulación a la reelección por la región Lambayeque.

Asimismo, ya en esta legislatura, la congresista nacionalista Ana Solórzano, al conocer las serias denuncias que acusaban una larga lista de propiedades inmuebles en manos de Carlos Mesía, y de su nueva consorte (quien a la vez labora en el TC), pidió la presencia de aquél en la Comisión de Justicia; pero en menos de lo que canta un gallo tuvo que ser llamada al orden para que no insista en este cometido, quedando todo silenciado. Ahora, si bien es de público conocimiento quienes son los que blindaron a Mesía durante el gobierno aprista, ahora lo lógico es preguntamos ¿quién lo protege en el régimen nacionalista? Pienso que el premio Nobel de Literatura 2010 es lo suficientemente zahorí como para no aceptar tal supuesta distinción, al menos mientras no se aclare el cuestionamiento que existe contra los magistrados mencionados u otros como Vergara Gotelli, Ernesto Álvarez y Eto Cruz.

Expreso.