Alfonso Benavides Correa: Una difícil Vecindad

alfonsobenavidescorreaEscribe: Juan Carlos Herrera Tello (*) 

El día de hoy se cumplen cinco años de la desaparición física de mi recordado maestro Alfonso Benavides Correa, a quien le debo mucho de mi formación investigadora y en especial, la defensa de los intereses de nuestro país. 

 

Concluidas las operaciones bélicas contra el Ecuador en 1995, comenzó la idea de Benavides Correa de hacer una segunda edición de su libro “Una Difícil Vecindad” donde debería recalcarse sobre los derechos peruanos en la Amazonía.   Obviamente el papel fundamental era la intangibilidad del Protocolo de Río de Janeiro debiendo jugar un papel gravitante en su obra, lo que al final así se plasmó.

 

Para 1996 la idea comenzó a madurar más y me tocó la suerte de que me encargara de buscar textos los cuales algunos de ellos tenía en mi biblioteca. Si bien es cierto la parte correspondiente a Chile sobre el conflicto por Tacna y Arica Benavides Correa la tenía terminada, porque los argumentos que se tenían en 1988 en la primera edición, seguían siendo los mismos, era necesario agregarle algunas cosas en el sentido de las consecuencias que se dieron por la firma de las Convenciones de Lima de Mayo de 1993, y en especial la interpretación del Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario en torno a las servidumbres internacionales que consagra dicho pacto al Perú en Arica. 

Cuando llevo un Atlas de Colombia de 1895, y vemos las proyecciones territoriales de ese país en lo que ahora es nuestra Amazonía, se percata que el texto es dedicado por su autor a Fabio Lozano Torrijos el después firmante del Tratado definitivo entre Perú y Colombia en 1922. Y allí nuevamente recuerda la obra de Leguía en torno a la demarcación y me dice “te das cuenta, este mapa marca una frontera totalmente diferente a lo que hoy tiene el Perú y Colombia, ponte en los zapatos de Lozano, quien llevó a su pueblo un acceso artificial al Amazonas y no un acceso natural como se les decía a los ciudadanos de su país, debe ser muy duro engañar a todo un pueblo por tanto tiempo, y luego decir que se habían equivocado“. 

Así desfilaban ante nuestros ojos el Alegato del Perú en su juicio de límites con el Ecuador ante el árbitro español, realizado por José Pardo y la Memoria del Perú escrita por Cornejo y Osma, donde hay una serie de detalles muy precisos sobre nuestros derechos a la margen izquierda del Amazonas y la consolidación de la Real Cédula de 1802 que agregaba aquellos territorios al Virreinato del Perú. Más adelante, era necesario mencionar los textos esenciales de Alberto Ulloa en Posición Internacional del Perú y a Víctor Andrés Belaunde en la Constitución Inicial del Perú ante el Derecho Internacional, ambas ediciones el Embajador las tenía autografiadas por sus autores. 

En lo que se refiere a la parte de Chile, recuerdo la visita de Gustavo Pons Muzzo quien le hace entrega al Embajador Benavides de unas fotografías tomadas a la reja que separaba la estación del ferrocarril de Tacna a Arica con la explanada que conducía al muelle que Chile había construido para el servicio del Perú. Así como Pons Muzzo hubo varios amigos del Embajador Benavides que aportaban con su granito de arena al texto que iba engrosándose más y más. Por la extensión del libro le había sugerido al Embajador que mejor deberían ser dos tomos, uno dedicado a nuestro conflicto con Chile y el otro referente al Ecuador, ya que había una gama de fuentes que podrían ser utilizadas. Benavides Correa, quiso siempre que sea un solo tomo y así fue que se concluyó con su obra más querida, la Segunda Edición de “Una Difícil Vecindad”, texto que contó con 903 páginas y que tuve el honor de hacer la transcripción y donde mi recordado maestro me dedica inmerecidos elogios por mi ayuda. 

La fotografía que aparece en la caratula, la conseguí en exclusiva para ese texto. En la primera edición aparece solo el morro de Arica, el símbolo máximo del Perú de luchar hasta el final, y donde reposa el honor nacional jefaturado por Bolognesi y los que quemaron el último cartucho. En la segunda edición tenía que variar, y que mejor mensaje que el dejar siempre plasmado que la Estación del Ferrocarril de Tacna a Arica llegaba a un malecón construido para carga, y que esa Estación no nos la entregaba la Convención de Lima, sino que dicho instrumento nos sacaba de los 1535 metros de la bahía de Arica, y que el Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario nos dejaron allí. 

Hoy, mirando el texto que me dedicara mi maestro por mí cumpleaños, recuerdo aquellos días, departiendo conocimientos, discutiendo posiciones, consultando obras, buscando textos que nos eran negados en muchos lugares, pero la satisfacción del deber cumplido cuando aquel 24 de octubre de 1997 en el Salón de Grados de la Casona de San Marcos fue presentada su obra, su obra más querida. 

Como me gustaría hablarle de mis investigaciones para el Congreso en torno a personajes que nos llevaron a la guerra en 1879. Como gustaría que me aconseje y me dijera por donde debo ir para encontrar más y más información. Pero sé muy bien que desde donde está, seguirá guiándome para seguir sirviendo al Perú, siguiendo la estela que él me dejó. 

A los cinco años de su partida a la eternidad, sigo extrañando a mi maestro, y ante la necesidad de consultarlo, siempre pensaré en lo que él debió haber hecho en determinadas situaciones. Siga guiándome maestro…. 

(*) Abogado

 

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