Superando la cincuentena
por Herbert Mujica Rojas
Cruzar las cinco décadas y superarlas en un año es asunto que ocurre sólo una vez. De puro simple el palurdo dirá que esto es lugar común, no obstante que no es quien celebra sino otro. De algún modo constituye la chance de mirar atrás pero, sobre todo, es el acicate retador para otear el horizonte y definir ambiciones, bruñir expectativas, concretar sueños. Y la premisa fundamental es que uno es apenas un modestísimo obrero transcriptor de informaciones y conocimientos, un soldado que tiene muy claro que la sabiduría encerrada representa un genuino crimen. Un país con lumbreras que sólo proyectan el haz de luz a sus avenidas es como la oscuridad hambrienta que atrapa en sus sombras y yugula cualquier porvenir.
En tiempos de Internet y listas de interés, de blogs y demás denominaciones a cual más estrambótica, el comunicador tiene el deber irrenunciable de aprovechar estos recursos. No hay excusa alguna válida. O se está en el combate diario y proveedor de informaciones, análisis, o se opta por la claudicación lastimera de la típica queja.
Mirando desde los 51 años estas evoluciones del alma pareciera mentira pensar que tres décadas o algo más, atrás, bucéabamos en bibliotecas, apuntes, investigaciones que se leían con ojos miopes o présbitas de tanto esfuerzo pero había la satisfacción que enseñaba y aleccionaba. Hoy Internet provee de facilismos corruptores y que cercenan la capacidad de buscar y conciliar pruebas y asertos. No sólo eso: ha permitido que algunos se consideren a sí mismos escritores talentosos o científicos que firman lo que otros hacen, no siempre bien. Una recomendación ineludible debiera ser por tanto no dar crédito de cosa juzgada a lo que hay en la red. Dice el dicho: no todo lo que brilla es oro.
En día aniversario cuesta mucho pensar, si aquel recodo de ínsito valor, nos es permitido, de modo que la mejor celebración que puédese hacer es renovar la promesa insobornable de pelear en buena ley, buscando la victoria de nuestros ideales de justicia social, igualdad y fraternidad. Creer que obtendremos comprensión total es una quimera. Afincar en el esfuerzo la mejor voluntad de construir el anhelo perenne y rector de nuestras vidas. Hoy que comenzaron los segundos cincuenta años simbólicos, mi saludo de esperanza, mi respeto invariable y la jaculatoria cantante por los que lucharon por la patria, por su historia genuina de la que aspiramos a ser sus trovadores y difusores, algún día.
Amén.