Playas no aptas y eufemismos
El ministerio de Salud informó que 25 playas fueron calificadas como "malas" y "muy malas", 16 (64%) están en Lima y sus provincias, según evaluación de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa).
El ministerio de Salud informó que 25 playas fueron calificadas como "malas" y "muy malas", 16 (64%) están en Lima y sus provincias, según evaluación de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa).
En escuetos comunicados Digesa dice que evaluó el agua, la arena, restaurantes, etc. Lo que no dice es que la evaluación fundamental es la calidad del agua, y esas playas “malas” y “muy malas” en realidad contienen un nivel de coliformes fecales que excede en mucho el límite permitido.
Entre médicos y personal de salud se entiende lo que eso significa, no obstante, para mucha gente ese es un lenguaje técnico. Peor es cuando en Digesa dicen que las playas están “aptas”.
Pero, ¿qué significa que una playa sea apta, mala o muy mala? En cuanto a la calidad del agua de mar, que es lo básico, eso significa que cuando una playa es mala o muy mala excede el límite permitido de coliformes fecales.
Una playa apta tiene un número permitido de coliformes fecales. Ese es el problema. Deberían decir una verdad más clara y señalar que coliformes fecales son organismos provenientes de los excrementos humanos, en pocas palabras, el agua contiene caca.
Entonces, ¿por qué hablan de playas “aptas” y “buenas”? Si alguien nos dijese que una piscina es mala porque tiene 10 kilos de excremento humano, nadie entraría. Pero nadie tampoco entraría si nos dijesen que sólo tiene 100 gramos de excrementos, aunque nos aseguren que esa cantidad no nos enfermará, nadie querrá entrar porque se trata de algo asqueroso.
En realidad, todas las playas de Lima tienen excremento humano, ya sea poco, mediana cantidad o mucho. El hecho de que una playa contenga poco excremento y que no presente un peligro de epidemia no debe dejar de lado el hecho de que el agua contiene excremento humano y que, por tanto, se trata de aguas asquerosas y esa debería ser una información que llegue de manera clara a la gente, que ahora acude alegre creyendo que porque la playa es "apta" se trata de aguas buenas.
Ninguna playa tiene el olor que antes tenía, esto es, un olor a mar limpio y algas, ahora todas tienen un olor mortecino.
Esperemos que las obras de tratamiento de aguas servidas se echen a andar pronto, de modo que disminuya la cantidad de materia fecal (excremento) lanzado al mar.
Entre médicos y personal de salud se entiende lo que eso significa, no obstante, para mucha gente ese es un lenguaje técnico. Peor es cuando en Digesa dicen que las playas están “aptas”.
Pero, ¿qué significa que una playa sea apta, mala o muy mala? En cuanto a la calidad del agua de mar, que es lo básico, eso significa que cuando una playa es mala o muy mala excede el límite permitido de coliformes fecales.
Una playa apta tiene un número permitido de coliformes fecales. Ese es el problema. Deberían decir una verdad más clara y señalar que coliformes fecales son organismos provenientes de los excrementos humanos, en pocas palabras, el agua contiene caca.
Entonces, ¿por qué hablan de playas “aptas” y “buenas”? Si alguien nos dijese que una piscina es mala porque tiene 10 kilos de excremento humano, nadie entraría. Pero nadie tampoco entraría si nos dijesen que sólo tiene 100 gramos de excrementos, aunque nos aseguren que esa cantidad no nos enfermará, nadie querrá entrar porque se trata de algo asqueroso.
En realidad, todas las playas de Lima tienen excremento humano, ya sea poco, mediana cantidad o mucho. El hecho de que una playa contenga poco excremento y que no presente un peligro de epidemia no debe dejar de lado el hecho de que el agua contiene excremento humano y que, por tanto, se trata de aguas asquerosas y esa debería ser una información que llegue de manera clara a la gente, que ahora acude alegre creyendo que porque la playa es "apta" se trata de aguas buenas.
Ninguna playa tiene el olor que antes tenía, esto es, un olor a mar limpio y algas, ahora todas tienen un olor mortecino.
Esperemos que las obras de tratamiento de aguas servidas se echen a andar pronto, de modo que disminuya la cantidad de materia fecal (excremento) lanzado al mar.