Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Standord señala que 22 pesticidas de uso común están estadísticamente asociados con una mayor incidencia del cáncer de próstata en los Estados Unidos.
Se trata de una observación estadística, no de un estudio sobre los mecanismos de los pesticidas en el organismo, que conduzcan a este tipo de cáncer como causa directa.
Cuatro de estos pesticidas fueron potencialmente clínicamente significativos porque estaban vinculados con la muerte por cáncer de próstata, indica el estudio publicado en la revista Cáncer, de la Americam Cancer Society.
Los investigadores analizaron datos a nivel de condado sobre 295 pesticidas y su vínculo con las tasas de cáncer de próstata en los Estados Unidos. Contabilizaron un retraso de 10 a 18 años entre la exposición a pesticidas y la aparición del cáncer de próstata, debido a la naturaleza de crecimiento lento de este cáncer.
Entre los 22 pesticidas asociados con una mayor incidencia de cáncer de próstata, tres ya se habían vinculado anteriormente con el cáncer de próstata, incluido el ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D), muy usado en los Estados Unidos para controlar las malas hierbas como los dientes de león, el trébol y los cardos.
Desde 2014, la tasa de incidencia del cáncer de próstata en los Estados Unidos ha aumentado un 3% anual, y el cáncer de próstata en etapa avanzada aumenta aproximadamente un 5% cada año, según la ACS. En el mundo, el cáncer de próstata es uno de los cánceres más prevalentes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una revisión de 62 estudios publicados en 2021 por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) indica que la exposición ocupacional a pesticidas actúa como un desencadenante importante de varios tipos de cáncer, incluidos el mieloma múltiple, el cáncer de vejiga, el linfoma no Hodgkin, la leucemia, el cáncer de mama y el cáncer de próstata.
Las personas y sus mascotas pueden estar expuestas al 2,4-D cuando juegan o caminan sobre césped tratado. Este pesticida se comercializa con varias marcas, incluidas Weed-B-Gone, Acme y Aquakleen.
Los 19 pesticidas restantes identificados en el estudio no habían sido asociados previamente con el cáncer de próstata y abarcan una variedad de herbicidas, fungicidas, insecticidas y un fumigante de suelo.
Entre ellos, cuatro pesticidas se relacionaron explícitamente con una mayor incidencia y mortalidad por cáncer de próstata. Entre ellos se encontraban los herbicidas trifluralina, cloransulam-metil y diflufenzopir, y un insecticida, el tiametoxam.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) clasifica solo la trifluralina como un “posible carcinógeno humano”. Los demás “no son probablemente cancerígenos” o tienen evidencia que respalda su “no carcinogenicidad”.
Este estudio sirve como un primer paso importante para identificar posibles causas ambientales al cáncer de próstata, dado el papel significativo que pueden desempeñar los pesticidas en la incidencia y mortalidad por cáncer de próstata.
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