Es el tipo de cáncer con mayor incidencia entre los varones peruanos. 17% de los peruanos admite haber tenido un alto estrés durante el año anterior. Cáncer de próstata crece de manera alarmante en el Perú, donde se registran 2,600 nuevos casos al año y cerca de 1,900 muertes en el mismo período, según INEN.
La relación entre cáncer y estrés se va haciendo cada vez más nítida. En el caso del cáncer de próstata, en particular, un estudio realizado por el Albert Einsten College of Medicine de Nueva York y publicado por la revista Science halló la forma en que el estrés influye en la evolución de esta variedad de cáncer y su propagación en el organismo.
En el Perú el cáncer de próstata ocupa el primer lugar de incidencia en la población masculina, con un 15,1% de casos registrados por la Dirección General de Epidemiología en el 2013.
Los investigadores del centro de estudios neoyorquino observaron que los ramales del sistema nervioso —simpático y parasimpático— desempeñan, bajo el influjo del estrés, un rol importante en el desarrollo del cáncer de próstata.
El sistema nervioso simpático nos prepara para reaccionar ante las llamadas “situaciones E”: escape, estrés, ejercicio y emergencia. La frecuencia cardíaca aumenta y se contraen los vasos sanguíneos. El sistema nervioso simpático genera entonces la noradrenalina, también llamada “hormona del estrés”, que al unirse a las moléculas en la superficie de las células tumorales libera los productos químicos que estimulan el cáncer.
A su vez, el sistema nervioso parasimpático, que ayuda al cuerpo a relajarse y conservar la energía, contribuye a propagar el tumor. Una evidencia de esto la encontraron los investigadores al analizar tumores agresivos, los cuales demostraron contener más fibras nerviosas que los no agresivos. Estas fibras nerviosas les sirven como una red para su expansión.
Peruanos estresados
Una encuesta realizada en el 2015 por el Instituto de Análisis y Comunicación Integración determinó que seis de cada diez peruanos declaran haber tenido una vida estresante durante el último año. De un total de 2,200 personas entrevistadas en diecinueve departamentos del Perú, el 17% fueron hombres que admitieron tener un alto nivel de estrés.
Entre los factores que predisponen a este estado de ánimo se encuentran: las dificultades económicas, los problemas de salud, la inseguridad ciudadana y el estrés laboral, en ese orden.
Se incrementa el cáncer de próstata
El cáncer de próstata crece de manera alarmante en el Perú, donde se registran 2,600 nuevos casos al año y cerca de 1,900 muertes en el mismo período, según estadísticas del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). En el mundo es el segundo de mayor incidencia, por detrás del cáncer de pulmón, con cerca de un millón de nuevos casos diagnosticados cada año.
Los factores de riesgo
Recordemos que, además del estrés, los factores de riesgo que predisponen al cáncer de próstata son: la edad (sobre todo a partir de la quinta década); los antecedentes familiares (el riesgo se triplica cuando hay historial familiar de la enfermedad); la mala alimentación (los obesos son más proclives); la diabetes y el sedentarismo. Asimismo, la población negra tiene mayor posibilidad de contraer este tipo de cáncer en comparación con otros grupos demográficos.
La detección temprana es la clave
Como en todos los tipos de cáncer, ayuda mucho en el de próstata la detección temprana del mal. Si bien en las fases iniciales no se presentan síntomas definidos, es necesario que los varones a partir de los 40 años estén atentos si presentan dificultades o esfuerzo al orinar, problemas de erección, debilidad o dolor en piernas y pies, espalda o caderas, sangrados en la orina y goteos o escapes.
Aun si no se presentaran estas molestias, la visita al médico para los mayores de 40 años es obligatoria. El examen de antígeno prostático en sangre y el tacto rectal ayudan a determinar el tamaño de la próstata y la presencia de tumores. El médico indicará en cada caso la futura periodicidad de las pruebas.
El cáncer de próstata es una enfermedad mortal
Afortunadamente, existen nuevas opciones de tratamiento que reducen el riesgo de progresión de enfermedad y muerte. La sofisticación de la medicina actual y el mejor conocimiento de la forma en que actúa la enfermedad permiten que no siempre sea necesaria la quimioterapia, con su secuela de malestar y fatiga que resulta incapacitante y contribuye al estrés del paciente. Hoy en cambio las terapias se pueden hacer con medicamentos orales, inclusive en las etapas avanzadas de la enfermedad.