Herbert Mujica Rojas
Con alborozo propio de la época arranca Navidad en el ministerio de Relaciones Exteriores. Leamos El Peruano.
En la Resolución Suprema No. 303-2015-RE de fecha 21-12-2015, en su artículo 1, se resuelve: “Nombrar Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria del Perú en la República Portuguesa a la Embajadora en el Servicio Diplomático de la República Gloria Lissette Nalvarte Simoni de Isasi”.
Doña Gloria forma parte del trío de mujeres poderosas en Torre Tagle, al lado de la canciller Ana María Sánchez y la ministro y jefe de gabinete, Aelín Pérez. Además es integrante de la Comisión de Ascensos, con voz pero sin voto, pero no hay documento, papel o circunstancia que no pase bajo su celoso y detallado escrutinio, notas y demás acápites prolijos.
En la Resolución Suprema No. 302-2015-RE, se dice en su Artículo 1: “Nombrar Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú en los Estados Unidos Mexicanos al Embajador en el Servicio Diplomático de la República Julio Hernán Garro Gálvez”.
Don Julio también presta concurso en la controvertida Comisión de Ascensos que hasta hoy no informa a la ciudadanía del país entero sus dictámenes en torno a los nuevos embajadores, proceso que ha producido, como todos los años, desazón, decepción, arrogancia, abusos, subidas y bajadas con soponcios y padrinazgos vergonzantes que elevan a ineptos e iletrados como si fueran dignos de ostentar la representación peruana en cualquiera de sus casas diplomáticas en el exterior.
Tres embajadores fueron licenciados antes de tiempo en Brasil, Guatemala y Portugal y enviados a sus casas a rumiar nostalgias y penas.
Aprovechando la vacancia de México se nombró a Garro. Y se abrió la puerta a Nalvarte para Portugal. Sin embargo quedan embajadores más antiguos a la espera de sus respectivos nombramientos al exterior. Las preseas son parte del ritual que devuelve favores, encubre silencios y finiquita conchabos no escritos pero muy eficaces a la hora de construir tejidos y claves vinculantes.
En Cancillería se producen hechos que dan mucho que hablar. Verbi gracia, el ministro Carlos Polo Castañeda, fue el único gratificado con alza de notas lo que le puso en el disparadero para el ascenso a embajador. ¿Quién explica cómo se produjo esta elevación en sus notas?, ¿hay una mano negra en la Comisión? Sabido es que Polo fue compañero de estudios de la actual canciller Ana María Sánchez y que es engreído del ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe. ¿Títulos suficientes, que no intelectuales para la categoría superior? Ni qué decir sobre su deplorable torpeza respecto del capítulo de pasaportes electrónicos hoy con prisas apuradas y al galope más descarado en RREE.
No sólo eso, meses atrás y disfrutando de ningún descuento don Carlos se dio un paseíto por Italia, tal cual reza la RVM/272. Leamos:
“Licencia para perfeccionamiento profesional con goce de haber, para que participe en el Décimo Curso de Derecho Migratorio Internacional, organizado por la Organización Mundial para las Migraciones, en la ciudad de San Remo, República Italiana, del 29 de setiembre al 3 de octubre del 2014 (RVM/0272/RE de 26/9/2014).
Múltiples llamadas alertan contra los abusos consuetudinarios, cada fin de año, que se producen en los ascensos y las protestas son altisonantes aunque pocas veces documentada. No obstante, estamos muy alertas a sus expresiones. Perú requiere un servicio diplomático de altísima preparación no en la trampa o picardía, sino en el ajedrez de la política internacional en que se juegan los destinos del mundo contemporáneo. Mientras que el amiguismo compadrero y rastrero, presidan u orienten el escalafón, persistiremos en dar señales deprimentes con funcionarios inútiles y mediocres. ¡Para eso no paga el pueblo peruano sus tributos!
Y, como el lector habrá reparado, Navidad comenzó a lo grande en Cancillería.
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