Alfredo Palacios Dongo
El Comité Patrimonial Mundial de Unesco en su 7.ª sesión (diciembre 1983) inscribió a Machu Picchu en la lista de “Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad”, sin embargo, desde hace 11 años (desde la 28ª sesión en julio 2004 en Suzhou, China, hasta la última 39ª sesión en julio 2015 en Bonn, Alemania) nos viene advirtiendo que muchas de sus observaciones sobre peligros que la afectan no han sido superadas por malas condiciones de gestión, y aunque nuestra ciudadela se ha librado temporalmente de ser incluida en la lista de patrimonio en peligro la advertencia continúa y la decisión definitiva la tomará dicho Comité dentro de 5 meses en su 40.ª sesión, en Estambul, Turquía, entre el 10 y 20 de julio próximo.
Imperativo nacional: conservar y preservar nuestra identidad
En la última sesión en Bonn (julio 2015) fue designado Vicepresidente del Comité el embajador Manuel Rodríguez Cuadros, donde también se decidió la visita de una misión a Cusco y Machu Picchu entre el 26 y 30 de este mes para constatar el cumplimiento de las observaciones, poniendo énfasis en los riesgos por recibir diariamente gran cantidad de turistas. Según el Plan Maestro la capacidad máxima es 2,500 visitas diariamente pero el jefe de la Dirección de Cultura del Cusco, Ricardo Ruiz, ha reconocido que ingresan un promedio de 3,300.
Además, verificarán sobre el crecimiento desordenado del pueblo de Aguas Calientes (desde donde se asciende a la ciudadela), inadecuado plan de ordenamiento urbano, inexistencia de planta de tratamiento de aguas residuales en el distrito las que son arrojadas al río Vilcanota (proveedor del recurso hídrico a Machu Picchu), determinación de parámetros de edificaciones (altura y características), control de ingreso a la ciudadela por Santa Teresa, plan de riesgo para afrontar emergencias, entre otros.
Bajo este panorama, nuestra extraordinaria ciudadela de 37,320 hectáreas, enclavada a 2,430 msnm en la ceja de selva de Urubamba, Cusco, ha soportado por muchos años deficientes condiciones de gestión, el Plan Maestro 2015-2019 de conservación del santuario fue recientemente aprobado (abril 2015) y tenemos muy poco tiempo para cumplir las observaciones del Comité, el cual, durante su 40ª sesión en Estambul (julio 2016), decidirá su inclusión en la lista de patrimonio en peligro. Como imperativo nacional, sus estructuras y entorno natural deben conservarse y preservarse cabalmente por tratarse del legado más importante y trascendente de nuestra cultura incaica.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 16 de enero de 2016