Ubaldo Tejada Guerrero
El escenario del siglo XXI, es fiel reflejo de lo sucedido en la sede de Lima, con el FMI y la OCDE, expresiones de una nueva organización mundial de la producción, cuyas características podemos resumirlo en tres: la primera, el dominio único del capital financiero internacional; segundo, el rol económico de los estados nacionales que es asumido por tres actores: el capital financiero internacional, los estados imperialistas líderes y sus organizaciones (FMI, BM, OCDE) y sus nuevos tratados (TLC, TPP, y TISA); y tercero, los estados nacionales y sus gobiernos como instrumentos de poder y de los grandes monopolios que operan allí.
América Latina y el Caribe (ALC), viene comprendiendo que necesita de un esfuerzo sin precedentes, para superar la ventaja inicial de los nuevos escenarios mundiales. Grandes retos embargan a ALC como continente joven en la administración de la ciencia de la administración, pues recién en los últimos 25 años la administración pública y privada, se hace más científica en nuestros países.
Lo cierto es que después de la reunión de las potestades del FMI y el BM, el Perú del siglo XXI sigue siendo un escenario para las grandes desigualdades, donde observamos que los niños en edad escolar que muestran desnutrición, el 78% tienen problemas de aprendizaje. Si la izquierda es inerme a ésta realidad, sería un desperdicio en la edificación de un nuevo contrato social, para superar un Estado republicano deficiente y corrupto históricamente hablando.
José Carlos Mariátegui lanzó tres perspectivas claves para enfrentar la globalización, la primera que “tenemos el deber de no ignorar la realidad nacional, pero también el deber de no ignorar la realidad mundial”, la segunda referida la mentalidad estratégica cuando expresa que “La capacidad de comprender el pasado es solidaria de la capacidad de sentir el presente y de inquietarse por el porvenir” y en esa dirección afirma que “No se puede afirmar hechos e ideas nuevas, sino se rompe definitivamente con los hechos e ideas viejas”; y la tercera que “Los pueblos con mas aptitud para el progreso, son siempre aquellos con mas aptitud para aceptar las consecuencias de su civilización y de su época”.
A manera de diagnóstico y homenaje a Héctor Béjar Rivera, utilizaremos con mayúscula, sus expresiones en su discurso sobre la refundación de las izquierdas en el Perú: “Nuestro país es distinto al que teníamos en los setenta, cuando existía la izquierda unida. Somos casi el doble de peruanos y peruanas. Un nuevo proletariado compuesto por millones de microempresarios, campesinos parceleros, pequeños agricultores, trabajadores y trabajadoras eventuales en la ciudad y el campo, niños y niñas trabajadores, pequeños comerciantes, mineros, pueblos originarios amazónicos y andinos, trabajadores y trabajadoras que la tecnocracia denomina informales, explotados de todas las ramas de la producción y los servicios, se han incorporado a la antigua sociedad que era habitada solamente por los campesinos, obreros y los empleados de la clase media y la oligarquía.
Nuestra sociedad es mas compleja, mas numerosa, necesita un mayor estudio y comprensión, tiene mas y mas profundos problemas-pero también es mas injusta que antes”. (“I Encuentro de las izquierdas por la refundación de la república”-Lima 17/04/2,010-Perú).
Dos preguntas iniciales ¿Podrá la izquierda peruana reencontrarse con la nueva sociedad del siglo XXI? ¿Podrá la izquierda peruana reencontrarse unitariamente entre ellos mismos? ¿Podrá la izquierda peruana ser creación heroica, sin calco ni copia?
Las respuestas a las preguntas anteriores, requieren primero. no sólo aptitudes (conocimientos), segundo fundamentalmente nuevas actitudes (carácter) en el ejercicio para crear un nuevo lenguaje en la realidad a transformar en nuestro Perú profundo, y tercero, sobre todo ligar la política con la moral.
A las izquierdas les espera un largo camino por recorrer en el Perú, para edificar una propuesta hacia una democracia real y una ciudadanía plena. La izquierda peruana no ha podido incorporar, aún los conceptos claves de Mariátegui sobre la nueva sociedad peruana, que en esencia es “creación heroica, sin calco ni copia”, sencillamente como expresaba el pensador Álvaro Mendoza Diez: “..el marxismo-es una teoría eminentemente crítica-que aplica las categorías del marxismo a la comprensión de las nuevas realidades-que-debe aplicarse al esclarecimiento de temas y problemas sobre los cuales no existe entre los distintos grupos de izquierda una concepción uniforme” (“Revista Antropológica”-Universidad Nacional de Trujillo-Página 82-Perú-1971).
Finalmente Mariátegui le dice a la izquierda peruana, que “Somos todavía muy pocos para dividirnos. No hagamos cuestión de etiquetas, ni de títulos” y “Que no empleen sus armas, ni dilapiden su tiempo en herirse unos a otros…”. Ese es el sentido de una Izquierda Unida, lo contrario el pueblo lo sancionará.