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Alejandro Sánchez-Aizcorbe

    Si la democracia consiste en votar por el mal menor, el futuro es, en el mejor de los casos, menormente malo. En un mundo cuyo sector alto se define por Rabelais, Gargantúa y Pantagruel, y sus sectores pobres por la distopía extrema, la disyuntiva que se nos plantea es insultante y quizá apocalíptica.

 

     Los niños negros y pobres de Flint (Michigan) tienen el cuerpito lleno del plomo que les viene del agua del río que el gobernador republicano eligió como abrevadero y fuente de agua potable en general para las pobres gentes de Flint a fin de ahorrarse unos pesos dentro del marco de un recorte presupuestal (austeridad) exterminador.

     La llamada austeridad —en nuestro antiguo lenguaje el llamado paquetazo económico, o el shock propuesto en el Perú por MarioVargas Llosa y su equipo de genios libertarios (inclusive Alfredo Barnechea y el Opus Dei)—, el shock matapobres, mataniños y mataviejos tan bien ejecutado en dicho país por Alberto Fujimori y sus prosélitos, en algún momento de la historia antidistópica o utópica será llamado por sus múltiples nombres, entre los cuales me animo a mencionar dos íntimamente ligados: genocidio económico y ecocidio. Y en aquel mundo utópico los responsables de los genocicios económicos y los ecocidios serán juzgados y castigados de acuerdo a ley.

    Los niños pobres de Flint tienen el cuerpo lleno de plomo. Los niños ricos de Davos lo tienen lleno de buen aire. Davos es la ciudad más alta de Europa donde se acaba de realizar el Foro Económico Mundial cuyo lema ideofílico fue la Cuarta Revolución Industrial. Ésta incluye la aceptación de la guerra perpetua como determinante de las revoluciones tecnológicas y su perfeccionamiento vía la mejora de los asesinatos selectivos en cuanto se reduzcan los "daños colaterales" o, mejor dicho, el asesinato impune de inocentes.

 El enlace entre los niños pobres de Flint y los niños ricos de Davos es el siguiente: en Europa y Norteamérica los glaciares y el pergelisuelo (permafrost) se derriten sin distinguir clases sociales. Los niños pobres de Flint y de Baltimore y los niños ricos de Davos son inocentes hasta que llegan a la edad de sus padres. Entonces, los jóvenes adultos aplican los genocidios económicos y militares planificados en las mejores universidades, escuelas de guerra y think tanks del mundo —donde desde el punto de vista del progreso humano reinan hoy más que ayer la uniformización del pensamiento y las represalias contra los científicos y pensadores que se atreven a descubrir la verdad—, y no pocos de aquéllos —los pobres— encuentran empleo en los complejos militares que les proporcionan alguna felicidad si no mueren o quedan destrozados física y psicológicamente de por vida.

De allí que el papa Francisco considere obligación de cristiano involucrarse en política, porque la política, según él, es una de las formas más altas de caridad en cuanto busca el bien común, y la abstención es jugar a Pilatos, lavarse las manos.

Pongo en severa duda que los adultos de Davos, ayer niños inocentes, busquen el bien común. Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam International, en un esfuerzo porque las grandes corporaciones del mundo dejen de evadir impuestos y traigan su dinero de los paraísos fiscales, ha escrito al iniciarse el Foro Económico Mundial: “DAVOS – sesenta y dos. Ése es el número de personas de las más ricas del mundo que poseen el equivalente de lo que son dueños los 3.6 billones de individuos más pobres.” O sea una disminución del número de personas más ricas del mundo respecto a las 388 que eran en 2010 y al mismo tiempo una mayor concentración de la riqueza y un aumento de la brecha entre ricos y pobres.

    Como muchos otros, Winnie Byanyima sostiene que la desigualdad actual es el resultado de 30 años de desregulación, privatización, secretismo financiero, globalización y evasión de impuestos mediante paraísos fiscales —lo que pretende hacer Luis Iberico en pequeño en el Perú—, amparado por el señor Acuña (plata como cancha) y rectores alquilados. No vale la pena relatar que ni Iberico ni Acuña ni sus rectores alquilados conciben la política como una de las formas más altas de caridad. Ni siquiera la conciben como una forma de lavarse las manos a lo Pilatos. La entienden como la forma más baja de llenarse las manos de dinero mientras los niños se siguen muriendo de frío en el Perú e ingiriendo plomo en Flint, Michigan.

    No esperemos que Historia les dé nombre a quienes permiten esas muertes. Y, siguiendo el consejo del papa Francisco, involucrémonos en política sin corrompernos como ellos, en aras del bien común, por el futuro de los niños de los Estados Unidos de América y del Perú y de cualquier parte del planeta donde no nos creamos las mentiras y las medias verdades del neoconservadorismo genocida, ecocida y suicida.

    Existe una solución de continuidad entre el FREDEMO de Mario Vargas Llosa y los gobiernos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. Es de esperar que tal continuidad no se rompa por obra de las próximas elecciones, un accidente más de una decadencia insoslayable.

Referencias 
Winnie Byanyima. “Inequality Hits Davos.” https://www.project-syndicate.org/commentary/world-leaders-should-address-inequality-by-winnie-byanyima-2016-01#PlJhjeQWQ6uUykMv.99

El papa Francisco sobre la participación de los cristianos en política. https://www.youtube.com/watch?v=_VUlFUlTOnI

Derretimiento de glaciares. https://ca.edubirdie.com/blog/graphic-dramatic-glacier-melt-and-earths-temperature-record