Jans Cavero*
Los últimos sucesos acaecidos dentro del Frente Amplio confirman mi tesis de que la cúpula de Tierra y Libertad impone las decisiones políticas más importante del frente. En este contexto, Verónika Mendoza ha demostrado incapacidad para hacer prevalecer principios y actuaciones democráticas en el interior del grupo que la ha investido como candidata presidencial. Este comportamiento se explica, entre otras razones, por la inexistencia de un aparato político sólido al que pertenezca Mendoza, con fuerza para disputarle hegemonía a Tierra y Libertad.
La obsesión de Verónika por liderar la izquierda en el Perú no puede descartase prima facie. No se trata de encabezar un club de amigos, sino de liderar toda una tradición histórica por la que han transitado ilustres militantes, reputados dirigentes políticos y sociales, además de cuadros con formación política partidaria. Naturalmente, algunos irresponsables se han esforzado por generar dicha expectativa, bajo la consigna de que el futuro de la izquierda está en ella.
Pero esta actitud insensata no es privativa de Mendoza. En Tierra y Libertad hay también predestinados, tan igual como en los partidos comunistas y otros grupos considerados de izquierda que están en la misma lógica de creer que tienen, entre sus militantes, lideres naturales, indiscutibles, imprescindibles. ¿Por qué no se evalúan criterios como legitimidad, representatividad, territorialidad, formación política, trabajo de base? Porque en la actualidad es la videopolítica la que inventa, impone, y posiciona candidaturas. Se trata de la opinión teledirigida, según Sartori.
En el transcurso de los 2 últimos meses han abandonado el Frente Amplio los siguientes actores: El Partido del Pueblo, integrado por disidentes del APRA y miembro pleno del frente; Sergio Tejada y su Bloque Nacional, cuyas condiciones para su integración estaban dadas luego de la ruptura con los fonavistas; Justiniano Apaza, Congresista de la República, no aparece en la lista congresal por Arequipa; Jorge Rimarachín, otrora integrante del Frente Amplio, postulará por Democracia Directa. Todos ellos, salvo el último, argumentaron lo mismo para prescindir del frente: Conductas antidemocráticas en la toma de decisiones.
Tierra y Libertad encabeza las listas congresales. En Lima, Glave va con el 1; en Cusco, Wilbert Rozas; en Cajamarca, ni qué decir, Arana; en Ayacucho, Humberto Morales va con el 1. ¡Qué suerte tiene el partido de Arana! ¿Cuántos militantes de Sembrar son cabeza de lista?, ¿cuántos militantes del grupo de Martina Portocarrero encabezan listas congresales?, ¿cuántas regiones son encabezadas por el Partido Socialista o trabajadores afiliados a la CUT?
Para las tribunas el Frente Amplio representa el cambio, nueva generación, vanguardia, democracia interna, izquierda postmoderna, igualdad, organización horizontal, apertura amplia. No obstante, internamente, no es así. En el frente subsisten viejas prácticas antidemocráticas y el sectarismo que achacan a la izquierda histórica y que dicen combatir.
Un caso también para el análisis lo constituye la CUT, central sindical integrante del Frente Amplio. Julio César Bazán, máximo dirigente .de esta organización, nunca participó en las elecciones internas de Lima Metropolitana, por tanto no le corresponde integrar la lista congresal. Sin embargo, ha sido invitado por la élite del frente para ir con el N° 8. ¿Qué pasó?, ¿Dónde quedaron las elecciones internas?, ¿por qué no se presentó a las primarias?, ¿no se supone que el dirigente de una central sindical arrasaría en votos a sus contrincantes? Vaya uno a saber, lo cierto es que la CUT pertenecía al Partido Socialista. Hoy pertenece al Frente Amplio y ha estado más cerca a Tierra y Libertad desde que ésta cuenta con inscripción vigente.
En este escenario difícil para la izquierda, ¿qué hacemos? Me temo que la izquierda debe refundarse de verdad, para dar paso a varios imperativos categóricos aún pendientes.
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