keiko cara diabloVíctor M. Castillo Sánchez.

El fujimorismo ha implementado un conjunto de estrategias que aunque le han permitido alcanzar objetivos parciales, al mismo tiempo reflejan sus límites y su fracaso en el principal de sus objetivos: alcanzar nuevamente la presidencia e impulsar la libertad de Alberto Fujimori mediante la destrucción del Estado de Derecho y la ofensiva mediática contra la sociedad y la democracia peruana.

Las estrategias que el fujimorismo ha implementado hasta el momento son las siguientes:


I.- Primera estrategia: la “defensa del legado” de Alberto Fujimori


Con el ExPresidente Alberto Fujimori apresado, procesado y condenado, la estrategia fujimorista consistió en la proclama, defensa y propagandización del “legado” de Alberto Fujimori. Esta estrategia estaba destinada a destacar sus supuestos puntos fuertes: la lucha antiterrorista y estabilidad económica.

Dicha estrategia le permitió consolidar un grupo político y adquirir una identidad a partir de la cual alcanzar un objetivo concreto: la conformación de una bancada en el congreso como barrera a toda iniciativa democrática de investigación y lucha anticorrupción.

Dicha estrategia, sin embargo tuvo las siguientes limitaciones y debilidades:

-Conllevaba la negación de toda responsabilidad jurídica y política de las atrocidades, corrupción y saqueo que perpetró el fujimorismo. Dicha postura recalcitrante y extremista no es electoralmente idónea para alcanzar la presidencia.

-Destruyó la labor democrática del grupo parlamentario al convertirlo en un séquito del Expresidente, evidenciando ante el electorado que el fujimorismo no ha aprendido e insiste en las viejas prácticas de encubrimiento y trampa a las formas democráticas.

-Existe un sistema anticorrupción que ha detenido, procesado y condenado a centenares de delincuentes de la mafia fujimorista. Mientras existan los procesos a dicha mafia el electorado tendrá frente a sí la memoria de lo que perpetraron contra la nación peruana.

-Olvidó el principio de la física política: el insolente y revanchista discurso fujimorista fue contraproducente al despertar y movilizar a la conciencia ciudadana, al mostrar el riesgo de una inercia ciudadana frente a la corrupción y fascismos que intentan infiltrarse e institucionalizarse en el sistema político.


II.- Segunda estrategia: “preservar la memoria” del gobierno de Alberto Fujimori


Mientras las fuerzas políticas de la Democracia se desgastaban en el escenario parlamentario en inútiles intrigas y escándalos, Keiko Fujimori efectuaba desde el 2011 proselitismo político en los mayores centros poblados y zonas donde el fujimorismo posee bolsones electorales, a efectos de preservar el voto leal y sentar las bases para el crecimiento electoral en la actual campaña del 2016.

Se suponía que con la combinación de ambas estrategias el fujimorismo iba a alcanzar los siguientes objetivos:

1.- El crecimiento del electorado fujimorista.

2.- Posición política favorable para arremeter contra la democracia en la búsqueda de la libertad de Alberto Fujimori. Dicho objetivo iba a ser alcanzado mediante la combinación del poder político, el poder mediático y la asonada popular favorable a dicho intento.
Sin embargo, ni el electorado del fujimorismo ha crecido, ni Alberto Fujimori alcanzó la libertad y la manipulación de la opinión pública no dio resultado.

Por tanto, las estrategias fujimoristas fracasaron y es dicho fracaso el que ha conducido a la tercera estrategia.


III.- Tercera estrategia: El maquillaje y la supuesta renovación política


A consecuencia de la inutilidad de las anteriores estrategias el fujimorismo ha adoptado las siguientes medidas: a) Ha abandonado la postura de la recalcitrante “defensa del legado”; b) A nivel de discurso muestra apertura hacia el liberalismo: predica los derechos humanos, pretende apoyar la lucha anticorrupción y pretende presentarse distante de los poderes económicos que lo financian y a los cuales siempre defendió rabiosamente y supuestamente admite los crímenes cometidos por la mafia fujimorista; c) Ha iniciado un recambio de personajes para confirmar su supuesta conversión a un partido demócrata, intentando irradiar la imagen de una ruptura con el pasado, y d) Ha fabricado ex profeso un supuesto conflicto entre “albertistas” y “keikistas”, de modo tal que el primer sector quedaría con la carga recalcitrante y fascista mientras que el segundo sector representaría un viraje hacia el compromiso con la democracia y sus instituciones.


La última estrategia demuestra la debilidad del fujimorismo y preludia su próxima derrota:

1.- Lo que antaño era percibido por propios y extraños como la principal fortaleza del fujimorismo –La “defensa del legado”- en realidad es un lastre que le impidió la victoria en las elecciones en las que ha participado. Reivindicar la figura de Alberto Fujimori no constituye un activo sino un pasivo del fujimorismo.


2.- La labor de camouflage ha sido un fracaso: el candidato a vicepresidente es un exministro fujimorista que amenazó con desalojar a balazos a huelguistas; el secretario general del fujimorismo no ha aclarado las denuncias por lavado de activos; la exprocuradora Vilcatoma -presentada como reflejo de compromiso con la lucha anticorrupción-, antes había ido a ofrecerse como candidata presidencial a otro partido y cuando le dieron las puertas en las narices recién acudió al fujimorismo; Keiko admite los delitos de la mafia pero niega toda autoría de su padre con lo cual mantiene la misma actitud recalcitrante y obcecada de negar lo que es verdad histórica.


3.- La necesidad de maquillar sus facetas más cuestionables e intolerables muestra que el fujimorismo es consciente de que su traje y discurso que antaño le dieran curules parlamentarias, sin embargo no le alcanzan para obtener la victoria electoral.


4.- En el contexto de la lucha electoral los líderes políticos -por consideraciones que van desde el convencimiento movido por el altruismo ético  hasta la conveniencia electoral- van a asestar golpes directos a la línea de flotación del fujimorismo: el abandono de su principal emblema y su reemplazo por un disfraz que a nadie engaña, creyendo que el electorado peruano desea un pasado al cual precisamente nadie quiere regresar: la tolerancia a la corrupción como hábito y la impunidad como el principal y único objetivo.


5.- El fujimorismo no puede igualar el caudal electoral que los partidos de la democracia y la sociedad civil pueden alcanzar mediante un pacto democrático. Es una corriente minoritaria y aislada de las necesidades presentes y futuras de la democracia peruana.


El fujimorismo actúa exactamente igual como el emblema de la violencia que cultivó en la sociedad peruana: la cultura combi. Del mismo modo como la empresa Orión cambió de nombre para intentar evadir las leyes y la memoria colectiva de los múltiples homicidios que ha cometido en las carreteras, el fujimorismo cree que por cambiar de nombres la sociedad peruana va a olvidar que el chofer está en Dinoes y que lo que ha ocurrido simplemente es que el cobrador ha subido a nuevos pasajeros a esa combi que se niega a pagar las multas que tiene pendientes con la Democracia peruana.