La coyuntura electoral se le presenta complicada al expresidente Alan García Pérez (AGP) a raíz de las últimas revelaciones que lo vinculan al presunto narcotraficante Gerald Oropeza. Cuando aún tiene pendiente acusaciones por los narcoindultos en el que liberó a casi cuatro mil narcotraficantes, surge el audio en el que Oropeza dice que el “tío Alan” tiene “toda su batería a disposición de nosotros”.
Sin duda este audio afectará su candidatura que según las últimas cifras de Datum tiene 7% de intención de voto, contra el 36% de Keiko Fujimori y 18% de Pedro Pablo Kuczynski. Para García el problema ya no es el pobre inicio de esta campaña, sino el efecto que podría generar sus posibles vínculos con el narcotráfico.
Cuando Alan García el año 1985 ganó las elecciones con 53.1% contra 24.7% de Alfonso Barrantes y 11.9% de Luis Bedoya Reyes, era un político (diputado aprista) joven sin muchos anticuerpos y que generaba la esperanza de un cambio positivo en la política. Antes de esa elección el favorito para ganar era Alfonso Barrantes, quien lideraba las encuestas de opinión aunque no por mucho margen. La figura de Alan García irrumpió en ese proceso electoral y se hizo de un triunfo contundente.
En el 2001, cuando Alejandro Toledo ganó la elección presidencial con 53.1% contra 46.9% de Alan García en segunda vuelta, la candidatura de AGP logró subir de a pocos. Por entonces nadie le daba posibilidades para acceder a la segunda vuelta. En noviembre del 2000, según cifras de Datum, Toledo tenía 26% de intención de voto, Fernando Olivera 11%, Lourdes Flores 4% y AGP ni siquiera aparecía como posible candidato.
En enero del 2001 recién aparece Alan García, regresando del exilio y con la aureola del perseguido político. Según la misma Datum el ambiente previo a las elecciones tenía el siguiente panorama: Alejandro Toledo 34%, Fernando Olivera 10%, Lourdes Flores 9% y Alan García 8%.
En la primera vuelta Alan García logró remontar las cifras y pese al mal gobierno que hizo en 1985, pasó a la segunda vuelta con el respaldo del 25.77% de electores contra el 36.61% que tuvo Alejandro Toledo, quien finalmente se impuso en la segunda vuelta y fue ungido presidente de la República.
Esta derrota le dolió en el alma a García Pérez, como el mismo confesara en más de una entrevista, nunca pensó ser derrotado por Alejandro Toledo, a quien consideraba como un político pintoresco y sin pergaminos para enfrentarlo.
En las elecciones del 2006, Alan García tampoco empezó liderando las encuestas, pero si tenía un porcentaje aceptable. En noviembre del 2005, según cifras de Datum, Lourdes Flores Nano tenía 28%, Alan García 17%, Valentín Paniagua 17% y Ollanta Humala 11%.
En este proceso decayó la candidatura de Lourdes Flores y los resultados de la primera vuelta fueron: Ollanta Humala 30.61%, Alan García 24.32 y Lourdes Flores 23.81, por lo que fue necesario ir a una segunda vuelta en el que AGP tuvo el 52.62% de los votos a su favor, mientras que Ollanta Humala alcanzó el 47.38%.
Por entonces la oratoria de García parecía tener efecto en los electores, sin embargo ahora el panorama es distinto. La palabra y las promesas no pueden tapar hechos concretos. Esta vez los casos de corrupción y principalmente la ligazón que tiene AGP con los narcoindultos y la aparición del exmilitante aprista acusado de narcotráfico Gerald Oropeza, parece que la pasará la factura al exmandatario.
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