Ponernos de pie y unidos a luchar contra el ataque patronal y del que vendrá del nuevo gobierno
Freddy Salazar. Periodista
El 1.° de Mayo, que es un día que reafirma la lucha de la clase obrera mundial por nuestra emancipación de la explotación capitalista, nos encuentra a los trabajadores peruanos en un momento difícil e intenso en desafíos.
La desaceleración económica desde el 2014 y la contracción de algunos sectores productivos, está trayendo el cierre de las actividades más débiles y produciendo despidos masivos de trabajadores; en tanto en los sectores llamados “formales” los trabajadores venimos sufriendo innumerables abusos como la no solución de nuestros pliegos, la imposición de aumentos miserables, recortes de utilidades y múltiples hostilizaciones para justificar despidos, orientados a recuperar la ganancia empresarial a costa de una mayor explotación y empeoramiento de las condiciones de trabajo.
Estos ataques, que son alentadas por el gobierno servil de Humala, también comprenden otros dirigidos a imponer los proyectos mineros, como el de Tía María y a reprimir la lucha indígena y popular que resisten la ocupación de sus territorios y la depredación de la naturaleza por las multinacionales de la minería y del petróleo.
Así, mientras por un lado se acentúa la miseria y pobreza de los trabajadores y de nuestro pueblo agrandándose las brechas de la desigualdad, en el otro polo los grandes empresarios siguen acumulando gigantescas ganancias a expensas de incendiar y extender la polarización social en todo el país, y al precio de hundir al mismo gobierno de Humala y a sus principales partidos que agonizan repudiados por la población.
En las elecciones los trabajadores no tenemos alternativa: Ni Keiko ni PPK. Voto Nulo
En estas condiciones se viene llevando a cabo un proceso electoral con cuestionamientos y dudas sobre su transparencia, donde se tacha a algunos candidatos y a otros se los favorece aparentemente con la intención de configurar un escenario donde podamos elegir entre los candidatos preferidos de los empresarios: Keiko Fujimori y PPK; una, heredera de la dictadura que arrasó con nuestros derechos, y otro, el banquero y lobista de las multinacionales que saquean al país. Así, se pretende colocarnos a los trabajadores ante la opción de elegir entre uno u otro verdugo que apenas instalado el 28 de julio atacará a la clase obrera.
Aunque los empresarios irradian de euforia ante la posibilidad de una salida a sus apremios con cualquiera de estos dos que resulten elegidos, en realidad no tienen mucho que celebrar porque los trabajadores no solo en las elecciones hemos enterrado a algunos de sus viejos partidos y líderes, sino que la misma elección de la segunda vuelta muestra que no tiene la adhesión ni el entusiasmo de las amplias mayorías que saben que tienen que elegir entre dos bandidos y ante ello se aprestan a luchar.
Ingresamos a una nueva etapa de luchas
De la mano del nuevo gobierno los empresarios pretenden recuperar sus ganancias aumentando la explotación, retirando derechos, flexibilizando las condiciones de los despidos, rebajando sus obligaciones contributivas, logrando facilidades para imponer los proyectos mineras y produciendo una mayor entrega del país a las transnacionales, por ejemplo a través del TTP.
Esta situación pone en debate la salida que necesitamos los trabajadores para el país. El “Frente Amplio” y la mayoría de la izquierda aglutinada en torno a ella pretenden una reforma del sistema con un “consenso” con nuestros verdugos, lo que en el mejor de los casos debe ser visto como un camino de buenas intenciones que nos llevan al infierno porque los empresarios, en medio de la crisis, solo vienen por más para recuperar sus ganancias.
Nada de lo que nos ocurre es una excepción: es la misma realidad que atraviesan los trabajadores del mundo como consecuencia de la crisis capitalista mundial iniciada en 2008 y de la que aún no se recupera. Con el derrumbe de la ex URSS a inicios de los años 90 el capitalismo mundial vivió una etapa de euforia y abanderó el triunfo definitivo de su sistema de explotación y auguró el fracaso definitivo del “socialismo”. Hoy que estamos peor que antes ya no habla de lo mismo pero si pretende ocultar la realidad de que estamos ante una crisis que vuelve a desnudar su propia inviabilidad, y la decrepitud de un sistema que al estar organizado para producir ganancia sólo nos ofrece empobrecimiento, guerras y destrucción de la naturaleza y del medio ambiente, una auténtica barbarie en pleno Siglo XXI.
Por eso toda pretensión de humanizar al capitalismo como propagandizan diferentes vertientes de la “izquierda”, como el Frente Amplio, es absolutamente iluso y está condenado al fracaso. Así lo demuestran las fallidas experiencias de sus referentes como Lula-Ruself en Brasil, Maduro en Venezuela, Kirchner en Argentina y Syriza en Grecia. Todo ellos lo único que han hecho es usar disfraces de “izquierda” para ajustar a los trabajadores y servir a los capitalistas.
Ante la abierta crisis del sistema se nos plantea la necesidad de que construyamos, desde el campo de los trabajadores, una salida de fondo. Esa salida no está en la vía electoral, donde los empresarios nos colocan el “menú” para que elijamos entre nuestros verdugos, sino en retomar las banderas históricas de la lucha por el socialismo; no el socialismo desfigurado de las dictaduras de los partidos comunistas de la ex URSS, Cuba o China, sino el auténtico que por ser libre y democrático se sustenta en las organizaciones de los trabajadores.
Preparémonos para la lucha hacia el Paro Nacional
En las elecciones no podemos apoyar a ninguno con el cuento del “mal menor” porque eso lleva a sembrar falsas ilusiones. Al contrario, más que nunca debemos reafirmar nuestra repudio a ambos candidatos y empezar a prepararnos para la pelea que será la única garantía de defendernos de los ataques que vendrá de cualquiera que gane las elecciones.
La preparación de esta pelea está en nuestras manos. En estos cinco años de gobierno la dirigencia de la CGTP no ha hecho nada para defendernos y la lucha ha sido desarrollada y sostenida por los sindicatos y los organismos de base. Así logramos derrotar la ley “pulpín”, frenar la aplicación del DS 013 de despidos masivos, el proyecto Tía María y los ataques de la patronal.
La garantía de la defensa de nuestras reivindicaciones está en nuestras propias organizaciones y en nuestra lucha. Pero la experiencia muestra también que nuestras solas fuerzas e incluso la solidaridad que alcanzamos no bastan para frenar la feroz arremetida patronal, quienes apuestan a nuestro desgaste para luego golpearnos con mayor saña.
Por ello necesitamos trabajar en la preparación de una acción de lucha contundente que unifique la lucha de toda la clase trabajadora y del pueblo: el Paro Nacional Obrero y Popular. No de uno de los tantos paros burocráticos convocados por la dirigencia de la CGTP y que no le hacen ni cosquillas a los empresarios. Se trata de que la vanguardia obrera tome en sus manos y desde las bases la preparación y organización de esta medida de lucha, como una respuesta unificada y combativa de todo el pueblo en la perspectiva de enfrentar y derrotar a los planes del nuevo gobierno y para imponer la solución a las reivindicaciones.
Este es nuestro significado del 1° de Mayo en el momento actual. Esta comprensión es nuestro mejor homenaje a los que fueron colgados por los capitalistas por el simple hecho de reclamar el derecho a las 8 horas de trabajo, y a los que a lo largo de más de 100 años de lucha entregaron generosamente su vida por un mejor futuro para los trabajadores. En esta hora que recordamos a nuestros mártires, especialmente al líder minero Saúl Cantoral asesinado por sicarios de la patronal minera, reafirmamos nuestra lucha por nuestros derechos y nuestra aspiración a la conquista de un mundo mejor para todos y todas sin la opresión y explotación del sistema capitalista.
¡Viva el 1.° de Mayo Clasista, Obrero y Socialista!
¡Proletarios del mundo, uníos!