keiko fujimori 69Claudia Cisneros

Ni siquiera son gobierno y ya tiene a su vicepresidente, José Chlimper, investigado en la manipulación de un audio sembrado a la prensa (http://goo.gl/NlUNRP); un secretario general y financista, Joaquín Ramírez, investigado por la DEA (http://goo.gl/lfs1Rv); y un cercano asesor, Hernando de Soto, que reconoce implícitamente que el partido está infiltrado por el narcotráfico (http://goo.gl/C06QU2). Ni siquiera son gobierno y la misma Keiko ya está siendo investigada por no poder justificar los miles de soles que su partido dice haber recabado para la campaña (http://goo.gl/Hx3JKf).

Ni siquiera son gobierno y Keiko ya tuvo que aceptar –con cuentagotas por la presión del periodista– que en anterior campaña la financió un procesado por narcotráfico (https://goo.gl/wqXDRQ). Ni siquiera son gobierno y ya llenó de tapers, frazadas y toda clase de dádivas a los más necesitados para comprar su lealtad y simpatía (http://goo.gl/2C6EkA). Ni siquiera son gobierno pero ha aplicado lo peor del clientelismo que usó su padre durante sus 11 años de populista y manipulador gobierno.

Ni siquiera son gobierno y quien pretende ser presidenta ha mentido una y otra vez, con un profesionalismo digno de mejores causas. Miente cuando desmiente a la Chacón diciendo que Alberto saldrá por la puerta grande; miente cuando desmiente a Becerril diciendo que las minorías no cuentan porque ellos tienen mayoría absoluta en el Congreso; miente cuando dice que faltó 500 días al Congreso por licencia de maternidad, cuando los números no le cuadran; miente cuando dice que representa a la mujer, cuando jamás defendió a su madre de las torturas y la pisoteó ocupando su puesto de primera dama. Miente cuando dice que está con la mujeres peruanas, cuando jamás las defendió de las esterilizaciones que las mutilaron a la fuerza y que hizo su gobierno, ese que tanto defiende y del que fue primera dama. Miente cuando dice que salió bien librada de las investigaciones por la plata que usó para estudiar en el extranjero, cuando en realidad jamás se le pudo investigar (https://goo.gl/jNn2Qf), no porque no hubiera indicios suficientes, sino porque el cuadernillo de extradición de su padre no incluyó esa investigación. Sin embargo, Keiko oculta que la Fiscalía encontró claros indicios para acusarla como autora del delito de receptación (https://goo.gl/7592yY).

Ni siquiera son gobierno y Keiko no tiene reparos en aliarse con lo peor de la mafia extorsionadora y asesina de construcción civil (https://goo.gl/mxpE5Z). Me refiero a Augusto Ramos Dolmos, que ha estado preso en Lurigancho, sindicado por el gremio oficial como quien está detrás del cobro de cupos y las muertes a quienes no se alinean.

Ni siquiera son gobierno y Keiko sigue usando el dinero oscuro –las casas y carros– de su secretario general, Joaquín Ramírez, investigado en Perú y Estados Unidos por lavado de activos y presuntos vínculos con el narcotráfico (https://goo.gl/KP3TjM). Y como hizo su padre con su Montesinos, Keiko defiende a su Ramírez (https://goo.gl/vhnl0Y).

No es gobierno pero Keiko se ha paseado estos años por el Perú inaugurando losas deportivas, amadrinando iglesias de lujo cinematográfico (https://goo.gl/25FZro) “donadas” por el clan Ramírez, investigado por lavado de activos (http://goo.gl/JpeqR7).

Ni siquiera son gobierno y ya tienen a muchos en su entorno investigados o involucrados en temas vinculados al narcotráfico: varios congresistas por lavado de activos (http://goo.gl/Enw41c); su propio hermano Kenji y su empresa Limasa en la que se hallaron 100 kilos de cocaína (http://goo.gl/LE73h7); su aliado y confeso traquetero de Tocache (http://goo.gl/CWj5cg); esto sumado a las graves declaraciones de su asesor De Soto (https://goo.gl/4hF51L).

Y todo esto antes de siquiera llegar al gobierno. Por eso y más, Keiko no es como su padre, es peor. Ha aprendido todo lo oscuro y se viene perfeccionando en ello. Y esa persona podría ser la próxima presidenta del Perú. Ojalá esta agrupación llena de delincuentes probados e investigados no nos gobierne. Con fe, hasta la última mesa, hasta el último voto y por amor al Perú, no queda más que apostar por quien garantiza democracia. No hay otra opción.


La República, 05.06.2016