Por Herbert Mujica Rojas
¿Por qué creer a rajatabla que los precarios inquilinos de Plaza Bolívar negarán el voto de confianza solicitado en su mensaje a la Nación por el presidente Vizcarra ayer por la noche? ¿Principios, moralidad, excelencia? ¡Para nada! Vulgar supervivencia.
El presidente Vizcarra planteó el voto de confianza al Congreso en torno a las reformas políticas que debieran ser esencialmente respetadas tal cual las envió el Ejecutivo. Esto no ocurrió, los manipuladores aviesos y mañosos se dedicaron a, literalmente, sacar la vuelta, al encargo del gobierno. Era claro que el interés egoísta, mediocre y miope de unos pocos tenía más valor que las urgentes medidas que atacan los pútridos cogollos del cual forman parte los legiferantes.
Tiempo atrás escribí estas palabras que, desgraciadamente, guardan vigencia acusadora:
“Perú es un país en que ocurren ridículos descalabrantes; la razón vive en la clandestinidad desde largos lustros atrás, “cualquiera es un señor.....lo mismo un burro que un gran profesor....los inmorales nos han igualado” como reza el inmortal tango Cambalache y no pocos protagonistas de los entuertos parecen no comprender que están escribiendo páginas abisales de infamia. ¿Con qué derecho palurdos multipartidarios ensucian las avenidas del porvenir de la Nación que los desprecia y abomina por mediocres?
Alabarderos, en lenguaje parlamentario, se dice portavoces, han pronunciado la especie campanuda que hay en el ambiente campañas de demolición para destruir la imagen del Congreso. Me temo que semejante idiotez no resiste el más modesto análisis.
Debiéramos subrayar que si hay algo que no tiene aquél, a eso hay que llamarle carencia absoluta de tal cualidad. A un ciudadano común y corriente, la palabra Congreso le suscita sentimientos de indignación, de cólera, de odio hacia una entidad que alberga ciudadanos privilegiados que no atinan una y que encima ganan sueldos copiosos cuanto que inmerecidos. ¿Podría Perú vivir sin Congreso?” 16-12-2009 Los burros del Establo*
http://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/los-burros-del-establo
González Prada escribió en Los honorables, Bajo el oprobio, 1914:
“¿Qué es un Congreso peruano? La cloaca máxima de Tarquino, el gran colector donde vienen a reunirse los albañales de toda la República. Hombre entrado ahí, hombre perdido. Antes de mucho, adquiere los estigmas profesionales: de hombre social degenera en gorila politicante. Raros, rarísimos, permanecen sanos e incólumes; seres anacrónicos o inadaptables al medio, actúan en el vacío, y lejos de infundir estima y consideración, sirven de mofa a los histriones de la mayoría palaciega. Las gentes acabarán por reconocer que la techumbre de un parlamento viene demasiado baja para la estatura de un hombre honrado. Hasta el caballo de Calígula rabiaría de ser enrolado en semejante corporación.”
Dar por descontado que el Congreso y sus integrantes negarán el voto de confianza puede parecer temerario. ¿Dejarían la figuración postiza, el adorno impostado, la grisura de siempre, los sueldos abultados, quienes dejaron de ser nada para quedarse sin fuente de ingresos? Eso sí que es dudoso.
30.05.2019