trabajadores oficinaPor Freddy Salazar*

Ocurrió otra vez, como en el año nuevo. Mientras nos aprestábamos a celebrar las fiestas patrias --si celebrar puede llamarse juntarse y compartir algo modesto con nuestras familias--, Vizcarra nos infligió un nuevo golpe: el DS 237. Este decreto, llamado Plan Nacional de Competitividad y Productividad, fija las metas y plazos para la implementación de las políticas aprobados en el DS 345. El DS 237 es un plan concreto con fechas y metas para implementar toda la reforma laboral que busca la CONFIEP; en este decreto, además, se fija el mes de octubre (de aquí a dos meses) para la reforma del DL 278, esto es para flexibilizar los ceses colectivos.

El  DS 345 se han asociado a la idea de la eliminación del derecho de reposición ante el despido arbitrario, pero en realidad sus objetivos van hacia el establecimiento de nuevas condiciones y derechos para la contratación y el despido de trabajadores. Las medidas se implementarán por partes y de acuerdo a las condiciones políticas. La anulación del despido arbitrario requiere un cambio constitucional, lo que ahora ni el Gobierno ni el Congreso están en condiciones de hacerlo. Pero para la reforma del DL 728 basta un decreto supremo aprobado por el MT, por eso esto es lo nuevo que trae el nuevo decreto firmado por Vizcarra mientras el país cantaba el Himno Nacional.

¿Y cómo piensan flexibilizar los “ceses colectivos”? El DL 728 tal como está no facilita los ceses colectivos como lo quiere la CONFIEP dado que los sindicatos luchan y reclaman, y en muchos casos ganan, encontrando coberturas en dicha norma. Los cambios que se piensan introducir son para ampliar los conceptos de “pérdidas económicas” y “reestructuración”, para rebajar el límite de 10% hasta a un trabajador comprendido en el cese, y para que el “cese” lo evalúe ya no el MT sino un tercero, que siempre estará del lado empresarial.  Así, con esta reforma, de los actuales ceses colectivos pasaremos a su masificación porque los empresarios no solo ya no tendrán escollos sino tendrán incentivos para hacerlo. Así, de paso, al abrirse la puerta de los despidos los empresarios ya no tendrán necesidad de recurrir al despido arbitrario por lo que éste quedará como letra muerta.

Cuando nos hablan competitividad y productividad debemos entenderlo como un plan para que los empresarios obtengan más beneficios. No estamos hablando de volumen de ganancia sino estamos hablando de rentabilidad, como decir la ganancia que antes producía el salario de dos obreros ahora lo debe producir el salario de uno. Para este objetivo hay dos caminos. De un lado la introducción de más máquinas y más sofisticación en los procesos de trabajo, lo que implica el desplazamiento de mano de obra. De otro, recortando derechos para abaratarnos. Esto es lo que se busca con la reforma laboral y dentro de ella con la flexibilización de los “ceses colectivos”.

Esto ocurre porque los capitalistas están desesperados ante el enfriamiento de la economía. Para ellos la mano de obra es una mercancía y por eso odian toda regulación que nos proteja y nos permite ganar derechos. Lo toleran mientras obtienen altas ganancias, pero cuando ellas bajan buscan suprimirlas ya que los ajustes que aplican no le son suficientes. Su ideal es tener manos libres para tomar y dejar del “mercado de trabajo” lo que quieran y como quieran, sin restricciones ni obligaciones, más que el que se derive de la libre oferta y demanda de trabajo. Por eso necesitan un nuevo marco normativo que coloque al trabajo en ese nivel. Hacia este objetivo se encaminan los DS 345 y DS 237.

Si algún obrero u obrera tenía dudas sobre la vena empresarial de Vizcarra ahora quizá vea más claro la película. Para un miembro de la clase media, incluso para un burgués, los líos entre Vizcarra y el Congreso son determinantes para tomar una posición por uno o por otro. Para un obrero no porque los dos están unidos para atacarnos: al lado de un Congreso corrupto tenemos un gobierno que aplica las medidas de la CONFIEP con aval de aquel. Nadie nos puede distraer de ver claramente que debajo del show y la crisis por las alturas lo concreto es que nos están atacando, Vizcarra y el Congreso.  

Ahora se nos pretende engañar con un nuevo debate sobre el adelanto de elecciones. A los trabajadores no nos deben engañar sobre ese falso debate y menos con una postura que lleve a apoyar a Vizcarra para seguir aplicando sus nefastas reformas y seguir con Tía María. Ya lo dijo claramente el ministro Carlos Oliva: “convocando a elecciones tendemos tranquilidad para aprobar  las reformas”. Los trabajadores decimos fuerte y claro: ¡Sr. Vizcarra y Congreso, váyanse todos ahora al carajo, con todos sus nefastos decretos, no los queremos ni un minuto más!

Al mismo tiempo nos quieren vender la ilusión de que con las elecciones habrá una salida a la crisis. La cúpula de la central dice, por ejemplo, que hay que prepararse para las elecciones de Vizcarra. ¿Y mientras tanto qué? Mientras tanto seguirán los ceses y se aprobarán las nuevas normas que la flexibilicen más, y seguirá Tía María. No se trata de esperar a las elecciones. Se trata de luchar ahora para enterrar el345 y el 237. Se trata de apoyar a Hialpesa, Cogorno, BSG y al Tambo. Se trata de luchar para que se vayan ahora Vizcarra y el Congreso. Y si bien unas elecciones convocadas en este contexto no van a representar una salida para los trabajadores, al menos ofrecerá un mejor escenario para defendernos y seguir luchando.

 

*Red Obrera