Por Hernán de la Cruz Enciso (*)

En un artículo publicado por Rebelión de España el 3 de abril de 2018 dije que Vizcarra no llegaría al 2021. La razón: si se alineaba con los intereses del país, de Palacio le sacaba el aprofujimorismo. Si se alineaba con el aprofujimorismo, le sacaba el país. Las cosas están ahora más claras que el agua del manantial. Debido al agotamiento del modelo económico, en el aspecto social Vizcarra está tratando de controlar la crisis en el sur pero se le puede escapar de las manos si las fuerzas represivas empiezan a matar agricultores. Nos encontramos, pues, en un escenario de preguerra.

La Confiep, esa organización que agrupa a los mercaderes sin escrúpulos, cerró filas alrededor de partidos cavernícolas que nos han convertido casi en un país subsahariano. La Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra) ha llevado la política al nivel de mafia. Ya nada tiene de popular ni de revolucionario ni de americana. El fujimorismo, que en algún momento fue la esperanza del país, se ha convertido en un parásito resistente que cree que el país le pertenece. En buena medida estas dos mafias son creaturas de la Confiep. Podíamos ser la primera potencia científica y tecnológica del mundo, ¿y dónde hemos terminado?: en un colgajo colonial de China y Estados Unidos, y de países como Chile que hace solo tres siglos no existían.

La crisis es insostenible. Cuatro expresidentes en la cárcel o a punto de entrar a la cárcel por ladrones y criminales y un expresidente muerto cuando el brazo de la justicia estuvo a punto de alcanzarle. La salud y la educación, que son derechos básicos, convertidos en mercancía, y los cerros hipotecados. La agricultura abandonada. La juventud sin esperanzas. Miles de dirigentes gremiales muertos, heridos o denunciados o encarcelados. Un Congreso que legisla para sus amigos pero no para el país. Calles a punto de explosionar con tanta rabia contenida.

Vizcarra lo olió muy bien y planteó elecciones anticipadas, una forma inteligente de salir del hoyo sin muertos ni heridos. Pero la Confiep ha decidido hacer lo que aprendieron del alanismo: denunciar o encarcelar a posibles candidatos que quieren recuperar los recursos naturales. La persecución política es evidente en la condena de Walter Aduviri, un líder antisistema, y sospechosa en la condena de Vladimir Cerrón, un político del sistema pero que al parecer se les escapó de las manos. Sabemos que no dejarán salir a Antauro Humala, quien amenaza al sistema como lo hacía Ollanta Humala antes de ser presidente, y ya se escucha el sonido de los grilletes detrás de Gregorio Santos. Han anunciado que denunciarán a Elmer Cáceres Llica, el gobernador de Arequipa que salió al escenario nacional hace poco. Pueden adornar las condenas con posibles delitos pero en la coyuntura política actual todo está clarísimo. ¿Qué dirigentes más vienen? ¿Adónde quieren llegar, señores de la Confiep? ¿Están buscando una guerra civil al cerrar todas las puertas de salida política a esta crisis total?

No importa, señores de la Confiep. Víctor Hugo decía que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”.. Maten pueblos enteros si quieren, encarcelen a todo aquel que no acepte el engaño, empapelen a todos los peruanos que levanten la voz de protesta, pero de aquí para adelante ustedes y las trasnacionales no volverán a mandar en el país. Ya demasiado daño han hecho a los pueblos. Se han llevado en treinta años más oro que los españoles en trescientos años. Lo que ustedes están aplicando en el Perú no es capitalismo ni liberalismo. Es saqueo. Invocan el Consenso de Washington, pero no respetan los principios del Consenso de Ginebra y se zurran en los derechos de los otros. Ustedes han creado un sistema legal para regalar los recursos naturales y para llevar a todo un país al nivel del hombre primitivo. ¿Y todavía quieren que la gente se calle mientras ustedes se cargan el país en peso? ¿Y todavía quieren que la gente siga aceptando el hueso que por caridad le arrojan mientras ustedes comen carne? Peor que a los perros. Corrompieron a cuanto presidente pusimos en Palacio. Y cuando el caso Odebrecht les salpicó empiezan a menospreciar al sistema judicial que ustedes mismos crearon y pretenden encarcelar a jueces y fiscales que se han puesto la camiseta del Perú. Saben ustedes que los millones de Odebretcht son una propina si lo comparamos con los miles de millones que recibieron de las transnacionales de la pesquería, el gas y la minería. ¿Y la venta de los puertos y los aeropuertos?

Ustedes, señores de la Confiep, ya no pueden decidir sobre nuestras vidas y sobre los destinos del país. Ustedes no han sido capaces de construir una nación a pesar de que han tenido en las manos tanto poder y tanta riqueza. Ustedes no tienen ni la preparación suficiente ni los ideales de patria. Ustedes han usado de estropajo a nuestra bandera y han convertido a nuestras fuerzas armadas en guachimanes de las transnacionales. Y se han alineado con quienes desde el exterior nos vienen aplicando la guerra irrestricta y vienen destruyendo las fortalezas de nuestro pueblo.

Ya estamos aquí. No venimos con sed de venganza, señores de la Confiep. No hay un Robespierre entre nosotros. Les tendemos un puente de plata para que puedan salir dignamente del país y dejarnos la casa. Ustedes no pertenecen a esta tierra ni pertenecen a ninguna tierra. Si se quedan, sus capitales serán respetados pero ustedes dejarán en el país más de lo que se llevan y no sacarán del Perú ni una sola piedra. Sacarán productos con valor agregado, o nada.

Para nosotros los andinos y los amazónicos, el punto de inflexión entre dos tiempos históricos y la ruptura total (reconstructora/positiva) con una era que ha degenerado en caos y destrucción se llama “Pachakuti” (cambio radical del Mundo, o la reinvención de la geopolítica de la Nación), gesta que puede ser pacífica o violenta, según los requerimientos del proceso. Hemos decidido que sea pacífica. Haremos una nueva Constitución que lance al Perú a ser la primera potencia de Sudamérica. Después del Pachakuti vendrá la regeneración mejoradora de la Sociedad y la nueva distribución armónica del poder sobre el espacio.

Son los tiempos. Tiempos de la segunda independencia y la refundación de la Patria; y la nueva historia se escribirá en la lengua de los cerros.

(*) Escritor y periodista.
http://tankaramaru.blogspot.com/