Por Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Todo parece indicar que las presuntas anomalías en el Patronato del Parque de Las Leyendas - Felipe Benavides Barreda exceden los ámbitos de la gestión de Luis Castañeda Lossio. Desde hace unos meses el exregidor metropolitano, Hernán Núñez Gonzáles viene formulando consistentes denuncias en relación a este representativo escenario arqueológico, botánico y zoológico.
Con excepción de la etapa de Susana Villarán de la Puente (2011-2014), se continúan suscitando imputaciones referidas a los polémicos puestos de venta de productos y servicios. Éstos constituyen una “mina de oro” y, por lo tanto, son objeto de tenebrosas negociaciones. Al respecto, estuvieron comprometidos los exdirectores ejecutivos de Solidaridad Nacional, Marco Villalobos Alvarado y Adolfo Guevara Ocampo.
Según la publicación del exconcejal “Parque de Las Leyendas: ¿De Guatemala a Guatepeor?”: “…Se vienen realizando de manera irregular y a dedo que, además, está afectando a los actuales concesionarios que ganaron limpiamente mediante concurso público. Así lo señala el Informe de Control Concurrente Nro. 008-2019-OCI/0241-SCC”. El expediente precisa: “…El PATPAL-FBB viene alquilando espacios o lugares mediante la suscripción de contratos, transgrediendo la normativa vigente, lo que afecta la transparencia, competencia y debido proceso, así como a los concesionarios que actualmente se encuentran prestando servicios”.
Por su parte, el autor del artículo asevera: “…Debemos enfatizar que estos alquileres a dedo no han ayudado a levantar la economía del Parque de Las Leyendas, sino por el contrario están causando perjuicio a esta entidad municipal, pues algunos de los favorecidos por la actual administración ni siquiera cumplen con pagar, tal como se demuestra en el Informe de Control Concurrente N.° 009-2019-OCI/0241-SCC”.
Me corresponde comentar un hecho insólito: en la Plaza Yanachuque, se encuentra un antiguo vagón habilitado, desde hace varias décadas, con una ilustrativa exposición arqueológica y ferroviaria. Recientes imágenes revelan que estaría siendo adaptado para una concesión. Al parecer, se trataría de un innegable desdén hacia el rol cultural de este atractivo, en el obsesionado propósito de obtener mayores ingresos económicos. Esa fue una de las características de la pandilla del lema “construyendo”: la cuestión monetaria.
Quiero recordar las acciones adoptadas en una inquebrantable manifestación de pulcritud. Aprobamos en mi época (2006-2007) el Plan de Concesiones para retirar aproximadamente 50 vendedores, a partir del 31 de enero de 2007. Esta estrategia facilitó seguir percibiendo iguales ganancias con apenas 20 tiendas licitadas en presencia de un observador del Colegio de Economistas del Perú y de la Contraloría General de la República. Este proceder no mereció ninguna objeción o denuncia y, además, logramos recuperar espacios usurpados por vendedores que dieron al parque una apariencia de “mercado persa”.
Sin embargo, fueron extenuantes las presiones provenientes de innumerables esferas. Nunca imaginé que dichos vendedores accedieran a parlamentarios, ministros, regidores, funcionarios estatales y al secretario general de la Presidencia de la República, para solicitar la prorroga de su permanencia. Nada detuvo esta invariable determinación; logramos nuestro cometido sin apelar a negociaciones subterráneas o insinuar el afamado “diez por ciento”.
En tal sentido, reitero lo expuesto en mi artículo “Parque de Las Leyendas: ¿Nuevas tropelías? (2015): “…Una noche recibí la llamada de la máxima autoridad del Servicio de Parque (Serpar) de la Municipalidad Metropolitana de Lima, Javier Arbulú Bryce. Pretendió sorprenderme diciendo que se comunicaba departe del alcalde y desde la oficina del burgomaestre para pedirme que no saque a los comerciantes. Agradecí su preocupación, lo invité a visitar el parque y le dije: ´las determinaciones únicamente las adopta el Consejo Directivo que presido´”.
“Conocedor del estilo titubeante y de la frágil lealtad de los servidores estatales ´frívolos, pusilánimes e insensibles´ —temblorosos por la transferencia próxima a perpetuarse a la comuna limeña— los convoqué al día siguiente para decirles lo contrario: que había atendido un mensaje telefónico de una alta autoridad de gobierno solicitando apresurar la salida de las adjudicaciones vencidas el 31 de enero. De esta manera, demostré firmeza en un medio colmado de cobardías, medias tintas e intereses sórdidos. Mi insistencia en ordenar el parque disgustó a los autores de haberlo convertido en un caótico campo ferial abarrotado de kioscos y ambulantes”. Me refiero a la cofradía amarilla del “mudo”, cuyos latrocinios denuncié cuando éste gozaba de una imparable aceptación ciudadana y tenía el respaldo de ciertos medios de comunicación y agrupaciones políticas.
De otro lado, son preocupantes las observaciones de la Oficina de Control Interno (OCI) sobre ciertos nombramientos que incumplirían las exigencias previstas en el Manual de Organización y Funciones (MOF). El gerente general Juan Carlos Ampuero Trabucco, ha sido asesor del Parque Zoológico de Huachipa. Coincidentemente, su gerente general Enrique Cabrejo Galdo, representa a Fiorelima SAC; empresa concesionaria en el Parque de Las Leyendas. En el sector público las formas son tan importantes como el fondo. Esa relación podría infundir sospechar y ensombrecer la probidad de su mandato.
Otro asunto necesario de desentrañar está referido a la injustificada presencia de la Sociedad Zoológica del Perú. Valiéndose de una controvertida reciprocidad contractual, esta organización tiene su sede institucional y un local comercial en áreas del parque. Además, fueron favorecidos en el período de Javier Arbulú Bryce (2007-2011) con la suscripción de una ampliación del convenio de cooperación para asegurar su precaria existencia mediante una oscura maniobra jurídica indispensable de esclarecer. Esta entidad, carente de representatividad en el quehacer conservacionista, ha logrado prodigiosos privilegios que acarrearon acciones judiciales que recomiendo revisar y monitorear.
El Parque de Las Leyendas cumple una misión social a favor de los sectores más humildes de la población, ansiosos de espacios de recreación y encuentro familiar y, al mismo tiempo, ofrece una mirada integral de nuestro admirable patrimonio ambiental e histórico. A mi parecer, es pertinente mantener sus tarifas al alcance del público y garantizar a los adultos mayores y a los acompañantes de las personas con discapacidad, la exoneración del pago de ingreso. Este tema debiera analizarse pensando en el componente humano.
Deseo reiterar mi inquietud acerca de la obligación de continuar la implementación de su Plan Maestro, actualizado durante las presidencias de Enrique Barreto Estrada (2004) y Javier Coello Guevara (2011). Este documento es central en la planificación del parque; detalla los proyectos a efectuarse con la finalidad de respetar los fines que inspiraron su creación y, por lo tanto, deben acatarlo sus actuales autoridades. Tengamos presente que incontables veces prevalece la visión de corto plazo —y la obsesión por develar placas con el nombre del funcionario de turno— sobre la perspectiva de futuro.
Este tradicional recinto de nuestra capital fue concebido por un puñado de peruanos de invictas credenciales cívicas, éticas y profesionales que entregaron ad honorem sus capacidades, con inequívoca vocación de servicio, para cristalizar esta hermosa y magnífica propuesta cultural. Quienes ocupan este honroso asiento debieran comportarse con similar coherencia, desapego y dignidad.
En consecuencia, conducirse con entereza demanda un grado de solvencia y rectitud infrecuente en un medio habituado a la debilidad, la oblicuidad, el miedo, el silencio cómplice y la carencia de convicciones. Soslayemos renunciar a los principios que enaltecen nuestra actuación profesional y recordemos las vigentes palabras del burgomaestre Jorge Muñoz Wells, en su discurso de asunción: “…Me comprometo a servir a los ciudadanos de Lima con energía, eficiencia, compromiso y, sobre todo, integridad... por mi familia, me comprometo a ser un alcalde decente”.
(*) Docente, conservacionista, consultor, integrante del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/
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