A más de mes y medio desde que fuera implementada la ordenanza metropolitana que restringe el tránsito de algunos vehículos en ciertas vías de la capital, los resultados obtenidos a la fecha son de todo tipo. Desde los positivos que analizan un mayor flujo vehicular en arterias importantes de la ciudad, según declaraciones del Alcalde Muñoz, que menciona que se aumentó de una velocidad promedio de 16 km/h a 20km/h en las vías donde se aplica la restricción; como los negativos, que mencionan hasta un 25% de aumento del flujo vehicular en vías alternas del distrito de San Isidro, por ejemplo.
Fuera de este primer pantallazo, debemos ser conscientes de que esta medida aún no puede ser evaluada en su real dimensión, mientras que permanezcan los carriles exclusivos para los vehículos que operaron para la movilización hacia las sedes de los juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019, los cuales, en teoría, deberían ser retirados el 5 de setiembre.
Lo que nos queda claro a aquellas personas que nos transportamos por dichas arterias con restricción, es que el tráfico es mucho más denso para llegar, por ejemplo, desde la VIDENA (Villa Deportiva Nacional) en el distrito de San Luis, hasta el complejo habitacional para los deportistas ubicado en el distrito de Villa El Salvador; haciendo que dicho recorrido en transporte público sea hasta un 30% mayor de acuerdo a estadísticas propias de quien se moviliza por esta arteria desde antes de implementada la medida.
Y al margen de si la medida funciona o no, lo más alarmante es ver que pese al supuesto estudio y análisis que se hizo para aplicarla, esta medida se haya modificado una y otra vez en materia de uso de horarios, tipo de vehículos que puedan transitar e inclusive cambio de límites de las vías con restricción, generando confusión y desconcierto entre quienes manejan y deben acatar las normas.
Todo esto nos hace suponer que la medida fue hecha para darle a Lima una imagen internacional de transito más decente ad portas de la realización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos, puesto que está catalogada como la tercera ciudad con la congestión vehicular más grande del mundo. Esto lo afirmamos al percibir cómo se usaron los carriles «exclusivos» para los vehículos de transporte oficial para los juegos, en una proporción descomunal a favor de los atletas para que lleguen a tiempo a sus justas deportivas y en desmedro del común de la gente que se transportaba por las vías alternas y paralelas saturadas para hacer sus actividades diarias, suponemos menos importantes para la comuna limeña como ir a laborar, por ejemplo.
Como lo dijimos al principio aún debemos evaluar qué pasará cuando se eliminen los carriles exclusivos y la medida termine de «mutar» de acuerdo a los intereses de unos y otros. Lo que nos queda claro es que el criterio de planificación no ha primado en esta medida, y lo que se buscó fue solo generar un remedio temporal que, como tantos otros, no tendrá ningún efecto real si no se ataca el tema de fondo que es la reforma del transporte, en la que realmente, nos corresponde que «juguemos todos».
desco Opina - Regional / 6 de setiembre de 2019