Jans Cavero*
La Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (UNSCH) debería ser premiada por haber ocupado el último lugar en la ejecución de proyectos de inversión durante el ejercicio fiscal 2019. Una rápida consulta a la ejecución del gasto, según los datos del Ministerio de Economía y Finanzas, la desnudan como la peor ejecutora de proyectos, ocupando el puesto 27 de 27 universidades públicas del país.
En efecto, al 30 de diciembre de 2019, la UNSCH solo ejecutó el 22.3% de su Presupuesto Institucional Modificado (PIM), porcentaje vergonzoso para una de las instituciones decanas de América. Atrás quedó la reputación académica que nuestra primera casa de estudios ostentó en la década de los 60 y 70, periodo en el que su facultad de Ciencias Sociales era superior al de la Pontificia Universidad Católica del Perú, universidad privada que en la actualidad ocupa, año tras año, el primer lugar a nivel del país en los rankings latinoamericanos.
De un PIM ascendente a S/. 33’613,632 la UNSCH sólo ha devengado S/.. 7’506,507, lo que equivale al 22.3%. Las otras dos universidades públicas con una ejecución presupuestal de inversiones pobrísima son la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión (25.9%) y la Universidad Nacional de Cajamarca (26.2%). Ni siquiera el viajecito a los Estados Unidos de personajes como Homero Ango, José Yarlequé, Carlos Infante, Guido Palomino, Moisés Jorgechagua, entre otros, para participar en la pasantía al exterior en el Programa LASPAU-Universidad de Harvard, con todos los gastos pagados, ha sumado significativamente a la ejecución del gasto 2019.
Homero Ango, entonces rector, mediante Resolución Rectoral Nº 828-2019-UNSCH-R autorizó viajar a Lurquín Zambrano, y ahora éste – habiendo asumido la rectoría tras la salida de Ango – firma la Resolución del Consejo Universitario Nº 801-2019-UNSCH-CU, disponiendo el viaje de Ango y otros 15 docentes. Por esta aventura, la UNSCH desembolsó en pasajes internacionales, gastos de transportes y servicios diversos, la friolera suma de S/. 374,000 soles. ¿Qué logros concretos y útiles para la universidad han conseguido los viajeros? Sólo ellos lo saben.
Por el contrario, los primeros lugares en ejecución son: UN de la Amazonía (88.3%), UN del Callao (85.9%), UN de Ucayali (78.2%), UN del Altiplano (77.1%) y UN José F. Sánchez Carrión (77%). San Marcos, la UNI y la Agraria han ejecutado 75.9%, 74,6% y 72,5%, respectivamente.
Si la UNSCH quiere dejar el último lugar en ejecución de inversiones tendría que devengar en las próximas 30 horas algunos millones de soles adicionales, y siempre que las universidades nacionales Daniel Alcides Carrión y la de Cajamarca no devenguen nada o devenguen una miseria.
La identificación de los responsables de tamaña vergüenza nacional no es compleja: Homero Ango y las autoridades universitarias que le sucedieron son los autores directos del 22.3%. También la administración pública de la UNSCH, toda vez que las jefaturas de las áreas o unidades orgánicas más importantes (Administración, Planificación y Presupuesto, Abastecimientos, Obras o Infraestructura) han sido ineficientes. Quizá por ello, ya sabiendo este desenlace, Ango renunció al cargo de rector sin pena ni gloria.
Lo peor de todo es que las autoridades de turno, año tras año, se empeñan en sostener que necesitan mayores asignaciones presupuestales. ¿Para qué?, ¿para gastar 22 soles de cada 100 soles que se tienen en el presupuesto institucional? El viejo y clásico argumento para justificar el bajo nivel académico, ausencia de docentes, carencia de infraestructura y equipamiento de calidad, déficit en investigaciones científicas, mantenimiento de inmuebles precarios, entre otras miserias que originan tomas de locales permanentemente, son los recursos austeros que tiene.
Afortunadamente, el próximo año 2020 asumirán nuevas autoridades universitarias, elegidas democráticamente. De las 2 listas en contienda, durante la segunda vuelta, ha ganado la mejor. Esperemos que el nuevo rector le devuelva a la UNSCH el sitial que le corresponde, para lo cual será necesaria la implementación de urgentes reformas que no sólo ataquen lo académico, sino que también encaren el factor humanista, lo tecnológico, la innovación, lo organizativo, la reingeniería de procesos, la profesionalización de su aparato administrativo, entre otros aspectos de vital importancia. Si el nuevo rector ejerce un auténtico liderazgo e implementa una dirección pública de calidad, le auguro buenos resultados.
Si bien es cierto que la ejecución de proyectos de inversión no es el mejor indicador para medir la capacidad de una administración pública, no es menos cierto que constituye un indicador de seguimiento válido, enfocado en cuánto se gasta del presupuesto asignado para el financiamiento de un determinado proyecto o actividad gubernamental. En este escenario, lo importante es cuánto se gasta y no en qué y cómo se gastan los recursos asignados anualmente.
Un indicador más potente sería el nivel de impacto social, económico y/o productivo, generado por un proyecto de inversión, de tal modo que el Pliego que ha ejecutado inversiones con mayor impacto serían los mejores de la foto. Nótese que a partir de este indicador se puede llegar a reducir efectivamente el porcentaje de pobreza y otras brechas sociales, lo que no se logra, por ejemplo, con jugosas consultorías de servicios u obras sin impacto que no aterrizan en nada concreto en favor de la población.
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