Herbert Mujica Rojas
Escucho o leo hasta el hartazgo multitud de “análisis” en torno a las razones que alimentaron la notable votación del Frepap. Politólogos sesudos, sociólogos de ONG y versátiles hablantines ensayan todas las lecturas. ¿No es más fácil comprender que aquellas personas sembraron durante años y sólo están cosechando su labor tesonera?
El recurso más sencillo —y racista— es clasificarlos como fundamentalistas o confesionales. Puede ser. ¿Es suficiente aquello para negar lo evidente, un éxito político rotundo en las barbas del resto de improvisados acostumbrados a los esquemas tradicionales de inversión=votos?
Es obvio que el nuevo Congreso tendrá participación diversa y con ideas –o extremismos- multicoloridos. ¿No es el ágora adecuada para decantar y poner en su sitio a los loquitos y extraviados en sus poemas ideológicos del signo que fuesen?
¿No querían debates e ideas? Pues los veremos en las próximas semanas y meses del Congreso corto que tendrá que ser escenario de debates, polémicas, confrontación de pareceres y concepciones sobre y acerca del Perú.
Será en la arena parlamentaria donde los que sostienen sus supuestas ideas o caminos correctos, demostrarán la bondad, pobreza o falsedad de sus textos. Y esto vale para todos. ¿O tenemos que embutirnos con la infabilidad que ellos mismos proclaman con interés subalterno?
Hay un partido que, sin saber leer ni escribir, carente de cualquier organización de base, huérfana de ideología o doctrina, apenas sostenida en el recuerdo lejanísimo de su fundador y enfrascada en terribles líos intestinos, que “reclama” primacía a su triunfo por “honesto”. ¿No recordamos que varios de sus parlamentarios hicieron coro vergonzoso a las infamias empujadas por el fujimorismo arrabalero no ha mucho?
De notar y hacerlo con energía sí es el castigo popular aplicado a agrupaciones capturadas por pandillas delictivas que no soltarán su herramienta por las buenas: es su modus vivendi. De haber sido clarín y consigna de masas capitaneadas por líderes del pueblo, el Apra, ha pasado a ser un proscrito, por voluntad popular, del Parlamento. La especie aquella que eran “mejores” que los de otros partidos colisiona con la innegable verdad que aquellos eran harto mediocres y cuasi débiles mentales. En país de ciegos, el tuerto es rey.
Las próximas jornadas del Congreso tendrán un componente rico y pleno en diversos grupos diferentes. ¡Vamos a ver qué nos deparan estas colectividades que ahora tienen la plena responsabilidad de exhibir lo mejor de su artillería. O también lo peor de sus estrecheces mentales, pero será ante el país esta gran vidriera.
Perú no debe continuar en la costumbre que impulsan agoreros profesionales y pitonisos en pos de alguna consultoría, de sentenciar sin ton ni son, al nuevo Congreso. Exijamos que den todo de sí, que presenten iniciativas de ancho y formidable alcance popular, que justifiquen lo que Perú les pagará y alabemos las buenas obras pero castiguemos, con dureza inflexible, a todos los irresponsables que no han entendido la hora presente tan llena de retos y desafíos a cual más bravo.
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
29.01.2020
senaldealerta.pe