La suspensión no es la solución. Se debe derogar DL 1090
Por Juan Sheput
¿Qué diferencia hay entre suspender el DL 1090 y su derogación? Si cómo dicen los entusiastas promotores de la suspensión se regresará a la legislación anterior, lo mismo sucedería con su derogatoria. Nos preguntamos lo siguiente: la suspensión del DL 1090 ¿significa también la suspensión de las actividades de las empresas petroleras y de biocombustibles que ya están en la selva operando a su amparo? Sería bueno saber qué pasará con estos contratos.
Considero que todo esto es una burda maniobra de los intereses económicos que sólo buscan explotar irracionalmente la selva sin respetar su biodiversidad, el medio ambiente y el cuidado de los bosques nativos.
En ese sentido es simbólico que el cónclave de la derecha haya sido en la casa de la doctora Lourdes Flores Nano. Como se sabe ella tiene una vieja deferencia hacia los grupos empresariales. Con el APRA y el fujimorismo, se disputan esa querencia. Ello no está mal por supuesto, pero siendo así, ninguna agrupación en este tema es imparcial. Aún más, un viejo amigo, ligado a un prestigioso estudio de leyes me indica que esta solución habría sido planteada por una prestigiosa sociedad abogadil.
Sería bueno por ejemplo que se sepa cuáles son las empresas que han firmado compromisos en la Selva peruana al amparo del DL 1090. Ello nos aclararía el repentino interés de la alianza real de gobierno en este tema: Unidad Nacional, el APRA y el fujimorismo. Y digo alianza real pues en la práctica, Unidad Nacional jamás fue oposición. Aún más esta alianza es la que le da soporte al gabinete Simon, seguramente por pedido de los mismos grupos empresariales.
Lo que le conviene al Perú no es la explotación de la Selva sino su preservación. Se tiene que pensar en las futuras generaciones, en las comunidades nativas, en el medio ambiente y el cambio climático. La riqueza del futuro no es la explotación y depredación del bosque amazónico sino su preservación. Y para ello es necesario derogar el DL 1090.
Lo otro, la suspensión, es gatopardismo puro: cambiar algo para que nada cambie.
Desde el momento que se apuesta por la suspensión es que no se quiere la derogación. Todo esto huele a burla. Pasarán los días, la gente se olvidará y nada cambiará.
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