¿Volvamos a empezar o comencemos otra vez?
Por Gustavo Epinoza M. (*)
Los acontecimientos se han precipitado en nuestro país en las últimas 24 horas.
Anoche, el Presidente García entregó un "Mensaje a la Nación". En tono conciliador y reconociendo "errores" en los procedimientos seguidos por el Ejecutivo en el tema amazónico, invitó al país a "volver a empezar".
Por Gustavo Epinoza M. (*)
Los acontecimientos se han precipitado en nuestro país en las últimas 24 horas.
Anoche, el Presidente García entregó un "Mensaje a la Nación". En tono conciliador y reconociendo "errores" en los procedimientos seguidos por el Ejecutivo en el tema amazónico, invitó al país a "volver a empezar".
La idea resulta sugerente. Ocurre, en efecto que cuando alguien se propone algo, y esto sale mal por una ejecución defectuosa, es bueno "volver a empezar". Es decir, reiniciar el trabajo por otras vías, corrigiendo defectos y superando errores.
Y en este caso, hay mucha tela que cortar. Por ejemplo, si de volver a empezar se trata, en un inicio, Alberto Pisango no estaba ni perseguido ni exiliado. Debiera volver, entonces, y con toda libertad, para que la fórmula funcione. Y además, los muertos, no lo estaban, pero como no hay forma de resucitarlos, hay que investigar los hechos, deslindar las responsabilidades, establecer los mecanismos de sanción. Y no aceptar la idea que el policía que desapareció, ése es el culpable (Cabanillas dixit)
Pero también existe otro modo de percibir los hechos: cuando alguien se propone una cosa y sale mal, tiende a retroceder para "comenzar de nuevo" por la misma ruta en el entendió que lo que falló no fue el objetivo propuesto, sino el modo de alcanzarlo. "No tuve la fuerza suficiente", suele decir, y entonces debo intentarlo otra vez, "y ahora me saldrá". Y García dijo algo parecido: "Nos faltó más energía", dijo "fuimos demasiado dialogantes" (sic)
La relación, entonces entre los propósitos enunciados y las formas de llegar a ellos es concreta. Y tiene una connotación de primera importancia para juzgar a los actores.
El Perú tiene, entonces, base para leer con desconfianza el discurso del Presidente, presentado la noche de ayer.
Y es que él ha aludido a las formas, pero no a los propósitos. Los ha ocultado, más bien, bajo la alambicada fórmula de promover "el bienestar de los peruanos". Pero no ha dicho una palabra en torno al hecho que para ese fin, había diseñado un conjunto de medidas esbozadas en artículos que publicara bajo el título genérico de "El perro del hortelano" y que luego convirtiera en dispositivos al amparo de facultades legislativas que le concediera el Congreso Nacional.
"Volver a empezar", entonces, contiene diversas interpretaciones. Porque en realidad, el "paquete" de Decretos referidos a la Amazonía, no ha sido derogado. Quedaron fuera de juego, inicialmente dos -el 1015 y el 1073-, que fueron considerados abiertamente inconstitucionales por el Congreso de la República, pero se mantuvieron en vigencia otros.
Hoy en la tarde, el Legislativo resolvió -por 84 votos contra 14- derogar otros dos: el 1090 y el 1064, que modificar la Ley Forestal y la Fauna Silvestre, así como el régimen jurídico sobre la tierra agraria.
Pero subsisten aún el 994 que legisla sobre venta y concesión de tierras eriazas en la región, el 995 referido al agro banco, el 1020 sobre crédito agrario y el 1089 sobre predios rurales.
Todos tienen la misma fuente originaria y el mismo propósito: "por en valor" la amazonía y entregar sus recursos a la inversión extranjera.
Y todos tienen el mismo defecto de fábrica: no fueron consultados con las Comunidades de la selva, no obstante el mandato expreso del Convenio 169 de la OIT. Y tampoco han sido ratificados por el Legislativo, por lo que, además de ser inconstitucionales, no pueden entrar en vigencia.
Si por esas razones fueron derogados unos, por la misma causa tienen que ser derogados todos. Ninguno puede ser convalidado.
El "volvamos a empezar" del Presidente García parece aludir entonces sólo a la forma. Es decir, al propósito de consultar el tema. Pero no al objetivo: poner en subasta el pulmón verde más importante de América.
Es entonces más bien un "comencemos otra vez" para ver ahora quién gana, como si nada hubiese pasado y como si las cosas pudieran simplemente repetirse aunque fuera en otras condiciones.
Y no es así, por cierto. No solamente porque las poblaciones de la amazonía no habrán de admitirlo sino también porque hoy mismo, un poco más al sur de Bagua, en la selva central, los pueblos de la región levantan similares banderas; y porque en Andahuaylas se ha prendido nuevamente la chispa de la rebeldía y la ciudad está virtualmente tomada por la civilidad.
La crisis no ha pasado en el Perú, entonces. Y no pasará si el gobierno pretende enjaularla con retórica vacía y cháchara hueca. Ni siquiera un cambio de ministros -el Gabinete está virtualmente demolido- podrá atenuar la protesta popular.
Alguien dijo hace algunas semanas que los hechos ocurridos a partir del 5 de junio en el Perú podrían tener el mismo efecto que tuvo en su momento el proyecto de estatización de la banca también diseñado por García pero en 1987: marcó el punto de declive y crisis del gobierno de entonces y del cual nunca llegó a recuperarse. El plano inclinado, no revertió y el régimen aprista concluyo su gestión penosamente en el marco de una derrota sin salida.
Independientemente que pueda surgir en el caso peruano un colapso similar al que dio lugar a la caída de Sánchez de Lozada en Bolivia en 1993, lo real es que García afronta ya un agudo proceso de deslegitimación.
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera. www.nuestra-bandera.com
Y en este caso, hay mucha tela que cortar. Por ejemplo, si de volver a empezar se trata, en un inicio, Alberto Pisango no estaba ni perseguido ni exiliado. Debiera volver, entonces, y con toda libertad, para que la fórmula funcione. Y además, los muertos, no lo estaban, pero como no hay forma de resucitarlos, hay que investigar los hechos, deslindar las responsabilidades, establecer los mecanismos de sanción. Y no aceptar la idea que el policía que desapareció, ése es el culpable (Cabanillas dixit)
Pero también existe otro modo de percibir los hechos: cuando alguien se propone una cosa y sale mal, tiende a retroceder para "comenzar de nuevo" por la misma ruta en el entendió que lo que falló no fue el objetivo propuesto, sino el modo de alcanzarlo. "No tuve la fuerza suficiente", suele decir, y entonces debo intentarlo otra vez, "y ahora me saldrá". Y García dijo algo parecido: "Nos faltó más energía", dijo "fuimos demasiado dialogantes" (sic)
La relación, entonces entre los propósitos enunciados y las formas de llegar a ellos es concreta. Y tiene una connotación de primera importancia para juzgar a los actores.
El Perú tiene, entonces, base para leer con desconfianza el discurso del Presidente, presentado la noche de ayer.
Y es que él ha aludido a las formas, pero no a los propósitos. Los ha ocultado, más bien, bajo la alambicada fórmula de promover "el bienestar de los peruanos". Pero no ha dicho una palabra en torno al hecho que para ese fin, había diseñado un conjunto de medidas esbozadas en artículos que publicara bajo el título genérico de "El perro del hortelano" y que luego convirtiera en dispositivos al amparo de facultades legislativas que le concediera el Congreso Nacional.
"Volver a empezar", entonces, contiene diversas interpretaciones. Porque en realidad, el "paquete" de Decretos referidos a la Amazonía, no ha sido derogado. Quedaron fuera de juego, inicialmente dos -el 1015 y el 1073-, que fueron considerados abiertamente inconstitucionales por el Congreso de la República, pero se mantuvieron en vigencia otros.
Hoy en la tarde, el Legislativo resolvió -por 84 votos contra 14- derogar otros dos: el 1090 y el 1064, que modificar la Ley Forestal y la Fauna Silvestre, así como el régimen jurídico sobre la tierra agraria.
Pero subsisten aún el 994 que legisla sobre venta y concesión de tierras eriazas en la región, el 995 referido al agro banco, el 1020 sobre crédito agrario y el 1089 sobre predios rurales.
Todos tienen la misma fuente originaria y el mismo propósito: "por en valor" la amazonía y entregar sus recursos a la inversión extranjera.
Y todos tienen el mismo defecto de fábrica: no fueron consultados con las Comunidades de la selva, no obstante el mandato expreso del Convenio 169 de la OIT. Y tampoco han sido ratificados por el Legislativo, por lo que, además de ser inconstitucionales, no pueden entrar en vigencia.
Si por esas razones fueron derogados unos, por la misma causa tienen que ser derogados todos. Ninguno puede ser convalidado.
El "volvamos a empezar" del Presidente García parece aludir entonces sólo a la forma. Es decir, al propósito de consultar el tema. Pero no al objetivo: poner en subasta el pulmón verde más importante de América.
Es entonces más bien un "comencemos otra vez" para ver ahora quién gana, como si nada hubiese pasado y como si las cosas pudieran simplemente repetirse aunque fuera en otras condiciones.
Y no es así, por cierto. No solamente porque las poblaciones de la amazonía no habrán de admitirlo sino también porque hoy mismo, un poco más al sur de Bagua, en la selva central, los pueblos de la región levantan similares banderas; y porque en Andahuaylas se ha prendido nuevamente la chispa de la rebeldía y la ciudad está virtualmente tomada por la civilidad.
La crisis no ha pasado en el Perú, entonces. Y no pasará si el gobierno pretende enjaularla con retórica vacía y cháchara hueca. Ni siquiera un cambio de ministros -el Gabinete está virtualmente demolido- podrá atenuar la protesta popular.
Alguien dijo hace algunas semanas que los hechos ocurridos a partir del 5 de junio en el Perú podrían tener el mismo efecto que tuvo en su momento el proyecto de estatización de la banca también diseñado por García pero en 1987: marcó el punto de declive y crisis del gobierno de entonces y del cual nunca llegó a recuperarse. El plano inclinado, no revertió y el régimen aprista concluyo su gestión penosamente en el marco de una derrota sin salida.
Independientemente que pueda surgir en el caso peruano un colapso similar al que dio lugar a la caída de Sánchez de Lozada en Bolivia en 1993, lo real es que García afronta ya un agudo proceso de deslegitimación.
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera. www.nuestra-bandera.com