Por: David Auris Villegas

Bajo una lluvia de perdigones y gases lacrimógenos, la generación del Bicentenario, plantaron cara contra rancios políticos. Jóvenes peruanos, dotados de una ciudadanía y cultura crítica, han logrado despertar la conciencia nacional, usurpado por una descarada élite política, infestada de rufianes con grados académicos, en un país con tres presidentes en una semana.

 

Lima marcha 14 nov contra Merino

 

Mientras China y 14 países acuerdan el mayor tratado comercial de la historia para progresar, nosotros aún libramos la misma batalla desde la independencia, contra inteligentes políticos confabulados con perspicaces empresarios abocados a explotar materias primas. Ahora en escenarios virtuales y ciudades rápidamente descentralizados, están jaqueados por una alfombra de jóvenes pensantes.

Amparados en la Constitución más neoliberal de Sudamérica de 1993 que promueve el abuso de poder y corrupción, batimos la histórica hazaña, digno de estudios sociológicos, 7 ex presidentes en el banquillo de los acusados en los últimos treinta años. Esta élite política, ha convertido al país en su feudo medioeval, incitando a la juventud peruana, ejercer la pedagogía de la protesta a nivel nacional, para no repetir la historia.

La causa inmediata de esta masiva protesta, fue el “asalto del estado”, con la vacancia por incapacidad moral del ex presidente Vizcarra, promovido por un total de 130 congresistas. 68 de ellos, con varios procesos judiciales, desde hurto agravado hasta homicidios. Muchos de ellos, operadores de universidades privadas que no han logrado licenciarse debido a su mala calidad, ahora pugnan traerse abajo a la Reforma universitaria.

Parafraseando a Michael Sandel, la pedagogía de la protesta, es el ejercicio colectivo, fruto del pensamiento crítico y solidario en situaciones injustas, a cargo de personas conscientes, empoderados de una educación ciudadana y sus propias convicciones humanas que, seguramente, en Perú recién empieza.

Además, la protesta pacífica, es un derecho fundamental y universal, estipulado en los Derechos humanos, al que los gobiernos deben brindarle toda su protección. Estas protestas sociales, muestra las falencias del gobierno, para corregir sus errores en bien de la colectividad, que lamentablemente, aún no logran comprender los gobernantes, prefiriendo emboscarlos y asesinarlos.

Desafortunadamente, esta protesta pacífica y multitudinaria contra el déspota gobierno y sus aliados, los dueños de universidades no licenciadas, tuvo un trágico saldo. La policía asesinó a Inti Sotelo y Bryan Pintado. Más de cien heridos y algunos desaparecidos. Además, la renuncia del caricaturesco “presidente Merino y todos sus ministros”.

Este germen de protesta en la región, iniciaron la juventud chilena, desde octubre del año pasado. Llegaron a movilizarse más de un millón doscientas mil personas en un día. Han logrado la Asamblea constituyente, para redactar la nueva Constitución, con el objetivo de construir un país más equitativo y desarrollado.

En este sendero, en nombre de los dos mártires, quienes soñaban con un país más equitativo, y siendo consecuente, la protesta masiva continuará hasta convocar la constituyente, para redactar una nueva Constitución que nos convierta en un país desarrollado, con oportunidades para toda la ciudadanía.

Asimismo, en este proceso de extirpación de la corrupción política, necesitamos diseñar un filtro ético, para las personas quienes desean ejercer la política partidaria. Siendo el primer requisito, no poseer ninguna denuncia en curso o hayan sido sentenciados por algún delito.

El sistema político peruano marcado por componendas y corrupción según Alberto Vergara, invita a ser reemplazado por un ecosistema político sostenible, a través de un pacto social de estado, basado en la ética y la solidaridad, entre el gobierno y la sociedad organizada.

Finalmente, estamos ante una inédita coyuntura que el destino puso en manos de la juventud, la titánica faena de extirpar la corrupción de la clase política. Así que, gentilmente invitamos a desaparecer de la escena política, a las personas infectadas de este virus, porque recién empieza, una movilización de insospechadas dimensiones en el territorio peruano y quizás, repercuta todo Latinoamérica.

Fuentes:

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© David Auris Villegas. Escritor y pedagogo peruano. Teórico de la educación para el desarrollo sostenible.