El 15 de febrero, diez provincias del sur entraron en una cuarentena estricta, y con ella continuaron las protestas, que se iniciaron una semana antes en Puno al ser considerada por el Ejecutivo en nivel de riesgo extremo.
Tanto en Puno como en Arequipa, las protestas fueron encabezadas por comerciantes de pequeños centros comerciales, pues el cierre de sus establecimientos supondría la última estocada a sus negocios, sobre todo porque los malls no han sido medidos con la misma vara, pues allí se ha ordenado reducir el aforo, pero no el cierre como a ellos. En las provincias como Caylloma, los más afectados con la medida son los emprendedores, pues en sectores como el turismo comunitario no lograron reactivarse durante la pequeña ventana que se abrió entre la primera y segunda ola.
Lo cierto es que, el gobierno se ha visto precisado a tomar esta dura decisión ante el incremento de contagios y muertes que se registran en esta parte del país, pero, sobre todo, para que no vuelvan a colapsar los sistemas de salud, teniendo en cuenta que los hospitales no llegaron a ponerse a punto y el oxígeno también se ha convertido en un bien escaso por estos lares.
La nefasta gestión de Elmer Cáceres Llica no cumplió con el plazo —que culminaba en diciembre— para mejorar e implementar diversos ambientes del principal hospital covid de Arequipa, el Honorio Delgado. Cabe precisar que durante el 2020 Arequipa recibió el presupuesto más elevado —a excepción de Lima— para luchar contra el Coronavirus, la suma de S/ 9 360 826. Por otro lado, Cáceres continúa con la cantaleta para que le permitan adquirir la vacuna rusa para los arequipeños, sin importar que hace poco se descubriese un intento de estafa, en el que una clínica y una empresa están comprometidos, y pese a su comprobada incapacidad ejecutiva. La cereza del pastel fue convocar a la población para la inauguración de una obra pública el fin de semana previo a la cuarentena rígida, hecho que provocó aglomeraciones.
En Puno, podrá haber protesta; pero sabemos de buenas fuentes que la población no ha estado actuando precisamente con cautela frente al Covid. Si bien la fiesta de La Candelaria no estuvo en las calles, se ha festejado en barrios y casas. De igual forma, en los pueblos no han cesado los festejos por los carnavales. Esta situación probablemente desencadene que, a finales de mes, Puno iguale su pico de muertos por día de la primera ola. Los médicos de la región también están preocupados, pues la situación ya se les está escapando de las manos.
Los indignados, empresarios y médicos, están enfrentados en esta segunda ola. Ya a finales de enero, los médicos en Arequipa estuvieron pidiendo cuarentena estricta los fines de semana por miedo a contagiarse y que el sistema colapse, y las cifras de estas últimas semanas le han dado contenido a su pedido. Los empresarios de Arequipa, por otro lado, han pedido sólo bajar los aforos para no perjudicar al sector; pero también están presionando para que se les autorice a conseguir vacunas para ofrecerlas al mejor postor, solicitud que a la vista de los últimos acontecimientos, puede conseguir adeptos, quitándole más piso al Estado.
Nuevamente estamos con pronóstico reservado. Veamos cómo nos recibirá marzo, y cuál indignación pesará más a la hora de tomar decisiones.
desco Opina - Regional / 19 de febrero de 2021