Una de las propuestas del presidente Pedro Castillo es la creación de rondas inspiradas en las campesinas para las ciudades, es un planteamiento que no funcionaría y presentaría muchos riesgos.
La idea de creación de rondas campesinas partió como respuesta de la ausencia del Estado en materia de seguridad en determinadas regiones donde no hay policías o los hay en escaso número.
Se trata de una organización que tiene bastante de precariedad, adaptada a la idiosincracia y costumbres rurales, con diversos matices, según la región.
En tiempos del terrorismo cumplieron una función y ayudaron a derrotar a dicha lacra, pero superada esa etapa las rondas campesinas deberían ser reevaluadas y capacitadas para que cumplan una función con más modernidad porque décadas después el Estado todavía es incapaz de dotar de suficientes policías a zonas alejadas.
¿Rondas urbanas?
Crear rondas urbanas inspiradas en las rondas campesinas no es compatible con la vida citadina. En primer lugar, el hampa urbana tiene otro tipo de organización, criminal, mucho más compleja y en ciertos casos con ramificaciones internacionales.En las ciudades la seguridad es profesional, a cargo de la Policía, complementada por el serenazgo, y no se debe añadir un organismo precario como las rondas.
Las primeras víctimas de la criminalidad organizada podrían ser ronderos citadinos que por su vehemencia y falta de preparación se conviertan en blanco de peligrosas bandas.
Se especula que estas rondas podrían tener fines políticos, pero no necesariamente eso se daría. El problema es la vulnerabilidad de estas rondas, que no son la respuesta adecuada contra el hampa, que se ha agravado con la invasión de más de un millón de venezolanos, parte de los cuales son gente de mal vivir o delincuentes que a diario matan, hieren y empobrecen a más peruanos.
Reforzar la Policía, serenazgo, prevención e investigación
La respuesta del Estado a la delincuencia urbana debe ser el fortalecimiento de la Policía y los serenazgos apuntando a una mayor profesionalización. Los mandos ya saben lo que tienen que hacer pero necesitan más recursos, incluyendo los destinados a la investigación.
La prevención debe reforzarse orientando la vitalidad de la juventud a actividades educativas, creadoras, recreativas y productivas ante la falta de empleo.
Organizaciones vecinales
Las organizaciones vecinales ya existen y en cierta forma contribuyen a luchar contra la delincuencia. Su actividad debe ser orientada de modo que sean mejores aliados del serenazgo y la Policía. Muchas de estas organizaciones incluso han gastado en cámaras, pero, a diferencia de la organización rural, donde todos acuerdan participar, en las ciudades participa el que quiere.
Denuncia ciudadana
Algunos de los éxitos recientes de la Policía se obtuvieron a partir de denuncias ciudadanas, que deberían estandarizarse para un mejor control de los mandos policiales, en prevención de los cada vez más raros casos de inconducta o corrupción policial.
En este marco, todas las denuncias ciudadanas, ya sean telefónicas o virtuales, deberían organizarse de mejor manera, de modo que puedan ser auditadas para la detección de actos de inacción, negligencia o corrupción policial.
Las denuncias ciudadanas deben ser alentadas no sólo en el ámbito policial, sino municipal, pues en parte ambos actúan de forma coordinada, y en las municipalidades son mucho más numerosos los casos de corrupción o de inacción.
Por ejemplo, los vecinos denuncian la presencia de prostitución, venta de drogas, etc., y cuando esta información llega a elementos corruptos municipales hay inacción, muy probablemente por complicidad, o peor aún, estas denuncias son aprovechadas por corruptos municipales para extorsionar a la gente de mal vivir, de modo que debería haber un control supramunicipal para verificar que se cumplan acciones en respuesta a cada denuncia, así se detectarían a estos corruptos e inclusive organizaciones criminales enquistadas en algunas municipalidades.
No es tan malo equivocarse en el afán de buscar soluciones, pues precisamente la intención era trabajar por el bien común, lo malo sería persistir en un error por parte del Ejecutivo.