Sergio Llerena Caballero
Con la reciente elección de Pedro Castillo como presidente, la izquierda logra llegar al poder por primera vez en la historia reciente de Perú; sin embargo, pugnas internas ya empiezan a aparecer, algo que regresa a la discusión la conocida falta de cohesión de ese espectro político en el país andino.
Perú Libre es un partido de izquierda conservadora, pero con miras a potenciar su poder en el Congreso estableció alianza con el otro partido izquierdista que logró representación parlamentaria: Juntos por el Perú, la cual es una organización de corte más progresista.
En el nombramiento del primer Gabinete Ministerial, realizado el 29 de julio, Castillo designó al congresista oficialista Guido Bellido como primer ministro y en las demás carteras a personas ligadas a la línea ideológica más pura de Perú Libre.
Sin embargo, en la cartera de Economía, quizás la más importante en tiempos de pandemia junto con la de Salud, quedó Pedro Francke, un economista moderado y venido de las filas de Juntos por el Perú. El nombramiento de Francke se realizó un día después que el de los demás ministros y, se cree, que esto se debió a la resistencia que genera su presencia dentro del núcleo duro del partido de Gobierno.
Luego de conformado el Gabinete, el primer ministro publicó en sus redes sociales una ilustración de sus ministros al estilo de un póster hollywoodense, pero dejó de lado a Francke; un gesto que ya anunciaba ese repetida falta de cohesión en la izquierda y la insistencia casi suicida de crearse enemigos puertas adentro mientras que, a la par, lucha contra las fuerzas de derecha puertas afuera.
IDEOLOGÍA COMO PROBLEMA
Alejandro Godoy es politólogo y magíster en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Lima. En diálogo con Sputnik, da luces sobre las razones por las que a la izquierda le cuesta tanto mantenerse unida; considerando además que, dentro del mismo Perú Libre, ya son evidentes las pugnas y la posibilidad de un cisma es algo perfectamente posible.
"Lo que yo creo que hay como telón de fondo a la falta de cohesión en la izquierda es el tema del purismo. La gente de la izquierda básicamente tiene una competencia muy clara por ver quién es más 'puro¡, quién es más izquierdista que el otro, quién es más consecuente que el otro", dice el analista.
En Perú, la izquierda tiene la fama de generar conflictos internos antes que ocuparse de la batalla que debería dar contra las fuerzas de la derecha. En la década de los 80, Izquierda Unida fue una coalición que intentó agrupar a todos los partidos socialistas y comunista del país. La coalición logró ganar la alcaldía de Lima entre 1984 a 1986, pero sufrió un proceso de implosión por pugnas internas.
Fenómeno similar sucedió cuando la coalición Fuerza Social logró la alcaldía de Lima para el periodo 2011-2014, y nuevamente cuando la bancada del Frente Amplio logró la segunda bancada con más parlamentarios (20 en total), hasta que 10 desertaron y formaron la bancada de Nuevo Perú, otra vez por diferencias internas.
"Cuando tienes ese tipo de discusiones puristas tiendes a separarte, no estás pensando en términos mucho más estratégicos, no estás pensando en términos de políticas públicas o en términos pragmáticos sino en una cuestión más de principios, que es algo que ayuda a diferenciarte en la interna, pero no ayuda a gobernar", indica Godoy.
DERECHA PRAGMÁTICA
En política peruana se suele decir que la izquierda, luego de tantos años sin llegar al Gobierno, se ha educado para ser oposición y no para gobernar. El analista sumaría a esto el hecho de que la fuerte carga ideológica de los movimientos de izquierda ha desviado su atención de "las preocupaciones más cotidianas de las personas", como si mirasen insistentemente a sí mismos y no hacia la realidad circundante.
Al final, en cierto modo, la falta de cohesión de la izquierda estaría motivada por el hecho de que sus preocupaciones son internas, y cuando toma el poder y corresponde gestionar la realidad, esta labor se ve afectada por las pugnas intestinas.
Por otro lado, Godoy apunta que la derecha, con sus altas y bajas, suele tener un "espíritu de cuerpo" más solvente.
"La derecha tiene un plan que prioriza primero el poder y mantenerlo, cuidarlo. En ese sentido es mucho más pragmática y hábil para establecer alianzas, aunque eso no implica que esté exenta de discusiones y quiebres por egos o intereses, pero lo ideológico no le interesa tanto", afirma el experto.
Con información de Sputnik