Sergio Llerena Caballero
Han pasado tres días desde que falleció Abimael Guzmán, líder de la organización terrorista peruana Sendero Luminoso, y ninguna autoridad sabe qué hacer con sus restos, en una espera que tiene en vilo a la sociedad de este país.
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Guzmán murió a los 86 años por un cuadro de neumonía en la madrugada del 11 de septiembre en una prisión de máxima seguridad ubicada en el Callao (provincia colindante a Lima), donde purgaba cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad.
El líder senderista ya presentaba desde hace tiempo graves problemas de salud por su avanzada edad. Sin embargo, el Estado peruano no tomó todavía ninguna iniciativa sobre qué hacer con sus restos mortales. Se teme que su destino final pueda afectar el orden público.
CULTO Y PEREGRINACIÓN
La discusión se centra en el riesgo de que, de no ser cremado, al cadáver de Guzmán se le asigne una tumba y ese lugar se vuelva un centro de peregrinación, veneración o apología para los simpatizantes que aún tiene su figura en una sociedad que la repudia de manera abrumadora.
Se estima que, desde 1980 hasta el 2000, Sendero Luminoso causó la muerte de más de 30.000 personas en atentados, asesinatos y masacres en su intento de tomar el poder por las armas.
El cadáver de Guzmán permanece en poder del Ministerio Público, y el Congreso legislativo pidió su cremación. Pero el presidente Pedro Castillo manifestó que es la Fiscalía la que debe tomar una decisión, mientras que el Ministerio de Justicia recomendó la incineración.
Este martes, a fiscal general, Zoraida Ávalos, presentó un proyecto que modificaría la Ley General de Salud para que jueces o fiscales puedan disponer el destino final de cadáveres en casos de posible afectación del orden público.
Si bien en 2018, durante el Gobierno de Martín Vizcarra (2018-2020), se ordenó la demolición de un mausoleo en un cementerio en la periferia de Lima y que, inadvertidamente, se destinó como tumba para seis senderistas a quienes simpatizantes visitaban para rendir honores, el peso e importancia de Guzmán es incomparable con cualquier otro miembro de la organización.
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En este punto, se debe entender que Sendero Luminoso es una organización de tipo mesiánico, donde Guzmán tomó caracteres casi divinos y por eso son grandes las probabilidades de que el culto a su personalidad se extienda más allá de su muerte.
Desde la otra orilla, el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), brazo político de Sendero Luminoso, reclamó que el cadáver sea entregado a la esposa y único familiar de Guzmán, la encarcelada Elena Iparraguirre, pero el Poder Judicial rechazó este pedido considerando que la cónyuge es actualmente y en teoría la heredera natural del liderazgo en la organización.
En suma, el vacío legal para resolver circunstancias como esta y la falta de iniciativa de las autoridades están dificultando a Perú dar vuelta a una negra página de su historia.
Con información de Sputnik