Finalmente, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) transfirió las anheladas regalías mineras para los gobiernos locales y el Gobierno Regional de Arequipa; sin embargo, lejos de ser una buena noticia es una fuente de preocupación ciudadana. Sucede que esta lluvia de millones cayó dispareja en estas tierras, producto de la aplicación de una ley que debió modificarse hace tiempo para mejorar la distribución de aquellas, a lo que se suma el enorme descrédito de parte de las autoridades locales por su indolencia y desidia en la ejecución de los recursos públicos; sin contar los casos de corrupción en los que están comprometidos, como el del gobernador regional, Elmer Cáceres Llica, detenido por ser presunto integrante de la banda criminal “Los hijos del cóndor”, investigación en la que también están involucrados funcionarios de su entorno y consejeros de su gestión.
El alcalde provincial de Arequipa, Omar Candia, al ser el vocero durante la negociación con el Ejecutivo para que se haga efectiva esta transferencia —incidental o elegido—, fue blanco de las pullas de la colectividad arequipeña; sin embargo, pese a haber sido el saco del boxeo ciudadano, la fórmula de la distribución de la regalía minera sólo ha permitido que la comuna reciba poco más de seis millones de soles, un monto pequeño en comparación con otras municipalidades, como la de Cerro Colorado donde se transfirieron más de S/ 74 millones en una armada. Ahora que las municipalidades de sus colegas han recibido estas importantes cantidades ¿tendrán la generosidad de efectuar algún convenio con la municipalidad provincial para ejecutar proyectos conjuntos, considerando que dio la cara por ellos?
En las redes sociales del Gobierno Regional de Arequipa, la administración de Cáceres Llica propagandiza la reactivación de 300 obras a nivel departamental. Todo bien hasta allí. Sin embargo, en la víspera de la solicitud de transferencia de las regalías mineras inauguró una inmensa plaza cívica en medio del desértico asentamiento Jardines del Colca y anunció el inicio del expediente técnico para replicar El Huáscar en el Puerto Bravo de Mollendo, una afiebrada promesa de campaña. ¿Irán a parar aquí las regalías transferidas al gobierno regional? A esta institución pública acaban de transferirle más de 126 millones de este recurso, está ad portas de culminar el Hospital de Alto Inclán, también en Mollendo, y no tenemos certeza si tendrá los servicios habilitados y el personal necesario para atender a su población este año, o el próximo.
El otro caso preocupante es el de la Municipalidad de Yarabamba, a la que transfirieron la suma de S/.135 747 313 por ser zona de influencia de la minera Cerro Verde. No sólo ha recibido más que el municipio provincial, encargado de planificar el funcionamiento de toda la ciudad, sino que supera a la transferencia del gobierno regional que tiene que velar por el desarrollo de las ocho provincias de Arequipa. Yarabamba es un municipio rural con una población que apenas supera los 1528 habitantes, con un servicio de agua deficiente, poca conectividad de Internet y un historial de grandes inversiones en infraestructura deportiva, como el estadio municipal de Yarabamba, con capacidad para 2500 espectadores que ha costado al erario público 7 millones y medio de soles, así como el complejo deportivo en el Centro Poblado de El Cerro —perteneciente al mismo distrito— en el que se invirtió más de 13 millones de soles, que fue liquidado en julio del año pasado.
Existen prioridades que deben ser atendidas como la culminación de los hospitales en los distritos de Camaná, Chala y Cotahuasi, ejecutados por la anterior gestión regional y que hoy son responsabilidad de la actual. Hay que considerar, además, que el Hospital Goyeneche viene atendiendo de forma precaria y que falta poner a punto el Hospital General. También se debe poner atención a la infraestructura escolar, considerando las condiciones ideales que deben ofrecerse para salvaguardar la salud del alumnado en el contexto de la pandemia. Si se van a realizar obras viales, es importante incluir las ciclovías en el diseño de los proyectos, pues la forma de movilizarse de las personas ha cambiado con la pandemia. Otra prioridad que debe ser considerada es la reactivación económica, donde los municipios y el gobierno regional tienen potestad.
Un cambio en la redistribución de las regalías mineras y del canon minero tiene un horizonte largo, pues sólo el Ejecutivo o el Legislativo podrían plantearla, aunque es difícil que un congresista agarre esta «papa caliente», pues es una propuesta bastante impopular que causaría resistencias de las autoridades municipales y les restaría popularidad para pretender continuar con su carrera política. ¿Qué hacer entonces con esta inyección de regalías mineras? La población debe exigir transparencia a sus autoridades sobre cómo invertirán estos recursos; a las municipalidades que tienen poca capacidad operativa, pedirles que el gasto se efectúe a partir del próximo año, de modo que haya tiempo para incorporar la planificación de esos recursos en un Presupuesto Participativo y revisar las necesidades existentes, apuntando al cierre de brechas. Malgastar recursos, peor aún en este contexto de pandemia, donde se han develado carencias que ya se creían atendidas, sería muy grave.
Esta jugosa y repentina transferencia, que obedece a los altos y volátiles precios internacionales, nos debe llevar a una discusión pública, que permita establecer criterios de racionalidad y eficiencia en la asignación y uso de los recursos del canon y regalías mineras, enfrentando en paralelo drásticamente a la corrupción. Es momento de creatividad e ingenio. Es momento de responsabilidad política. Mientras sucede esto, a ciudadanas y ciudadanos les queda cautelar el gasto público en sus gobiernos locales. Nadie lo va a hacer por ellos.
desco Opina - Regional / 29 de octubre de 2021