Son muchos los vecinos de Lima Sur que crecientemente van tomando conocimiento del proceso de revocatoria del alcalde López Aliaga y de las expectativas que se levantan para su salida. Queda muy claro para los que tienen sus viviendas en las cumbres hacia donde se ha expandido la urbanización de Lima, que el alcalde no cumplió con sus ofrecimientos de llevar agua a las partes altas de los cerros. Ni se apareció, y ahora ofrece motos a la Policía e instalar calesas en el centro histórico.
Tampoco son exitosas las ollas comunes que ofreció apoyar con importantes recursos de la municipalidad, aunque, contando con recursos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) las municipalidades hacen algunos repartos con un marcado énfasis asistencialista. Lo que hay es preocupación por el manejo municipal de los alimentos, ya que se ha denunciado que podría generar clientelismo político, desviando los recursos a favor de aliados de las autoridades en lugar de distribuirlos equitativamente entre quienes más lo necesitan.
Pese a las promesas, muchas ollas comunes han reportado fallas en la distribución de recursos suficientes. Un conjunto de organizaciones ha señalado desde hace algunos años los problemas que enfrentan los más pobres para alimentarse y proponen un conjunto de medidas para atender esta urgente necesidad, que en el caso de Lima no recibe la respuesta necesaria de la Municipalidad metropolitana ni del MIDIS.
Si bien se cuenta con un presupuesto asignado de más de 144 millones de soles para este año, la distribución de alimentos no ha sido efectiva en muchas zonas. En distritos como Villa El Salvador y Villa María del Triunfo, muchas ollas comunes continúan sin los insumos necesarios, y las organizaciones que las lideran denuncian una respuesta tardía y una gestión ineficaz de los recursos por parte MIDIS, generándose protestas y demanda de cambios en la reglamentación de éste para garantizar una atención adecuada a miles de familias que dependen de estos programas. Las ollas comunes ahora deben cocinar con solo 2.22 soles por persona, lo que agrava la situación de desnutrición y anemia entre los beneficiarios, especialmente los niños. La situación es crítica y requiere atención inmediata para garantizar la seguridad alimentaria de las familias más vulnerables en Lima.
Por otro lado, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), aproximadamente el 89.8% de la población de Lima Metropolitana tiene acceso a agua potable. Sin embargo, las zonas altas de los cerros, especialmente en Lima Sur, tienen una cobertura significativamente menor del servicio. Las zonas más pobres, incluyendo partes de San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Lurín y Villa El Salvador, tienen menores tasas de acceso a agua potable, con algunas áreas importantes por el número de habitantes que albergan, donde la cobertura por redes no supera el 10% o simplemente no existe. Estas zonas corresponden a los nuevos asentamientos a los que el candidato López Aliaga ofreció brindar un inmediato apoyo que nunca llegó.
No puede pasarse por alto un reporte del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento que indica que Lima Sur tiene un déficit significativo en infraestructura urbana, incluyendo pistas y veredas. Muy poco o nada ha trabajado la actual administración metropolitana en los asentamientos humanos más recientes en diversos distritos entre los que se cuenta a San Juan de Miraflores, Lurín y Villa María del Triunfo, que carecen de infraestructura adecuada de pistas, parques y áreas de recreación, veredas y mercados de abasto.
En medio del aumento acelerado de la pobreza, y su mayor incidencia sobre las familias con mayores necesidades, el malestar creciente está llevando a encontrar responsables del mal gobierno que deteriora sus condiciones de vida, con un aumento del desempleo y la informalidad laboral. El primero que aparece para los vecinos, es el alcalde metropolitano, que no está atendiendo las demandas de mejoras urbanas con pistas y veredas en gran parte de los nuevos asentamientos en los distritos de Lima Sur. Algunas dirigentes, muchas mujeres de nuevos barrios, están más ajustadas económicamente y reportan un aumento en el costo de vida, especialmente en la alimentación, viéndose obligadas a trabajar más horas para completar el presupuesto familiar de sobrevivencia.
Las firmas para la revocatoria fluyen con rapidez en este contexto, en el que el alcalde de Lima está haciendo poco o nada por el desarrollo de la ciudad. Es una forma de castigo ante su incumplimiento e incapacidad para necesidades vitales diarias como ordenar el transporte o mantener la calidad del servicio del Metropolitano, sus abastecedores y los buses de los corredores urbanos, para millones de personas. que evidencian problemas crecientes de colas, horas perdidas y nula renovación de las flotas que reviven custer y combis fantasmales que se adueñan de las calles con la peor informalidad y deterioro imaginables. El alcalde, preocupado con seguir explorando sus ambiciones presidenciales no parece interesado en cumplir con sus compromisos municipales.
desco Opina - Regional / 5 de julio de 2024