¡Reflexiones con fuertes y persistentes cefalalgias!
Por Guillermo Olivera Díaz*
Descarto la remota idea que pensar en el lacerado y doliente país que prohíjan quienes detentan el poder político y económico, junto a la rampante corrupción, y describirlo en ciertas aristas, formulando cuando se puede quejas y denuncias, motiven los cada vez más fuertes y malquistos dolores de cabeza que me acompañan. Menos aún que algún virus informático satánico sea el indeseado agresor y cancerígeno.