Constitucionalista dijo que decisión del Poder Ejecutivo se ampara en la Carta MagnaEn Lima la fiesta se prolongó pasada la medianoche
En todas las ciudades del Perú se realizaron manifestaciones de celebración y respaldo a la disolución del Congreso, que de usar su poder para proteger sistemáticamente a sus delincuentes pasó a pretender copar instituciones como el Tribunal Constitucional, máxima instancia en materia constitucional.
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| Araoz, con ojos desorbitados en su discurso de hoy |
Continuando con su circo, los defenestrados excongresistas, pese a la disolución del Congreso de la República, continúan sus farsas y tras aprobar una “vacancia por incapacidad temporal permanente” al presidente de la República Martín Vizcarra, tomaron juramento a Mercedes Araoz en calidad de “presidenta de la República”.
Pese a haber sido disuelto el Congreso, los defenestrados excongresistas de la mayoría aprofujimorista y algunos aliados, armaron un circo para votar por un pedido de vacancia contra el presidente de la República.
El presidente de la república Martín Vizcarra disolvió el Congreso más indigno de la historia, que contó incluso con delincuentes entre sus miembros, los cuales fueron protegidos sistemáticamente por la mayoría aprofujimorista.
La Defensoría del Pueblo exhortó al Congreso a postergar la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional. Esto «con el fin de reafirmar el cumplimiento del principio deliberativo que permita dar a la elección la máxima legitimidad».
El abogado Roberto Acevedo declinó su postulación al Tribunal Constitucional (TC), en medio de la agitación entre los poderes ejecutivo y legislativo por los cuestionamientos al procedimiento de elección por falta de transparencia y señalamientos contra algunos de los candidatos.
Los congresistas no podían salir del hemiciclo y ministros no podían ingresar
Con el fin de evitar que el presidente del Consejo de ministros Salvador del Solar no pueda ingresar con su gabinete al Pleno del Congreso, en forma matonesca, la congresista Rosa Bartra ordenó al personal de seguridad cerrar las puertas del hemiciclo, lo cual también impedía salir del recinto a los parlamentarios que así lo deseaban.
Jorge del Castillo parecía avalar el cierre de puertas mientras otros congresistas estaban escandalizados
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