Alfredo Palacios Dongo
Nuestra situación de país atrasado se debe fundamentalmente a que desde hace muchos años no promovemos ni invertimos suficientemente en ciencia, tecnología e innovación (CTI) incumpliendo el mandato constitucional: “Es deber del Estado promover el desarrollo científico y tecnológico del país” (artículo 14°). Increíblemente solo destinamos 0.14% del PBI (S/ 84 millones el 2016) que debe ser distribuido entre universidades, Ministerios de Agricultura y Producción y otras entidades; para el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) el presupuesto al 2021 debería llegar a S/ 1,000 millones.
Inversión en CTI mejorará nuestra industria y exportaciones
El problema es que desde los colegios no se promocionan las ciencias básicas, y en las universidades las carreras de investigación y ciencias (naturales, médicas, agrícolas, ingeniería y tecnología) están rezagadas respecto a las ciencias administrativas y económicas. Igualmente, los centros de investigación y desarrollo tecnológico presentan muy bajo nivel de calidad, y lo que es peor, las universidades y centros de investigación están absolutamente separados de la actividad empresarial. Otro grave problema es que solo contamos 2,200 investigadores (necesitamos 17,500), también faltan científicos, contamos con un programa piloto “Magnet” para atraerlos del exterior, pero solo existen fondos para atraer unos 20.
El 29 mayo 2014 Concytec presentó la Política Nacional para desarrollo de CTI “Crear para Crecer” para mejorar y fortalecer la innovación tecnológica e investigación con metas para impulsar la biotecnología, ciencia de materiales, TIC y transferencia tecnológica, previéndose el incremento de inversión del actual 0.14% del PBI al 0.37% para el 2016, lo cual fue imposible de lograrse. Esta Política recién fue aprobada casi 2 años después según DS 015-2016-PCM (8 marzo 2016), disponiéndose un plazo de 90 días para que Concytec diseñe y proponga la estrategia para implementar dicha Política en coordinación con los sectores competentes, pero hasta la fecha no se ha cumplido.
Bajo este panorama nuestro país debe mirar hacia el horizonte científico y tecnológico, y aunque no gana votos porque implica mayores inversiones y los resultados son de largo aliento (15 a 30 años), esta es una de las pocas inversiones que mejoraría nuestra posición en la frontera de producción mundial porque agrega valor a nuestra industria y exportaciones. No hacerlo significa arriesgarnos a no tener a futuro un crecimiento económico sustentable, a seguir dependiendo de las materias primas (principalmente la minería con crecientes conflictos sociales) y las condiciones externas de precios para venderlas.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 17 diciembre 2016