Anke Domaske y su compañia han dado trabajo a cerca de 20 agricultores alemananes. Fabricantes de telas de todo el mundo también han sido beneficiados con este descubrimiento Tela hecha de leche

(Foto: El Tiempo / GDA)


Redacción EC  24 junio 2017

Shakespeare escribió, sobre la: “Leche de la Bondad Humana”. Y fue esa bondad humana, así como una curiosidad obstinada, la que llevó a una joven alemana de 35 años, de profesion microbióloga y diseñadora de modas a ayudar a su padrastro, con leucemia desde 2009.

“No podía encontrar nada con qué vestir a su padrastro, porque tenía un sistema inmunitario tan bajo, que su piel reaccionaba ante todo produciendole llagas que le causaban mucho dolor” dijo Domaske desde Qmilk, su fábrica de telas de leche en Hannover, Alemania.

El descubrimiento de Anke Domaske ha creado una gigante eco oportunidad tanto para los agricultores como para los fabricantes de telas de todo el planeta.

La mayoría de las telas contienen productos quimicos, según la WWF antes conocida como Fondo Mundial para la Naturaleza.

Domaske, comenzó a experimentar utilizando una técnica de 1930 para convertir la caseína de la leche en fibra como punto de partida.

“Al final probamos más de 3.000 fórmulas. Yo quería un proceso natural con poca agua, sin productos químicos y usando la leche residual disponible en Alemania” dice.

El proceso de su empresa se está patentando.  El esquema es simple:

Cuando la leche se agria, se seca hasta convertirla en polvo de proteína, luego se mezcla con agua e ingredientes naturales formando una sustancia esponjosa como una bola de algodón de la que se sacan los hilos.

Qmilk usa UN MILLON de litros de leche residual cada año, pagando cuatro centavos por litro, ya que los agricultores alemanes tiran cerca de dos mil millones de litros de leche cada año.

Actualmente, la compañía trabaja con 20 agricultores en Alemania, aunque Domaske tiene planes para expandirse significativamente.

Uno de los agricultores es Bernd Pils, quien tiene más de 120 vacas lecheras en su finca que esta a 100 kilómetros de Hannover.

Pils explica que no puede vender leche cuando sus vacas estan alimentando a sus becerros o cuando  están enfermas y están tomando medicamentos. Ahora la vende a Qmilk.

“Me parece emocionante, dice Pils, siempre hay una parte de nuestra leche que no se puede usar para el consumo humano”.

Domaske señala que en el 2011, cuando lanzó su empresa tan solo tenia 10 empleados y recibió más de mil expresiones de interés en la fibra de Qmilk.

Desde hace varios años, ella ha estado vendiendo ropa de su propio diseño, así como rollos de tela a otros diseñadores.

A largo plazo, quiere vender la tela de leche a fabricantes de automóviles, de muebles y a hospitales.

La tela es muy buena en la lucha contra las bacterias y tan suave como como la seda al tacto, es biodegradable y se lava facilmente a máquina.

Domaske asegura que la leche no es el único alimento por ahora, que se puede convertir en tela. También está investigando por ejemplo hacer telas con fibras de naranja y banana.

Como consecuencia de esta nueva industria se podra limitar el desperdicio de alimentos que tanto afecta al mundo.

Fuente: El Tiempo / GDA
Traducido, editado y diseñado por Felipe Moscoso