El equipo, dirigido por Neal Freedman, del NCI, analizó a 766 pacientes con hepatitis C crónica, donde se evidenció que aquellos que tomaron tres o más tazas diarias de café detuvieron el avance de su enfermedad hepática en un 53% más que aquellos que no bebieron café.
Estos pacientes con hepatitis C no respondían a los tratamientos con medicamentos antivirales. En el estudio se les preguntó cuántas tazas de café al día consumían.
Al grupo de personas analizadas se les efectuó un seguimiento durante tres años y ocho meses, a los cuales se les realizó biopsias al año y medio y a los tres años y medio, con la finalidad de determinar el avance de la enfermedad hepática. A más café consumido menor fue el avance del mal hepático.
Los investigadores determinaron varias formas en las cuales el consumo de café puede proteger contra el mal hepático, incluyendo la reducción del riesgo de dos clases de diabetes, a las cuales se asocia con este mal hepático. También, reduciendo la inflamación que se cree genera fibrosis y cirrosis en el hígado.
También señalan que estudios previos demostraron que la cafeína fue capaz de inhibir el cáncer de hígado en las ratas. No obstante, sólo la cafeína proveniente del café tuvo estos efectos, pues cuando se probó con cafeína de té verde o negro no se obtuvo buenos resultados.
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