Comer tomates ayuda a los pacientes que padecen de crecimiento prostático, un mal natural en los hombres de mediana edad y mayores, al reducir la presión en la vejiga, sostiene un estudio realizado en la Universidad de Cambridge.
El licopeno antioxidante que da una coloración roja a los vegetales, reduce el crecimiento prostático y su presión en la vejiga. El tomate tiene además vitaminas y antiinflamatorios naturales que ayudan contra los males cardiovasculares, el derrame cerebral y el cáncer de próstata.
En tres meses los investigadores examinaron a 57 hombres de 40 a 80 años s quienes se dio pastillas con ingredientes activos y placebo a otro grupo, sin que supiesen exactamente lo que les daban.
El número de veces en que debieron orinar en la noche disminuyó más de un tercio y mejoró el funcionamiento en general de la vejiga, dice el estudio presentado en la American Heart Association, que concluye que el tomate tuvo un efecto único en la mejora de la flexibilidad de los vasos sanguíneos y reduciendo el endurecimiento de las arterias.
Ian Wilkinson, director de ensayos clínicos de la universidad, cree posible beneficios similares para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata y atenuar la enfermedad en los pacientes con ese diagnóstico.
En los ensayos emplearon Ateronon fármaco que contiene licopeno artificial, pero que se absorbe más fácilmente. Luis Vitetta, director en esa universidad, precisó que el licopeno tiene una estructura química similar al finasteride, fármaco principal en el tratamiento contra el crecimiento de próstata no maligno, lo cual explicaría el efecto.