Un herbicida divide a los científicos

Se trata del glifosato, un agroquímico cuyo uso fue avalado recientemente por un informe del Conicet. Especialistas de ese organismo cuestionaron el estudio y el investigador que alertó sobre sus posibles efectos negativos declaró no estar de acuerdo con las conclusiones.


El glifosato, el conocido herbicida de la empresa transnacional Monsanto ampliamente usado en cultivos de soja transgénica, no deja de generar polémica. Es porque un informe de expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) concluyó que si se aplica responsablemente su uso “no tiene mayores riesgos para la salud humana o el medio ambiente”. Más allá de estos resultados, investigadores de ese organismo cuestionaron el estudio y el científico que alertó sobre sus posibles efectos negativos declaró no estar de acuerdo con las conclusiones.

El informe final del trabajo de evaluación, realizado por un Consejo Científico Interdisciplinario creado en el ámbito del Conicet y convocado por la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos, concluyó que “no hay vestigios de glifosato en harina ni en aceite de soja”.

Si bien la Comisión destacó que “en granos sí pueden encontrarse”, estimó que “con un uso responsable del producto, el consumo de alimentos y agua que contengan residuos de la molécula o el metabolito no debería implicar riesgos para la salud humana”.

No obstante, la Comisión recomendó “el monitoreo de residuos”. E indicó que “los efectos tóxicos de la molécula, su metabolito o el tensioactivo en mamíferos no humanos se observan con vías de ingreso al organismo en dosis difícilmente alcanzables en ambientes rurales en los que se aplique el producto en forma apropiada”.

También señaló que “el producto no se bioacumula”, y afirmó que “el glifosato y su metabolito son sustancias ligeramente tóxicas para mamíferos”. Remarcó que “la muerte en seres humanos puede provocarse con ingestas en grandes cantidades con fines suicidas”.

Además puso de relieve que “los estudios revisados no demuestran correlación entre exposición al glifosato e incidencia de cáncer”.

“Tampoco los estudios revisados demuestran correlación en el aumento de defectos de nacimiento y anormalidades en el desarrollo de hijos de aplicadores”, puntualizó el informe.
Subrayó que “concentraciones que llegan a alterar el ADN de células de mamíferos son improbables de encontrar en medios biológicos humanos”.
Debate público

Al tiempo que se dio a conocer el informe, un grupo de investigadores y personal de apoyo del Conicet expresaron su disconformidad con el estudio realizado. “Se pone en equivalencia lo económico con la salud pública y la ética científica, distorsionando no casualmente las conclusiones de la evaluación citada”, manifestaron desde el cuerpo de delegados de ATE Conicet La Plata.

Pidieron además “el debate público y sin condicionamientos económicos de las posibles implicancias del uso del glifosato en la vida humana y el medio ambiente y, de ser necesario, la generación de un proyecto de investigación específico con los recursos humanos y económicos necesarios para dirimir puntos específicos que queden en discusión”.

Por su parte, Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que viene sosteniendo la posibilidad de que los agroquímicos generen efectos nocivos en la salud humana, expresó que el estudio fue firmado por investigadores que trabajan para multinacionales. “Hubo muchos tironeos internos en esta comisión y hasta uno de los integrantes trabaja en colaboración con empresas de agroquímicos. Es más, la comisión utilizó para refutar trabajos biografía que generó la empresa de agroquímicos”, aseguró.

El especialista remarcó, además, en declaraciones radiales, que esta situación “ameritaría que se hagan algunos monitoreos poblacionales epidemiológicos”.

Además expresó: “Yo creo que hubo un alto grado de irresponsabilidad del procesamiento de la información científica. Esta comisión evaluó todos los trabajos, con cierto grado de minuciosidad, y llegó a conclusiones con las que yo no estoy de acuerdo”.

El Consejo Científico Interdisciplinario fue creado por la Comisión Nacional de Investigación, establecida en enero de este año, y está formado por ingenieros agrónomos, médicos, toxicólogos, bioquímicos y químicos, además de especialistas en Biología, los cuales durante dos meses llevaron a cabo una revisión crítica de los trabajos científicos publicados sobre el glifosato a nivel internacional.

“La gente vincula las enfermedades con los agrotóxicos”

El jefe del Laboratorio de Embriología de la Facultad de Medicina de la  Universidad de Buenos Aires (UBA), Andrés Carrasco (foto), manifestó que en la actualidad Argentina tiene más de 20 millones de hectáreas sembradas y rociadas por 180 millones de litros de glifosato.

“Entendemos que las pruebas que se hicieron en animales dan serios indicios de que hay que mirar con mucho cuidado el efecto que este agroquímico provoca en la salud humana. Habría que mirar con más cuidado y detenimiento las enfermedades que se están dando en determinadas poblaciones, que la misma gente vincula con los agrotóxicos”, expresó el especialista en declaraciones radiales.

Además, Carrasco sostuvo que “en otros países, como Ecuador y Paraguay, se han hecho estudios epidemiológicos a personas que enfermaron y estuvieron en contacto con herbicidas. Esto ameritaría que se hagan algunos monitoreos poblacionales epidemiológicos para establecer si esta relación existe”. Y agregó: “Yo no soy el indicado para decir qué medidas hay que tomar, pero hay organismos de control y legislación que exige que esto se haga”.

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