Herbert Mujica Rojas
¿Por qué los bancos no comprenden que si ahorcan a sus deudores, simplemente estos ¡jamás! pagarán sus obligaciones? No es tan difícil.
No hablamos de los tramposos cuyo modus vivendi estriba en estafar a uno y al otro también. Esos son delincuentes y merecen todo el castigo previsto por la ley.
Conozco un caso. El cliente asumió gastos y adquirió responsabilidades con el banco. Cayó la pandemia del covid19 y sus clientes cancelaron todas las compras, anularon operaciones en ciernes e interrumpieron las que estaban en curso. Todo quedó en posibilidades post pandemia o sea en la más absoluta incertidumbre.
El personaje de esta historia se quedó sin cobrar y con deudas. Y, lo que es peor, sin saber la duración exacta del oprobioso ayuno.
Luego de casi más de 15 meses, la pandemia cedió. ¿Equivale aquello a que automáticamente se reiniciaron todos los negocios? No. Todos tuvieron que sacar de dónde sea para subsistir, ahorrando gastos, minimizando el tren de vida, privándose de toda clase de temas superfluos. En suma, todos quedaron heridos. Otros fenecieron, quebraron, se arruinaron.
Volver a comenzar es una odisea desconocida. ¿Y qué hacen los bancos?
Encargan a estudios de abogados la cobranza. Es su deber. No obstante, sí dejan mucho que desear los “métodos”.
Llamadas telefónicas desde celulares que no existen. O, si hay contacto, se encargan de plantear 48 horas para un pago y puntualizan que es la primera parte del proceso porque vienen otras, aparte de la judicial.
Nuestro amigo detalla que averiguó más sobre estos bufetes y se enteró que usan el embargo, antes, durante y después de la vía crucis que puede ser esa cobranza. Dice: ¡te pueden embargar hasta la refrigeradora o la cocina! ¿Así de espantoso?
¿Puede cobrarse a quien está en artículo mortis, por la inmisericorde presión santa y non sancta de estos estudios encargados?
Hasta hoy no se ha descubierto la fórmula pero es imposible cobrar una deuda a quien ya está ahorcado, en quiebra, sin propiedades de cualquier clase.
Los antecedentes debieran ser importantes para el banco y para el cliente cuya trayectoria acredite honestidad y voluntad sincera. Repetimos, los cacos, son otra cosa.
¿No es entonces que se presenta la brillante ocasión para que el buen pagador negocie, de igual a igual, con sus respectivos bancos una reprogramación de sus pagos? El acuerdo entre las partes está por encima de abogaditos rentados, bufetes ad hoc, resoluciones que dan la razón en todo a ASBANC y el cliente es siempre la última y más fea rueda del coche.
Los trovadores pesimistas –gran parte en todas las circunscripciones del Estado: Sunat, ministerios, burocracia de alto nivel, Legislativo, Ejecutivo- han hecho creer en estos casi 200 años de “independencia” que el ciudadano es apenas un voto, no pocas veces comprable. Y continúa la leyenda supérstite e insolente: “el banco nunca pierde”.
Tres bancos, los de más renombre: Crédito, Interbank y BBVA, debieran ponerse en acción y entrenar personal para esta etapa de ayuda a los buenos clientes. Nadie está libre de tormentas y fracturas en sus trabajos y en Perú lo sabemos de memoria.
Esas instituciones financieras no dejarán de percibir pingues ingresos, porque al incrementarse la cartera activa de clientes, se recauda de a pocos pero en mayor número.
Además ¿con qué ingresos o recursos viven los bancos y financieras? De lo que deposita el cliente o por las transacciones que hacen las empresas y el uso de los instrumentos bancarios para toda clase de gestiones.
Si el cliente, multiplicado por cientos de miles a lo largo y ancho de todo el país, pacta intereses conjuntos con su banco, ingresa a la fórmula del win-win, ganar-ganar y el banco no se “perjudica” y el usuario respira hasta que pueda seguir generando con aire y tesón.
El cliente con la soga al cuello y que no puede pagar obligaciones, no lo hará aún cuando le ejecuten fianzas o garantías. El ahorcado NO PAGA DEUDAS. ¿Qué banco enjuiciará a 500 mil clientes al filo de la bancarrota?
¿Ha oído que nuestros legisladores tomen cartas en el asunto y busquen un equilibrio entre los cientos de miles de clientes y los bancos? De repente sí se preocupan de sus cuentas. ¡Cómo no!
Son horas difíciles. ¿Pedirle a los bancos realismo e imaginación es mucho solicitar a quienes tienen alfiles y defensores muy bien rentados en todas las instituciones?
18.01.2023
Señal de Alerta-Diario Uno
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