Arroz transgénico: Bayer deberá pagar daños y perjuicios
Dos millones de dólares de indemnización / «¡No a la autorización comunitaria para su importación!»
El juzgado de distrito de San Luis ha concedido una indemnización cercana a los dos millones de dólares a dos agricultores cuya cosecha arrocera resultó contaminada por variedades transgénicas de la Bayer CropScience AG. Este proceso se puede considerar como un primer ensayo de las 3.000 demandas de los cultivadores de arroz damnificados en los estados de Misuri, Arkansas, Texas y Misisipi.
El juzgado de distrito de San Luis ha concedido una indemnización cercana a los dos millones de dólares a dos agricultores cuya cosecha arrocera resultó contaminada por variedades transgénicas de la Bayer CropScience AG. Este proceso se puede considerar como un primer ensayo de las 3.000 demandas de los cultivadores de arroz damnificados en los estados de Misuri, Arkansas, Texas y Misisipi.
«Es un gran éxito para todos los agricultores estadounidenses damnificados por la contaminación con “Liberty Link”», afirmó Johnny Hunter, uno de los dos litigantes, quien añadió: «Espero que este fallo obligue a la firma BAYER a suspender sus irresponsables programas de prueba». Los miembros del jurado consideraron que la compañía mostró «negligencia» en cuanto a las medidas de seguridad y aceptaron casi la totalidad de las reivindicaciones del Sr. Hunter. Adam Levitt, uno de los abogados de los demandantes, espera que el monto de las indemnizaciones por daños y perjuicios alcance varios cientos de millones de dólares. Los próximos juicios tendrán lugar en enero.
En 2006, hizo su aparición en el mercado el arroz de grano largo transgénico «Liberty Link», resistente al peligrosísimo herbicida «Glufosinato», si bien entonces esta variedad de arroz no estaba autorizada en ninguna parte del mundo. Llegó a contaminarse cerca del 30% de la cosecha estadounidense, por lo que tanto la Unión Europea como Japón paralizaron la importación de arroz de los EE. UU. Según un estudio de Greenpeace, los daños a los agricultores afectados ascenderían a mil doscientos millones de dólares. BAYER y la Universidad del Estado de Luisiana habían realizado unos años antes pruebas en campo abierto con esta especie transgénica, lo que pudo provocar el cruce de variedades. No obstante, no ha sido posible determinar el origen exacto a pesar de llevar años investigándolo.
Philipp Mimkes, de Coordinación contra los peligros de BAYER (CBG de sus siglas en alemán) ha declarado que les complace la decisión adoptada por el tribunal de San Luis y exigen a BAYER que indemnice de forma inmediata a todos los agricultores damnificados, y conminan igualmente a la Unión Europea a que no autorice la importación de arroz «Liberty Link», pues no debe pasar por alto los riesgos ecológicos y sociales del arroz transgénico demostrados en los potenciales países cultivadores. El Sr. Mimkes reclama asimismo que el Gobierno alemán cumpla a rajatabla la normativa europea para no favorecer a los alimentos con ingredientes transgénicos, algo que ya se insinuó en el pacto de la coalición.
En el año 2003, el grupo empresarial BAYER solicitó la autorización para importar arroz de la variedad Liberty Link 62, solicitud que no llegó a aprobarse en ninguna de las numerosas votaciones del Consejo de Ministros, pero que a día de hoy aún no se ha revocado. Coordinación contra los peligros de BAYER ha presentado en repetidas ocasiones demandas de reconvención contra la junta general de BAYER a causa de los riesgos que el arroz transgénico entraña para el medio ambiente, los consumidores y los agricultores. El caso de los agricultores damnificados vuelve a demostrar una vez más que el cultivo de arroz transgénico conduce irremediablemente a la contaminación y a la extinción de variedades tradicionales de arroz. Cultivarlo en grandes extensiones tendría como consecuencia una mayor presencia de plagas y el consiguiente incremento del uso de peligrosos pesticidas.
www.CBGnetwork. org
En 2006, hizo su aparición en el mercado el arroz de grano largo transgénico «Liberty Link», resistente al peligrosísimo herbicida «Glufosinato», si bien entonces esta variedad de arroz no estaba autorizada en ninguna parte del mundo. Llegó a contaminarse cerca del 30% de la cosecha estadounidense, por lo que tanto la Unión Europea como Japón paralizaron la importación de arroz de los EE. UU. Según un estudio de Greenpeace, los daños a los agricultores afectados ascenderían a mil doscientos millones de dólares. BAYER y la Universidad del Estado de Luisiana habían realizado unos años antes pruebas en campo abierto con esta especie transgénica, lo que pudo provocar el cruce de variedades. No obstante, no ha sido posible determinar el origen exacto a pesar de llevar años investigándolo.
Philipp Mimkes, de Coordinación contra los peligros de BAYER (CBG de sus siglas en alemán) ha declarado que les complace la decisión adoptada por el tribunal de San Luis y exigen a BAYER que indemnice de forma inmediata a todos los agricultores damnificados, y conminan igualmente a la Unión Europea a que no autorice la importación de arroz «Liberty Link», pues no debe pasar por alto los riesgos ecológicos y sociales del arroz transgénico demostrados en los potenciales países cultivadores. El Sr. Mimkes reclama asimismo que el Gobierno alemán cumpla a rajatabla la normativa europea para no favorecer a los alimentos con ingredientes transgénicos, algo que ya se insinuó en el pacto de la coalición.
En el año 2003, el grupo empresarial BAYER solicitó la autorización para importar arroz de la variedad Liberty Link 62, solicitud que no llegó a aprobarse en ninguna de las numerosas votaciones del Consejo de Ministros, pero que a día de hoy aún no se ha revocado. Coordinación contra los peligros de BAYER ha presentado en repetidas ocasiones demandas de reconvención contra la junta general de BAYER a causa de los riesgos que el arroz transgénico entraña para el medio ambiente, los consumidores y los agricultores. El caso de los agricultores damnificados vuelve a demostrar una vez más que el cultivo de arroz transgénico conduce irremediablemente a la contaminación y a la extinción de variedades tradicionales de arroz. Cultivarlo en grandes extensiones tendría como consecuencia una mayor presencia de plagas y el consiguiente incremento del uso de peligrosos pesticidas.
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