Por Alfredo Palacios Dongo
Apenas iniciado el año 2019, el 1° de enero ocurrió otro derrame en el tramo II del Oleoducto Norperuano (ONP) en Santa Rosa, distrito Manseriche, Loreto (km 323), y aunque Petroperú no ha explicado las causas ni la cantidad de petróleo derramada, debe ser considerable porque el gobierno declaró la zona en Estado de Emergencia por “Muy Alto Riesgo” de peligro inminente para la salud (DS-014-2019-PCM-febrero 7). Un mes antes (27 noviembre 2018), en Morona (Km 193, Comunidad de Mayuriaga), se produjo un presumible atentado derramándose 8,000 barriles a la zona y al río Mayuriaga (afluente del Marañón), declarándose también Estado de Emergencia (DS-032-2019-PCM-febrero 20), en este caso, los comuneros impidieron ingresar al personal de Petroperú hasta recién hace 3 días iniciándose la reparación, esta situación ocasionó la paralización del ONP por 96 días (hasta hoy sábado) afectando las operaciones del Lote-192 (el más grande del país), del Lote-8 (Pluspetrol) y Lote-67 (Perenco), Petroperú inclusive propuso que la empresa ecuatoriana Oleoductos de Crudos Pesados (OCP) traslade el petróleo.
Derrames de petróleo: graves impactos ambientales
El ONP construido hace 45 años (1,106 km de tuberías) para transportar petróleo desde Loreto hasta la Refinería de Talara (Bayóvar, Piura), tiene un gran historial de derrames y paralizaciones. Entre 2016 y 2017 sufrió más de 20 derrames afectando con miles de barriles una amplia zona Amazónica, y además, distintos tramos estuvieron inoperativos más de un año, aunque Petroperú atribuye la mayoría de derrames a sabotajes, nunca se hallaron culpables, para la OEFA la mayoría se debieron por falta de mantenimiento preventivo (expediente 1306-2014). Una comisión investigadora del Congreso (noviembre 2017) presidida por el actual Premier César Villanueva, estableció que durante el período 2007-2016 fueron derramados en la Amazonía 25,000 barriles de petróleo dejando una gran carga social.
Bajo este panorama, a pesar que el DL-1292 (29 diciembre 2016) declara de necesidad pública e interés nacional la operación segura del ONP, poco o nada se ha avanzado, ni en trabajos integrales ni en remediación de los graves impactos ambientales causados. Aunque Petroperú manifestó recientemente que el oleoducto va a ser modernizado concluyendo el 2021, esta infraestructura requiere una inspección general en toda su extensión para detectar los puntos críticos de los ductos y los tramos a cambiar para luego ejecutarse un recorrido integral, cuya falta, conjuntamente a la falta de mantenimiento, de medidas de seguridad y de elementos tecnológicos modernos son factores determinantes para las roturas y derrames de petróleo.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 2 de marzo de 2019