La ministra Araoz sigue engañando
No es acuerdo, sino que de hecho es TLC con Chile, la ministra está poseída por la mentira
Preguntada por la prensa sobre el TLC con Chile, la ministra de Comercio Exterior, Mercedes Araoz, respondió que se trata de un acuerdo que está dentro del marco de la Aladi (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio), porque no es un tratado que requiera una autorización del Congreso, sino un informe, porque es una ampliación del ACE (Acuerdo de Complementación Económica).
No es acuerdo, sino que de hecho es TLC con Chile, la ministra está poseída por la mentira
Preguntada por la prensa sobre el TLC con Chile, la ministra de Comercio Exterior, Mercedes Araoz, respondió que se trata de un acuerdo que está dentro del marco de la Aladi (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio), porque no es un tratado que requiera una autorización del Congreso, sino un informe, porque es una ampliación del ACE (Acuerdo de Complementación Económica).
Como ya ha explicado, lo firmado con Chile es llamado acuerdo para burlar la autorización del Congreso, pero de hecho es un tratado de libre comercio (TLC), porque un tratado implica cambio de una o más leyes, como el mal llamado ACE, por lo tanto. Se trata de un TLC, porque cambia una ley, la Ley de Promoción Agraria.
El Acuerdo dice que no se puede exigir requisitos de desempeño que condicionen la compra de insumos peruanos de una empresa chilena que esté en el Perú. Según el tratado, la Ley de Promoción tiene requisitos de desempeño, en consecuencia tendrán que cambiar la Ley de Promoción Agraria, y es una infracción constitucional que tiene responsabilidad tanto como para el congreso como para el poder ejecutivo.
Otra mentira de la ministra es haber dicho que este TLC favorece más al Perú, porque nosotros vendemos más a Chile. No aclara la ministra que este balance es ocasional debido a los precios de los metales, específicamente del molibdeno, que Chile importa en bruto y lo procesa, quitando puestos de trabajo a peruanos.
La balanza comercial entre Perú y Chile corresponde a exportaciones peruanas de materias primas, en su mayoría, mientras que el Perú importa productos manufacturados de Chile. Esto significa que ese comercio no conviene al Perú, porque da empleo a los chilenos, mientras que los peruanos siguen desesperados saliendo del país en busca de trabajo.
Como gran logro la ministra dice que el TLC protegerá a los trabajadores peruanos allá, como si los empleadores chilenos no estuviesen obligados a pagar lo que por ley corresponde a los trabajadores peruanos. ¿Por qué no dice que los chilenos que vienen al Perú trabajan en cargos de jefaturas y gerencias, mientras que los peruanos en Chile tienen que contentarse con trabajos de empleados del hogar, albañilería y cocina? ¿Le parece eso equitativo a la ministra?
Pues esa es la realidad, no sólo que los peruanos en Chile están limitados a los puestos peor considerados, sino que son víctimas de discriminación, ya sea por su tipo étnico y en otros casos por su pobreza, que conlleva un bajo nivel cultural, por lo cual también son discriminados.
Lo más grave es que Chile no es un país civilizado, sino primitivo y bárbaro, pues los países civilizados ventilan sus controversias comerciales en los tribunales, mientras que Chile asocia la intervención de sus fuerzas armadas a sus inversiones, como está claramente precisado en su libro de defensa.
No nos extrañe que se repita la historia, pues la Guerra del Pacífico tuvo como pretexto a las inversiones chilenas salitreras en territorio boliviano. Ahora el problema energético chileno se agudiza, pero Alan García expone al país al proponer exportar gas a Chile, lo cual no sólo nos dejará sin reservas energéticas para nuestro futuro, sino que ofrecerá a Chile un buen pretexto para la guerra en caso decidamos no exportar para atender nuestras necesidades.
El Acuerdo dice que no se puede exigir requisitos de desempeño que condicionen la compra de insumos peruanos de una empresa chilena que esté en el Perú. Según el tratado, la Ley de Promoción tiene requisitos de desempeño, en consecuencia tendrán que cambiar la Ley de Promoción Agraria, y es una infracción constitucional que tiene responsabilidad tanto como para el congreso como para el poder ejecutivo.
Otra mentira de la ministra es haber dicho que este TLC favorece más al Perú, porque nosotros vendemos más a Chile. No aclara la ministra que este balance es ocasional debido a los precios de los metales, específicamente del molibdeno, que Chile importa en bruto y lo procesa, quitando puestos de trabajo a peruanos.
La balanza comercial entre Perú y Chile corresponde a exportaciones peruanas de materias primas, en su mayoría, mientras que el Perú importa productos manufacturados de Chile. Esto significa que ese comercio no conviene al Perú, porque da empleo a los chilenos, mientras que los peruanos siguen desesperados saliendo del país en busca de trabajo.
Como gran logro la ministra dice que el TLC protegerá a los trabajadores peruanos allá, como si los empleadores chilenos no estuviesen obligados a pagar lo que por ley corresponde a los trabajadores peruanos. ¿Por qué no dice que los chilenos que vienen al Perú trabajan en cargos de jefaturas y gerencias, mientras que los peruanos en Chile tienen que contentarse con trabajos de empleados del hogar, albañilería y cocina? ¿Le parece eso equitativo a la ministra?
Pues esa es la realidad, no sólo que los peruanos en Chile están limitados a los puestos peor considerados, sino que son víctimas de discriminación, ya sea por su tipo étnico y en otros casos por su pobreza, que conlleva un bajo nivel cultural, por lo cual también son discriminados.
Lo más grave es que Chile no es un país civilizado, sino primitivo y bárbaro, pues los países civilizados ventilan sus controversias comerciales en los tribunales, mientras que Chile asocia la intervención de sus fuerzas armadas a sus inversiones, como está claramente precisado en su libro de defensa.
No nos extrañe que se repita la historia, pues la Guerra del Pacífico tuvo como pretexto a las inversiones chilenas salitreras en territorio boliviano. Ahora el problema energético chileno se agudiza, pero Alan García expone al país al proponer exportar gas a Chile, lo cual no sólo nos dejará sin reservas energéticas para nuestro futuro, sino que ofrecerá a Chile un buen pretexto para la guerra en caso decidamos no exportar para atender nuestras necesidades.