El saqueo de Goldman Sachs y las calificadoras de riesgo
Por Humberto Campodónico
Hace 10 días el comité regulador del sector financiero de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) acusó de fraude al banco de inversión Goldman Sachs. Dice el SEC que Goldman Sachs “creó y vendió una inversión hipotecaria que estaba diseñada secretamente para irse a la quiebra”.
Torre Goldman Sachs |
Por Humberto Campodónico
Hace 10 días el comité regulador del sector financiero de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) acusó de fraude al banco de inversión Goldman Sachs. Dice el SEC que Goldman Sachs “creó y vendió una inversión hipotecaria que estaba diseñada secretamente para irse a la quiebra”.
El instrumento financiero fue Abacus 2007-AC1 y era uno de los 25 creados por Goldman Sachs para que ellos mismos —y algunos clientes selectos— pudieran apostar en contra del mercado inmobiliario. En otras palabras, comprando participaciones en el Abacus 2007, si la “burbuja inmobiliaria” reventaba se ganaba mucho dinero.
La formación de estos fondos no está prohibido y existen otros instrumentos similares. Así tenemos el Credit Default Swap (CDS) que permite apostar contra el riesgo de no pago (default), ya sea de bonos de mercados emergentes o de empresas corporativas.
Es por eso clave entender el contenido de la acusación. Dice la SEC que si bien Goldman les dijo a los inversionistas que “entraron” a Abacus que las hipotecas habían sido seleccionadas por un consultor independiente, el seleccionador fue John Paulson, el gerente de un fondo de inversión. Agrega la SEC que Goldman Sachs dejó que Paulson seleccionara los bonos hipotecarios contra los que quería apostar, es decir, que lo dejaron escoger aquellos que él creía que eran los más riesgosos y que, por tanto, perderían su valor.
Una vez escogidos los “bonos hipotecarios” podridos, Goldman Sachs los vendió a bancos extranjeros, fondos de pensiones y compañías de seguros, que solo ganaban si los bonos aumentaban su valor. Los bancos europeos IKB, ABN AMRO y otros inversionistas, según la SEC, perdieron más de US$ 1,000 millones cuando los “bonos podridos”, efectivamente, entraron en “default”. Mientras que Goldman Sachs se salió con la suya, actuando con premeditación, alevosía y ventaja.
Menos de una semana después, una Comisión del Senado que estudiaba la crisis financiera publicó una importante cantidad de correos electrónicos de varias empresas financieras, entre ellas de dos conocidas agencias calificadoras de riesgo, Moody’s y Standard and Poor’s (que, también, otorgan el grado de inversión a los países, incluido el Perú). En uno de los correos un funcionario de S&P dice que “tiene que usar sus recursos para masajear las hipotecas subprime para poder conservar nuestra participación en el mercado” (New York Times, 26/04/10). “Masajear” quiere decir “subir el precio” de manera artificial.
La conexión con el saqueo de Goldman Sachs se da porque son estas agencias las que califican a los “bonos hipotecarios”, como aquellos que prolijamente juntó John Paulson para formar Abacus 2007 y saquear a los inversionistas, que creían a pie juntillas en las calificaciones de Moody’s y S&P.
¿Saben qué se ha demostrado? Que “del 100% de las hipotecas subprime empaquetadas en bonos que obtuvieron el sello AAA por las calificadoras de riesgo en el 2006, el 93% —sí el 93%— ha sido ahora degradado al estatus de basura (junk). Lo que estos correos revelan es un sistema profundamente corrupto” (Paul Krugman, New York Times, 26/04/10).
De eso no cabe duda alguna. Lo que hay que ver ahora es, de un lado, cuál es el castigo para estos ladrones de guante y chistera y, de otro, si esto le permite a Obama aprobar la ley de regulación del sistema financiero antes de las elecciones de noviembre. Dicho esto, cualquier similitud con lo que está pasando aquí no pasa de ser un comentario malicioso y absolutamente interesado. Aquí les ganamos 100 a 1 en corrupción (además de que están metidos los políticos) y, faltaba más, nadie va a la cárcel.
www.cristaldemira.com
La formación de estos fondos no está prohibido y existen otros instrumentos similares. Así tenemos el Credit Default Swap (CDS) que permite apostar contra el riesgo de no pago (default), ya sea de bonos de mercados emergentes o de empresas corporativas.
Es por eso clave entender el contenido de la acusación. Dice la SEC que si bien Goldman les dijo a los inversionistas que “entraron” a Abacus que las hipotecas habían sido seleccionadas por un consultor independiente, el seleccionador fue John Paulson, el gerente de un fondo de inversión. Agrega la SEC que Goldman Sachs dejó que Paulson seleccionara los bonos hipotecarios contra los que quería apostar, es decir, que lo dejaron escoger aquellos que él creía que eran los más riesgosos y que, por tanto, perderían su valor.
Una vez escogidos los “bonos hipotecarios” podridos, Goldman Sachs los vendió a bancos extranjeros, fondos de pensiones y compañías de seguros, que solo ganaban si los bonos aumentaban su valor. Los bancos europeos IKB, ABN AMRO y otros inversionistas, según la SEC, perdieron más de US$ 1,000 millones cuando los “bonos podridos”, efectivamente, entraron en “default”. Mientras que Goldman Sachs se salió con la suya, actuando con premeditación, alevosía y ventaja.
Menos de una semana después, una Comisión del Senado que estudiaba la crisis financiera publicó una importante cantidad de correos electrónicos de varias empresas financieras, entre ellas de dos conocidas agencias calificadoras de riesgo, Moody’s y Standard and Poor’s (que, también, otorgan el grado de inversión a los países, incluido el Perú). En uno de los correos un funcionario de S&P dice que “tiene que usar sus recursos para masajear las hipotecas subprime para poder conservar nuestra participación en el mercado” (New York Times, 26/04/10). “Masajear” quiere decir “subir el precio” de manera artificial.
La conexión con el saqueo de Goldman Sachs se da porque son estas agencias las que califican a los “bonos hipotecarios”, como aquellos que prolijamente juntó John Paulson para formar Abacus 2007 y saquear a los inversionistas, que creían a pie juntillas en las calificaciones de Moody’s y S&P.
¿Saben qué se ha demostrado? Que “del 100% de las hipotecas subprime empaquetadas en bonos que obtuvieron el sello AAA por las calificadoras de riesgo en el 2006, el 93% —sí el 93%— ha sido ahora degradado al estatus de basura (junk). Lo que estos correos revelan es un sistema profundamente corrupto” (Paul Krugman, New York Times, 26/04/10).
De eso no cabe duda alguna. Lo que hay que ver ahora es, de un lado, cuál es el castigo para estos ladrones de guante y chistera y, de otro, si esto le permite a Obama aprobar la ley de regulación del sistema financiero antes de las elecciones de noviembre. Dicho esto, cualquier similitud con lo que está pasando aquí no pasa de ser un comentario malicioso y absolutamente interesado. Aquí les ganamos 100 a 1 en corrupción (además de que están metidos los políticos) y, faltaba más, nadie va a la cárcel.
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