World Travel Awards
El Perú ganó, por segundo año consecutivo, el premio al mejor destino culinario del mundo, tras superar a gigantes como China, Francia, México, España, Italia, Japón, Malasia y Estados Unidos.
El boom gastronómico peruano es más que una moda, es una realidad. El sábado pasado, en Doha (Catar) nuestra gastronomía lo reconfirmó logrando por segundo año consecutivo ser reconocido en la categoría Mejor Destino Culinario del Mundo en los World Travel Awards (WTA), considerado los Oscar del turismo.
Los reconocimientos a nuestro país se iniciaron en 2011 cuando se ubicó en el ranking de WTA como Mejor Destino Culinario de Sudamérica; en 2012 ascendió hasta tener el galardón mundial, y este año se mantiene en el primer lugar.
En esta edición, el Perú participó en su categoría junto a otros países nominados de gran nivel como China, Francia, México, España, Italia, Japón, Malasia, Australia y Estados Unidos.
El presidente de la Sociedad Peruana de Gastronomía, Bernardo Roca Rey, comentó que es un orgullo para los peruanos este reconocimiento, pues todos somos parte de este logro. “El gran equipo que conformamos la hermosa cadena de sabor que es nuestra gastronomía: agricultores, pescadores, vivanderas, carretilleras, meseros, cocineros, comensales, todos hemos trabajado en equipo y este premio demuestra que somos un gran equipo, capaz de conseguir muchas cosas.”
A esta alegría se suma el compromiso de seguir consolidando a nuestra culinaria como la mejor del mundo.
“Soy consciente de que hay aún mucho por hacer en nuestra gastronomía, pero feliz de saber que lo vamos a conseguir y ser el mejor destino culinario del mundo por muchos años”, enfatizó.
Nuestro país fue reconocido también como Mejor Destino Verde por Machu Picchu y la Mejor Oficina de Turismo de Sudamérica por Promperú. Con información de El Peruano.
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Hambre y TBC: Fracaso inocultable “El Perú es un país que cita la cocina en cada vuelta de la conversación, pero en el que una parte importante de sus habitantes convierten cada comida del día en un ejercicio de supervivencia, casi siempre esquivo y lleno de incógnitas. Se lo escuché hace siete años a un cocinero español, el vasco Juan Mari Arzak, con quien coincidí en mi primera visita al Perú: ‘No se puede hablar de gastronomía en un país que pasa hambre’”. |
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