Félix Jiménez*
Hoy nadie duda de la existencia de un proceso de desaceleración del crecimiento de la economía peruana. Lo que se está discutiendo, en consecuencia, es si se puede evitar que se frene el crecimiento y caer en la denominada trampa del ingreso medio. Sin embargo, para ponderar la pertinencia de las respectivas propuestas de política, es importante saber por qué se está enfriando la economía y si el límite que impide la sostenibilidad del crecimiento está en el propio patrón de acumulación de capital y en la estructura productiva configurada en las dos décadas de neoliberalismo.
Deterioro de las condiciones externas y enfriamiento
La economía peruana se está enfriando por la desaceleración de los precios de las materias primas, el estancamiento de la economía internacional y el endurecimiento de las condiciones de financiamiento externo como resultado del cambio en la política monetaria de los Estados Unidos. Este deterioro persistente del entorno internacional ha puesto en evidencia, además, el límite que el propio estilo de crecimiento tiene para sostenerse en el tiempo en las condiciones externas actuales.
El enfriamiento de la economía, por tanto, puede devenir en una senda de crecimiento lento o desembocar en estancamiento, con las consecuencias negativas que tendría para el empleo, la reducción de la pobreza y la recaudación fiscal. Esta posible situación es denominada por algunos economistas la trampa de ingreso medio y que yo llamo, por razones intrínsecas al propio modelo económico, la trampa del milagro económico peruano.
El motor del alto crecimiento económico de la última década se ubicó no en los mercados internos del país, sino en los mercados internacionales: el aumento de la demanda externa (impulsado por el crecimiento de China), y el creciente aumento de los precios de los minerales. Este milagro peruano se produjo en un contexto de apertura comercial y financiera (con varios tratados de libre comercio y condiciones blandas de financiamiento externo).
Durante ese entorno externo favorable, aumentaron la inversión extranjera directa y los flujos de capital internacional que estimularon, ambos, el notable crecimiento del crédito interno en moneda extranjera y en moneda nacional.
Los precios relativos del milagro peruano
El alto crecimiento con apertura comercial y financiera fue acompañado, entonces, por una significativa apreciación cambiaria en términos reales. No solo entran capitales por el crecimiento de las exportaciones primarias (que ocasionan enfermedad holandesa), sino también porque aumentan las inversiones foráneas en cartera y porque los bancos se endeudan en el exterior para prestar en el mercado doméstico en dólares.
Se modifican así los precios relativos en contra de los sectores que producen bienes transables o comercializables a nivel internacional, como la manufactura y la agroindustria. Las exportaciones no tradicionales sufren una pérdida de competitividad notable. Entre agosto de 2006 y abril de 2013, el tipo de cambio real multilateral se redujo en 16.1%.
El otro efecto fue el incremento espectacular de las importaciones. En 2003 las importaciones totales fueron equivalentes al 168% de la producción manufacturera, y al 111% de la producción manufacturera y agropecuaria, en conjunto. Aunque aumentaron las exportaciones, no se puede decir que el crecimiento económico fue exportador, porque sus efectos fueron contrarrestados por el desplazamiento de la producción de bienes transables que originó el creciente aumento de las importaciones.
La trampa del milagro económico peruano
En resumen, el crecimiento económico fue liderado por las exportaciones primarias y por los sectores no transables de comercio, servicios y construcción. Los tres sectores absorben el 63.5% del empleo, mal remunerado y de baja productividad, y explican el 74.2% del PBI. Si le adicionamos la Agricultura, que en lo fundamental es todavía tradicional, los cuatro sectores explican el 81.3% del PBI y emplean al 87.7% de los trabajadores.
Cuando el motor externo no funciona bien o se apaga, se debilita el liderazgo de los sectores no transables que en 2013 explicaron cerca del 90% del crecimiento del PBI (5.0%). El alto crecimiento ya no se puede sostener sin el motor externo. Además, como, en promedio, creció más la inversión en construcción que en equipamiento y maquinaria, se produjo una relativa reducción de la capacidad productiva per cápita. Por tanto, aumentos sostenidos del PBI per cápita mediante aumentos significativos de la capacidad productiva serían imposibles sin un aumento significativo del déficit comercial y, por tanto, del déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. El propio estilo de crecimiento ha generado su trampa.
A modo de conclusión
Dos propuestas de política están en discusión. Una, que no ubica el freno al crecimiento en el patrón de acumulación y la estructura productiva, y que propone, entre otras medidas, eliminar las «rigideces» en el mercado laboral, flexibilidad cambiaria y, mejorar el clima de negocios reduciendo el grado de involucramiento del Estado en la economía. Para los que sostienen esta propuesta, las políticas contracíclicas son contraproducentes. Y la otra, que es la nuestra, propone cambiar el motor del crecimiento, diversificando el aparato productivo, cambiando la matriz energética y dejando que el tipo de cambio aumente hasta recuperar los niveles de competitividad que viabilicen la expansión de la manufactura y la agroindustria, y aplicando políticas fiscal y monetaria contracíclicas.
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* Dr. en Economía, Profesor Principal en la PUCP.
La Primera, Lima 10-05-2014
http://laprimeraperu.pe/columna/trampa-del-ingreso-medio-o-trampa-del-milagro-peruano/
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