Por Juan Sheput
A pesar del optimismo irresponsable del gobierno, que maquilla la inpetitud de sus altos funcionarios, los síntomas de la crisis económica ya se dejan sentir en el país: despidos, caída de exportaciones, bajo consumo de energía, costos sociales altos, déficit fiscal, poca recaudación, etcétera.
Y como los empresarios son pragmáticos y lo peor que pueden hacer es incurrir en el autoengaño han cambiado su percepción respecto a la crisis. Así lo dice un último estudio de Ernst & Young que indica que "el 78% de las 500 empresas más importantes del país consideran que este año sus riesgos se incrementarán debido al escenario de crisis mundial" lo cual es mucho mayor al 21% que tenía esa percepción el año pasado. Pero no es la única cifra. Un 64% considera a la crisis global como un gran riesgo, contra un 17% que pensaba en ello el año pasado.
Ello nos lleva a la siguiente pregunta ¿Qué pasa con nuestro empresariado? ¿Es posible que para sus proyecciones no analicen el entorno, sobre todo el político y económico? ¿Qué lectura o datos los alimenta? ¿Tiene el gobierno tanta credibilidad que el optimismo irresponsable que inmoviliza los capturó?
La crisis económica ya llegó. Y lo más lamentable es que el gobierno del presidente Alan García ha optado por esperar a que el tiempo lo solucione todo, pues no hay ni una medida específica, contundente, en contra de la crisis, salvo gastar. Y ya se ha recomendado que el gasto por sí mismo, sin otras medidas complementarias, sólo nos lleva a más corrupción y despilfarro.