Las dos dimensiones de la crisis sistémica
Por Humberto Campodónico
La expresión “crisis sistémica” se utiliza cada vez con mayor frecuencia pero de manera muy vaga, por lo que necesita ser precisada. Para nosotros designa dos procesos: el primero es la sobreproducción de mercancías como consecuencia de la sobreacumulación de capital en la forma de fábricas y máquinas (por ejemplo, en las fábricas de autos General Motors y Ford, en EE. UU.).
.......François Chesnais |
La expresión “crisis sistémica” se utiliza cada vez con mayor frecuencia pero de manera muy vaga, por lo que necesita ser precisada. Para nosotros designa dos procesos: el primero es la sobreproducción de mercancías como consecuencia de la sobreacumulación de capital en la forma de fábricas y máquinas (por ejemplo, en las fábricas de autos General Motors y Ford, en EE. UU.).
El segundo proceso tiene que ver con la destrucción de capital ficticio en una escala importante, lo que se constata, por ejemplo, con la “desaparición” de centenares de miles de millones de dólares en las Bolsas de Valores y, también, en pérdidas de similar magnitud en la casi totalidad de los sistemas financieros del planeta.
Esto es lo que dice el economista marxista francés François Chesnais, en un artículo de diciembre pasado (1). Agrega que para entender los orígenes de la actual crisis, primero hay que analizar a profundidad el segundo de los dos procesos, es decir, la preeminencia del capital financiero:
“En EEUU que se viene practicando el recurso a la creación de capital ficticio desde principios de los 90, bajo tres modalidades: el crédito a las empresas, los créditos hipotecarios y los créditos de consumo. Es esto lo que ha permitido el crecimiento artificial del mercado doméstico de valores (la Bolsa) hasta mediados del 2008 (recordemos que millones de jubilados tenían su dinero depositado en la Bolsa)”.
Estas tres modalidades crecieron al amparo de la burbuja creada por la enorme reducción de las tasas de interés y alentada por la desregulación financiera. Refiriéndose al alza de las acciones en la Bolsa dice que “se crea la ilusión de que los mercados financieros serían generadores de valor. Esta ilusión adquiere la fuerza de una creencia cuando las cotizaciones se mantienen al alza durante un periodo largo. Este aumento de la llamada “capitalización bursátil” es un aspecto del fetichismo del dinero analizado por Marx, que se destruye y desaparece cuando viene el “krach”.
Dicho esto, Chesnais regresa a la segunda dimensión “sistémica”: “La oferta de mercancías sobrepasa las necesidades de la demanda y esto se debe a que hay un exceso de fábricas en el mundo. Esto significa que se deben desechar una gran cantidad de medios de producción, lo que implica el desempleo de los asalariados”. Chesnais nos da cifras sobre las quiebras y cierres de fábricas en EE. UU., Europa y Japón, así como sobre el creciente desempleo.
Y precisa: “La crisis actual de producción, que viene inmediatamente después de una sobreacumulación de capital ficticio, se produce al final de una larga fase (más de 50 años) de acumulación casi ininterrumpida, lo que es la fase más larga de toda la historia del capitalismo”.
Ahora la crisis de sobreproducción no se da solo en los países industrializados, sino que todo el mundo “entra en la danza” como consecuencia de la mundialización, de la liberalización comercial y financiera de los últimos 30 años. El caso de China es el más evidente: este país no ha tenido un incremento de “capital ficticio” sino que, por el contrario, ha aumentado su capacidad productiva (es “la fábrica del mundo”) en gran parte hacia la exportación. Por eso es que también siente a fondo la crisis.
Para terminar, dice Chesnais que la crisis actual tiene también un fuerte componente ecológico que es necesario incorporar. En relación con los planes de salvataje de los gobiernos, afirma que no se ve nada nuevo sino tratar de mantener el statu quo precrisis (para lo cual se recurre al enorme aumento de la deuda pública) con algo más de mecanismos reguladores.
De su lado, plantea que “lo que está en juego en esta crisis sistémica, que recién está en sus comienzos, no es otra cosa que los medios que sirven para producir las riquezas, por lo tanto, sobre las decisiones que tienen que ver con lo que se va a producir y el para quién y el cómo se va a llevar a cabo esta producción”.
(1) La recesión mundial: momento, interpretaciones y perspectivas, Carré Rouge # 39, diciembre 2008, París. Chesnais es autor de La mundialización del capital (Editions Syros, París, 1994), Las finanzas mundializadas (La Découverte, París, 2004) y Crack del Capitalismo mundial, Cóndor Editores, Lima, 2008.
Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com
Esto es lo que dice el economista marxista francés François Chesnais, en un artículo de diciembre pasado (1). Agrega que para entender los orígenes de la actual crisis, primero hay que analizar a profundidad el segundo de los dos procesos, es decir, la preeminencia del capital financiero:
“En EEUU que se viene practicando el recurso a la creación de capital ficticio desde principios de los 90, bajo tres modalidades: el crédito a las empresas, los créditos hipotecarios y los créditos de consumo. Es esto lo que ha permitido el crecimiento artificial del mercado doméstico de valores (la Bolsa) hasta mediados del 2008 (recordemos que millones de jubilados tenían su dinero depositado en la Bolsa)”.
Estas tres modalidades crecieron al amparo de la burbuja creada por la enorme reducción de las tasas de interés y alentada por la desregulación financiera. Refiriéndose al alza de las acciones en la Bolsa dice que “se crea la ilusión de que los mercados financieros serían generadores de valor. Esta ilusión adquiere la fuerza de una creencia cuando las cotizaciones se mantienen al alza durante un periodo largo. Este aumento de la llamada “capitalización bursátil” es un aspecto del fetichismo del dinero analizado por Marx, que se destruye y desaparece cuando viene el “krach”.
Dicho esto, Chesnais regresa a la segunda dimensión “sistémica”: “La oferta de mercancías sobrepasa las necesidades de la demanda y esto se debe a que hay un exceso de fábricas en el mundo. Esto significa que se deben desechar una gran cantidad de medios de producción, lo que implica el desempleo de los asalariados”. Chesnais nos da cifras sobre las quiebras y cierres de fábricas en EE. UU., Europa y Japón, así como sobre el creciente desempleo.
Y precisa: “La crisis actual de producción, que viene inmediatamente después de una sobreacumulación de capital ficticio, se produce al final de una larga fase (más de 50 años) de acumulación casi ininterrumpida, lo que es la fase más larga de toda la historia del capitalismo”.
Ahora la crisis de sobreproducción no se da solo en los países industrializados, sino que todo el mundo “entra en la danza” como consecuencia de la mundialización, de la liberalización comercial y financiera de los últimos 30 años. El caso de China es el más evidente: este país no ha tenido un incremento de “capital ficticio” sino que, por el contrario, ha aumentado su capacidad productiva (es “la fábrica del mundo”) en gran parte hacia la exportación. Por eso es que también siente a fondo la crisis.
Para terminar, dice Chesnais que la crisis actual tiene también un fuerte componente ecológico que es necesario incorporar. En relación con los planes de salvataje de los gobiernos, afirma que no se ve nada nuevo sino tratar de mantener el statu quo precrisis (para lo cual se recurre al enorme aumento de la deuda pública) con algo más de mecanismos reguladores.
De su lado, plantea que “lo que está en juego en esta crisis sistémica, que recién está en sus comienzos, no es otra cosa que los medios que sirven para producir las riquezas, por lo tanto, sobre las decisiones que tienen que ver con lo que se va a producir y el para quién y el cómo se va a llevar a cabo esta producción”.
(1) La recesión mundial: momento, interpretaciones y perspectivas, Carré Rouge # 39, diciembre 2008, París. Chesnais es autor de La mundialización del capital (Editions Syros, París, 1994), Las finanzas mundializadas (La Découverte, París, 2004) y Crack del Capitalismo mundial, Cóndor Editores, Lima, 2008.
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