Jorge Manco Zaconetti
Estamos siendo testigos de “tiempos violentos”, donde la seguridad y la paz mundial están en cuestión, realidad que nos hacen recordar a los años previos a la II Guerra Mundial, por la evidente competencia por la hegemonía entre una potencia decadente como los Estados Unidos de Norteamérica y una potencia emergente como la República Popular China, y nuestro país está involucrado, y debe mantenerse una política de no alineamiento responsable sacando el mayor provecho de las posiciones ventajosas de nuestro país.
En dicho conflicto nuestro país es percibido como una fuente productora de materias primas, en particular de cobre y oro, que el gigante asiático demanda fuertemente; a ello se suma la privilegiada ubicación en el mapa geográfico de América del Sur, estamos al centro y el Megapuerto de Chancay refuerza tal realidad; por último, por la historia y por la presencia significativa de una población inmigrante de origen chino, entre otras consideraciones.
Los tiempos cambian tan rápido, que muy pocos analistas hace 60 años, un período corto en la historia, podían haber pronosticado el derrumbe y descomposición de la Unión de Repúblicas Socialistas (URSS) en 1989. Ahora, la Federación Rusa de Putin sigue siendo considerada una potencia económica y política, sobre todo por su industria militar, y los abundantes recursos sobre todo de petróleo y gas natural que abastecen a los países limítrofes.
Los países de Europa Occidental, USA y los países vecinos en especial Polonia, Alemania, los países bálticos dependen sobremanera del abastecimiento del gas natural proveniente de Rusia, la misma que mantiene una guerra con Ucrania desde febrero del 2022 que no tiene fecha de término y peor tiende a comprometer a más países, con una clara política anti rusa. Una guerra que presiona por la demanda de productos mineros, pues la industria de armas de Alemania, Suecia, Suiza, Francia, Italia en especial dependen de las materias primas básicas que Perú y Chile producen, en especial del cobre.
La República Popular China, en una extraña mezcla de capitalismo de estado, y el monopolio del poder en el Partido Comunista, tiene crecientes inversiones en Asia, África, pero en especial en América Latina; entre ellos los más de US $ 30 mil millones de dólares invertidos en el Perú en sectores estratégicos como la minería, la energía, gas, puertos entre otros.
Es más, China es el principal mercado para las exportaciones de América Latina y del Perú en especial, donde las exportaciones mineras de cobre, hierro, zinc, plomo ocupan la mayor participación. Y el cobre representa un tercio del total de exportaciones del Perú, que deben superar los US $ 65 mil millones de dólares.
Debiera haber una política de Estado de largo plazo para que nuestro país supere de lejos los US $ 100 mil millones de dólares anuales, y uno de los pocos sectores que concentran el interés de los inversionistas transnacionales, es la minería, por la rentabilidad que debiera ser compartida con equilibrio con el Estado, trabajadores y la comunidad del entorno.
El gigante asiático se ha convertido en la segunda economía a nivel mundial en cuanto al valor de la producción (PIB) pero ocupa un 72.º lugar en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) para 2022 según las estadísticas del Banco Mundial. Pero aún con tasas de crecimiento del 5 % supera al Japón, y los Estados Unidos.
Por ello no resulta una casualidad histórica que la economía china se haya convertido en la principal exportadora a nivel mundial con más de 3.2 billones de dólares, donde el 93 % de dichas exportaciones estén constituidas por productos manufacturados, desplazando a los Estados Unidos, Japón y Alemania respectivamente.
En este contexto de acelerado cambios, de una mayor preocupación por el medio ambiente, acuerdos internacionales, políticas públicas en los países sobre todo de Europa Occidental han optado por la promoción de las energías limpias, de las renovables no convencionales como la generación eólica, utilizando la fuerza de los vientos, el uso de la energía solar, todas ellas intensivas en el consumo del cobre.
Las energías limpias no convencionales como la eólica y las solares son intensivas en el uso del cobre, al igual que el moderno parque automotor está sustituyendo el uso de combustibles derivados del petróleo, por los autos eléctricos. En Europa Occidental al 2050 todo el parque automotor debe ser eléctrico. Y en este contexto las empresas chinas, gigantes en la fabricación superan la producción de autos alimentados por la electricidad, así con una producción de más de 6 millones de unidades anuales al 2022, están liderando la producción.
Por tanto, se demandará más cobre a los países productores como el Perú que tiene importantes proyectos de inversión que necesitan ser destrabados. Con la estadística oficial del Ministerio de Energía y Minas, existen 31 proyectos mineros que comprometen inversiones cercanas a los US $ 40 mil millones de dólares, siendo los más importantes por los volúmenes de inversión proyectados El Galeno en Cajamarca con compromisos de inversión de US $ 3,500 millones, Río Blanco en Piura en Piura por US $ 2,792; Los Chancas en Apurímac por 2,600 millones; Yanacocha Sulfuros en Cajamarca por 2,500 millones; Michiquillay también en Cajamarca con un compromiso de inversión de US $ 2,500 millones. Entre los más importantes.
En realidad, para retomar el crecimiento económico, la creación de riqueza, nuestro país demanda mayores inversiones privadas en los sectores extractivos como la minería, con la debida responsabilidad social, ambiental y tributaria, para generar empleo directo e indirecto.
Por un puesto de trabajo formal en el sector se generan ocho empleos indirectos en otros sectores. Este efecto multiplicador no lo tienen otros sectores lamentablemente.
Refuerza la demanda de cobre, la difusión en, en USA, Canadá, Europa la difusión de las casas inteligentes, las nuevas tecnologías de la información y los posibles conflictos bélicos están incrementando la demanda de cobre, disparando los precios del “metal rojo”, ante la debilidad de la oferta mundial de cobre.
Por ello, consultoras reconocidas pronostican que habrá un fuerte desequilibrio entre la Oferta y Demanda Mundial de cobre, y los precios del cobre como del litio, llegarán a niveles superiores a los US $ 5 dólares la libra. Actualmente bordean los US $ 4 dólares, pero se pronóstica que al 2030 habrá un déficit del 20 % en la relación mundial de la producción/consumo, y nuestro país debería aprovechar esta oportunidad del mercado mundial.
PERÚ Y CHILE
Se debe tener presente que entre el Perú y Chile detentan las mayores reservas de cobre a nivel mundial, casi el 40 %, pero Chile en el 2023 registró una producción de 5.2 millones de toneladas, ocupando el primer puesto de la producción mundial, donde la empresa estatal
chilena Codelco, con sus viejas minas de Chuquicamata, El Teniente, Salvador Allende es responsable de una producción de 1.3 millones de toneladas, lo que representa el 25 % de la producción de cobre en nuestro vecino del sur, siendo el principal productor la empresa estatal.
En cambio, en nuestro país la producción cuprífera alcanzó los 2.7 millones de toneladas de cobre, donde el mayor productor es la Mra. Cerro Verde situada en Arequipa con una producción de 466 mil toneladas con bajos costos de producción, y a diferencia de Chile no existe ninguna empresa estatal en el sector más rentable de la economía peruana.
Sin embargo, el Perú tiene el potencial cuprífero para igualar e incluso superar la producción de nuestro vecino, si fueran realidad los proyectos mineros que en nuestro país deben ser destrabados, mediante un gran acuerdo y diálogo nacional que suponga ganancias compartidas entre las empresas, el Estado y sobre todo con las comunidades y las regiones mineras que por falta de institucionalidad, débil transparencia y corrupción han hecho mal uso de los recursos percibidos por canon y regalías mineras entre otras transferencias.
Al mes de febrero de 2024, según la estadística del Ministerio de Energía y Minas, se tienen en cartera más de 51 proyectos mineros sobre todo cupríferos por inversiones superiores a los US $ 55 mil millones de dólares. En tal sentido, no debemos “perder el tren de la historia”, la oportunidad histórica de monetizar, poner en valor los recursos mineros y negociar su industrialización doméstica. Por lo menos exportemos productos mineros refinados, y no como concentrados. Ello supone la construcción de más refinerías de cobre en el país. Mientras el Perú
solamente tiene la Refinería de Ilo-Moquegua que se construyó en el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado y fue privatizada a “precio de ganga” por el fujimorismo, Chile tiene ocho refinerías de cobre y exporta cobre fino, teniendo mejores ingresos para las empresas y el país sureño.
Diario Uno, 15.06.2024