La reforma del Estado tardará diez años

Nuria Sparch
Por Humberto Campodónico


Nuria Esparch, jefa nacional de SERVIR, dijo hace poco: “Estamos dando los primeros pasos para avanzar en la Reforma del Estado. Reducir las escalas remunerativas, eliminar los topes salariales y definir un modelo de carrera pública podría tardar unos diez años. En lo que se refiere a las 157 escalas remunerativas existentes, queremos bajarlas a 25, lo cual no está mal. Estimo que tardaremos de 3 a 4 años en concretar esta tarea” (Gestión, 3/02/2010).


¿Eso quiere decir que, mientras tanto, los ascensos por meritocracia seguirán durmiendo el “sueño de los justos”? ¿Y, también, que los bajos sueldos de los trabajadores del sector público —incluidas las FFAA y policiales— seguirán estancados en su nivel de hace 20 años, mientras se reducen las escalas de 157 a 25?

Lamentablemente, sí, porque este gobierno no ha encarado la Reforma del Estado a pesar de contar con todos los instrumentos legales. Recordemos que, bajo Toledo, la PCM realizó una serie de importantes estudios para llevar adelante esta Reforma —que culminaron en sendos proyectos de ley— pero que nunca llegaron al Congreso. Antes, en el 2000, la Iniciativa Agenda Perú ya tenía un plan completo de Reforma del Estado (1).

No solo eso. En su Programa de Gobierno 2006, el APRA planteó, dentro del capítulo Modernización del Aparato Estatal, “reformar la carrera pública (ley del funcionario público), en la que se definan los cargos de confianza y de carrera de los organismos públicos” (acápite 19). Más aún, en noviembre del 2006, el Poder Ejecutivo envió al Congreso el Proyecto de Ley (PL) 686, que modifica la Ley de Bases de la Carrera Administrativa y de Remuneraciones del Sector Público (el DL 276).

El PL 686 es clarísimo. Dice que “el ingreso, la permanencia, mejoras remunerativas y de condiciones de trabajo, y ascensos en la Carrera Administrativa se fundamentan en el principio de mérito, desempeño y capacidad de los postulantes y de los servidores públicos” (Art. 1). Pero el proyecto quedó en proyecto.

Dos años más tarde, en junio del 2008, al son de los decretos legislativos para “adecuarnos” al TLC con EE. UU., se promulgó el DL 1023, que crea la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR), con lo cual todo vuelve a fojas cero. Y, según la Sra. Nuria Esparch, jefa de SERVIR, tenemos para 10 años más.

¿Qué se ha hecho, entonces? Casi nada. En el 2007 se fusionaron algunos Organismos Públicos Descentralizados (OPDs). Por ejemplo, Prompex fue a Promperú, la Unidad de Inteligencia Financiera pasó a la SBS y la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) a Relaciones Exteriores. Y en enero del 2009, con Yehude Simon de Premier, se promulgó el DU 001 2009, aumentando el sueldo a los ministros (que fue rápidamente derogado). Vaya, vaya.

SERVIR se ha dedicado, en lo fundamental, a capacitar a gerentes públicos (ya hay más de 50), introduciendo el errado criterio de que “la reforma comienza por la cabeza”, lo que deja para las calendas griegas a los 684,000 funcionarios públicos activos (cifra del censo del MEF para el 2004). La pérdida de competitividad que esto implica es enorme.

Para terminar, el argumento de siempre es que “no hay plata para la reforma del Estado”. Oiga, ¿pero no habido tres años de enormes superávits fiscales del 2006 al 2008 con que se pudo, aunque sea, comenzar la Reforma? Sí, hubo. Pero sucede que, para los neoliberales, la reforma del Estado (que incluye la meritocracia y los sueldos) es la última rueda del coche. Por eso es que ocupamos el sótano de la región en cuanto a servicio civil se refiere. Y seguiremos así, con uno que otro parche, para que los reclamos (que, justificadamente, se vienen fuertes) no incendien la pradera.

(1) Ver Cristal de Mira, Por una ley de la carrera y de las remuneraciones públicas, 9/01/09 y Reforma del Estado: Perú en el sótano de la región, 7/08/09.

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